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Los rayos del sol comenzaron a dar contra su cara, poco a poco fue abriendo los ojos y miro hacía arriba. Soobin se veía adorable durmiendo.

Esbozó una sonrisa de labios, luego se dio cuenta de la posición en la que estaban y sus mejillas se tiñeron de rojo. El brazo de Soobin rodeaba su cintura mientras el otro daba fuera de la cama. La suave respiración del más alto le satisfacía, miro sus labios semiabiertos, mordió los suyos, no era correcto pero aún así lo quería. Lo necesitaba.

Así que poco a poco fue acercándose, y a escasos centímetros de cometer el crimen se detuvo, depósito mejor el beso en la mejilla. Dejó caer su cabeza ligeramente en el pecho de Soobin, ¿porqué hizo eso? Su mente se bloqueo al sentir unas suaves caricias en su cabeza al igual que pequeñas pero satisfactorias risas.

— Buenos días Yeonjun ¿dormiste bien? – lo miro con una sonrisa mostrando esos hermosos hoyuelos.

El rubio lo miro, como desearía amanecer siempre así mirando los cabellos desordenados de Soobin sonriendole de esa manera todas las mañanas. Al igual que esa voz profunda por acabar de despertar sería algo favorito de escuchar todos los días.

Pero, eso sería imposible, Soobin no tiene sentimientos por él sólo está siendo amable, nadie dijo que todo esto sería para siempre. Sólo hasta que se curara, quizá el pelimorado ya no lo trate así una vez que sucediera y tal vez, sólo tal vez quedaran como buenos amigos, pero no más.

Eso estrujó su corazón, y no pudo evitar dejar salir lágrimas, dolía si lo pensaba de esa manera, pero ¿es verdad no? La verdad duele.

— L-Lo siento jeje – con sus muñecas se limpió las lágrimas que no paraban – Arruiné tu mañana ¿no? – trató de sonreír pero no pudo hacerlo. Le dolía la idea de separarse de Soobin.

— No lo haces – acarició su mejilla – Jamás arruinarías mis mañanas de hecho es todo lo contrario – sonrió y lo abrazo – Las mejoras con sólo tu presencia

Beso su frente, suave y sin ninguna prisa. Yeonjun cerró sus ojos, guardaría esa sensación en lo más profundo de su corazón.

— ¿Quieres desayunar? – el rubio asintió con una sonrisa – Entonces vayamos a la cocina o ¿quieres dormir un poco más?

— No, iré contigo – Soobin sonrió y salió de la cama. Su espalda era muy amplia y de acuerdo a su cuerpo, Yeon sintió deseos de abrazarla.

Así que inconscientemente dejó caer su pecho en ella, el aroma de Soobin era agradable, olor a menta y chocolate.

— Yeonjun ¿estás bien? – preguntó suave, podía sentir las manos del rubio en su espalda. Bueno, no sabía muy bien lo que significaba pero esperaba no incomodar a al chico – ¿Quieres que te cargue hasta la cocina?

— ¿P-Puedes? – Soobin rió y asintió – ¿En serio? ¿No te molesta?

— Para nada – tomó los brazos de Yeonjun y se los paso por su cuello – Ahora sube tus piernas, tranquilo no voy a lastimarte

Yeonjun lo hizo y sonrió, la sensación era muy agradable, deseaba siempre sentirla, hasta el fin de sus días.

— Iré a la universidad, pero tú puedes quedarte si lo deseas – tomó su mochila y sus llaves del auto – ¿Quieres que te traiga algo? ¿Comida o algo más? – preguntó antes de irse.

— ¿Podrías traer helado? – pregunto tímido jugando con sus dedos.

— Claro ¿qué sabor? – aquel gesto del rubio le resulto tan tierno que no pudo evitar sonreír.

— Chocolate y...menta – Soobin asintió. Nunca escuchó de una combinación como esa pero no le encontró nada malo – Soobin...

— ¿Sí? Yeon...

Su cuerpo se quedo quieto, el pequeño rubio estaba parado de puntillas sosteniendo su rostro con ambas manos que eran cubiertas por su ropa, presionando sus labios con los suyos. Era un beso suave y tierno, aquellos labios que antes fueron dañados eran tan esponjosos como un malvavisco y dulces como un caramelo. Eran perfectos.

Con algo de timidez se inclinó y lo tomó suavemente de la nuca, presionando de igual forma sus labios contra los del rubio sin importar que la puerta estuviese abierta y algunos de sus vecinos de alado los viesen. No quería separarse de esos hermosos y suaves labios.

Lentamente se fue separando, las mejillas de ambos ardían. Yeonjun alzó la mirada topándose con la de Soobin y se tapó su rostro con ambas manos, su cara estaba totalmente roja, lo que pasó sólo debía quedarse como un agradable y lejano sueño suyo no más.

— Lo siento mucho yo...– murmuró bajo, su voz era nerviosa y no podía dar la cara. Estaba verdaderamente avergonzado.

Soobin dejó a un lado su mochila y lo abrazo. No era tonto sabía que aquello había avergonzado demasiado a Yeonjun y no preguntaría cosas estúpidas como ¿porqué lo hiciste? O cosas así. Tan sólo lo tomaría como un agradable desliz.

De todos modos, no le molesto para nada aquel beso. De hecho, fue el más real que alguien le haya podido robar.

Grito Silencioso (Soojun/Yeonbin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora