IV. Encuentros e Injusticias

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La vida es corta. Lo que comprobado desde hace tiempo. Todos tenemos que morir algún día, pero antes de aquello solo ignoramos cual es el motivo de la misma. Sea una enfermedad, un accidente de trafico, un suicidio, sobredosis, cualquier sea la causa todas las posibilidades son siempre dolorosas y eso es por el cual se lo omite de nuestras vidas. Todos desean llegar a viejos y morir por causas naturales. Pero se sabe que en estos momentos ya nadie muere a esa edad, solo algunos afortunados. Personas como mis padres y jenny son solo unos ejemplos de la muerte temprana. Ese... maldito hijo de perra!. La asesino... Luego de que la haya apuñalado, salio de la habitación para llamar a sus secuaces y mientras que lloriqueaba desconsolada sobre el cuerpo de jenny. Aaron ingreso con esos sujetos que tenia a su mando y ellos se encargaron de apartarla de mis brazos con violencia. Ante mis gritos y lloriqueos, ese bastardo me tomo para levantarme del suelo e intento tranquilizarme.

- Tranquila.. hanny. Ella ahora esta en un mejor lugar. - su voz solo me daba nauseas. - Toma esto.. la recordaras con este objeto- agrego para así colocar la navaja de jenny en una de mis manos y en ese momento lo empuje con violencia hacia el escritorio. Camine hacia el con el objeto filoso en mano y al instante en que vi esa sonrisa... esa sonrisa provocativa que tanto odiaba me lance hacia el. Mi objetivo era matarlo pero aunque tenia toda la ventaja para hacerlo. Mis brazos temblaban y mi ira no era lo suficiente para apuñalarlo. El, tomo mi brazo y lo aparto sin ningún esfuerzo. Dos de sus secuaces ingresaron a su habitación y ellos me apartaron de aaron. Mi mirada era de puro odio y solo quería matarlo. Trataba de pelear pero ellos eran absolutamente fuertes. Los hombres hicieron caso omiso a lo que aaron ordeno. Inyectaron en mi cuello, una droga para lograr dormirme y luego de ello no tuve idea que fue de mi.

Pero aaron uso mi cuerpo, podía sentir a esos cerdos penetrarme sin descanso y yo no podía hacer nada al respecto. Esa semana, fue horrenda para mi. Ya nada me importaba, podían abusar de mi e inyectarme cualquier toxina.. yo solo era un cuerpo sin vida. Jenny ya no estaba aquí y aquello provocaba en mi que la adicción que antes intentaba ocultar sea aun mas evidente. No tenia idea donde estaba el cuerpo de mi amiga, pero entre las chicas era un tema del que se consideraba prohibido. Sabia que aaron podría hacer lo que sea contra mi, y le tenia miedo... no solo por lo que le hizo a jenny sino por lo que le había hecho a otras chicas. Nadie se atrevía a enfrentarse a el y por mas que quiera matarlo nunca podría hacerlo.. ya que yo solo una puta. El tenia control total de mi y se aprovechaba de mis debilidades con simplicidad. Jenny era una de las mujeres que siempre se enfrentaba a el y no tenerla aquí le era beneficioso ya que ahora podía hacer lo que quisiera conmigo. Jenny o jenn como le gustaba que la llamen ahora solo era un recuerdo.. Lo único que me queda de ella, son sus ultimas palabras, una llave y su fiel navaja. Pero aquello era poco para mi....

En las ultimas semana mi atención se enfoco en lo único que me inundaba de paz. La heroína, el alcohol y Los hombres eran una distracción también ya que comencé a disfrutar del sexo mas a menudo. No tenia idea de si era por la heroína que me inyectaba o porque mi cuerpo ya se había acostumbrado a aquello.

En cuanto a aaron , ese hijo de perra estaba feliz por mi desempeño ya que al ingerir dicha droga constantemente ya no me sentía mal como antes. La adicción en mi, se agravo tanto que quería ingerir todo el tiempo. Aaron conseguía esas drogas con contactos. Aunque lo que mas se consumía entre los clientes era cocaína y ellos inyectaban morfina y éxtasis a las chicas. En cuanto a mi tener todas esas drogas rondando por mi cuerpo provocaba que tenga alucinaciones y que aveces la ira me consuma lo que provocaba que empiece a patear traseros con arrugas. Todos los clientes amaban ahora mi personalidad indomable y siempre querían tener una noche conmigo. El dinero era demasiado para rechazar sus ofertas. Descubrí que no todos los hombres eran iguales, mas los que eran jóvenes vírgenes. Sus padres pagaban por mis honorarios y yo tomaba su virginidad con facilidad.

Lejos de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora