I. Realidad

102 11 6
                                    

«La vie est belle» Leí en el póster a mis espaldas que se podía divisar desde el espejo, era un claro ejemplo de que a Jenny le gustaban esas películas perdedoras del cine Francés. <Deberías ver algunas películas, Hanna . Son ideales para personas miserables que no creen en la vida.> Era una de las cosas que Jenny siempre decía.

Suspire con cansancio mientras peinaba mi cabello pelirrojo realmente necesitaba un corte, las puntas maltratadas se podían detectar a kilómetros y a Aaron no le gustara que una de sus chicas tenga el cabello horrendo, ya que, los clientes podrían quejarse sobre ello.

- ¡Scarlett! ¡Es el turno de tu presentación!- grito Lisa desde la puerta.

- Si, si, si. - afirme con cansancio. Levante mis senos que estaban dentro un corset negro y me incorpore con fastidio, una mujer con pechos enormes, cabello negro y ojos azules me detuvo a medio camino para peinar mi cabello con sus dedos y limpiar mi traje negro de látex con sus manos. La observaba con los brazos cruzados mientras mis ojos rodaban por la costumbre de esta mujer.

-¡Jenny!¡ YA BASTA! ¡TENGO QUE SALIR, AARON VA A MOLESTARSE!!- grite cansada.

- Tus puntas están abiertas, Sabes que Aaron se molestara mucho más por esto.- sentencio la mujer tomando un mechón de mi cabello.

- ¿En serio? ¡Gracias por darte cuenta Jenny! - dije con sarcasmo. Jenny negó con la cabeza y corrió tras su tocador y tomo laca para cabello, colocándomelo de forma que parecía que tenia bucles.

- Bien allí, esta. Ahora sí que es pasable- sonrió victoriosa.

- ¿Ahora si puedo irme , mamá?- espete.

- Si, si vete ahora... ¡De nada por cierto!- grito. No le agradecí al salir, ya que, había perdido tiempo y Aaron esperaba cerca del escenario con los brazos cruzados. El era un hombre alto, corpulento, calvo y de ojos azules. Su traje negro lo hacía aun mas intimidante. El velaba por todas las chicas que estaban en este lugar que aparentaba ser un bar común y corriente pero quienes eran clientes habituales sabían que también podían conseguir mujeres por un par de billetes y teníamos la clara advertencia de no contradecirlo. Aunque con la única chica que tenia problemas era conmigo porque yo no era sumisa como las demás y eso a él le daba un dolor de cabeza terrible. Tenía razones para enfadarse. Habia tenido varias quejas debido a que mi desempeño en la cama estas semanas no era el esperado debido a que he estado inyectándome heroína para eludir el sexo con esos asquerosos hombres del demonio que provocan que me sienta fatal.

- ¿Hanna, dónde diablos estabas? ¡Tienes clientes importantes hoy. no puedes hacerlos esperar!- grito colocando su rostro enojado cerca del mío.

- Lo sé, Aaron. No hace falta que lo repitas. Un hombre viejo millonario con apariencia de policía corrupto pedófilo me espera en la habitación 302 después de mi acto ¡YA LO SE!- suspiro con derrota. Aaron se acercó a mi peligroso y tomo mi brazo con fuerza.

- Si sabes que demonios hacer entonces mueve tu maldito trasero a su habitación para que te folle como te lo mereces ¡Zorra!- lo observe con enojo y me soltó con repugnancia - ¿Y qué demonios es esto? ¡Tu cabello esta maltratado, la laca de cabello no te servirá para nada ¿Lo sabes verdad? ¡Eres una zorra asquerosa que no sabe hacer bien su trabajo de follar, eres la peor de todas!-El hombre levanto su mano para arrojar un puñetazo hacia mi rostro y yo espere el impacto con derrota pero los gritos de los hombres pidiendo por Scarlett su favorita, se lo impidieron.

- Dejare este asunto cerrado por ahora porque tienes trabajo que hacer... Pero tú no te libraras de la paliza que te mereces, le diré al cliente que no se contenga contigo. - Aaron se fue con pasos fuertes no sin antes darme un golpe brusco con su hombro. Mis manos temblaban y mi corazón latía a mil por hora pero tenía que salir no tenía otra opción, mis lágrimas se escapaban de mis ojos sin que pudiera hacer nada para detenerlas. Limpie mi rostro con ambas manos y di un largo suspiro para calmar mi lloriqueo para luego seguir mi camino hacia el escenario, subí las escaleras y salí con una gran sonrisa falsa.

Lejos de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora