Netflix

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Borja Luzuriaga deseaba ver una película. No tenía idea cuál o de qué estilo, solo tenía las ganas de acurrucarse en su cama, abrir Netflix y meterse en el mundo de la ficción. Pero algo no estaba bien. Normalmente, cuando entraba a la plataforma, la página le pedía seleccionar qué usuario quería ver, sin embargo, lo que él estaba viendo era el sitio que le pedía ingresar su clave. ¿Por qué estaba ahí, si él había puesto "recordar contraseña"? Aún con la duda encima, decidió dejarlo pasar, últimamente se la pasaba haciendo las cosas agotado, pues entre sus animales, construir, recolectar materiales y minar, se cansaba bastante. Quizás, la energía le había bajado al punto de hacer cosas sin recordarlas, como haberse salido de la cuenta de Netflix. Sintiéndose aún agotado, ingresó lentamente la clave y presionó "Enter". Su energía le volvió al cuerpo apenas hubo leído "Contraseña Incorrecta". Luzu estaba sorprendido, "¿Cómo que contraseña incorrecta?" Pensaba el castaño, intentando una y otra vez con su clave, estaba seguro de que era esa. El error le salió cinco veces hasta que le pidió restablecer contraseña. Cuando presionó para hacerlo, se quedó quieto de la impresión; la clave de Netflix había sido modificada hace tan solo dos horas, y por ese horario, Luzuriaga recordaba perfectamente haber estado minando como un lunático en busca de mármol. "¡¿Qué rayos?!" Era todo lo que estaba en la mente de Borja, le habían hackeado la cuenta.

Pero el hacker no se saldría con la suya tan limpiamente, pues Luzu tenía bastante conocimiento sobre la informático. Frenético, molesto y alterado, Borja indagó en la plataforma, metiendo claves que le permitieran desencriptar todas las claves, inhibiendo la seguridad de la página, permitiéndole ver los cambios que se habían hecho. Y finalmente encontró lo que buscaba: una dirección IP, un poco familar. La copió y metió en el GPS, revelándole que pertenecía a su vecino de enfrente.

Decidido, Borja se levantó de la cama, apagó su computadora y salió de su casa hasta la de su vecino. Tocó la puerta tantas veces fueran necesarias hasta que el dueño de la vivienda, sin parar siquiera por los "¡Ya va!" que se oían desde adentro. El único momento en el que paró su golpeteo fue cuando la puerta se abrió y golpeó la frente de un muchacho bajito de cabello negro y elegante barba. 

-¡Lo siento! ¿Estás bi- ¡El que debería disculparse eres tú! ¿Por qué tienes mi cuenta de Netflix?

-Primero que nada, buenas noches. -Contestó el chico, sobándose la frente por el golpe recibido. 

-¡No me cambies el tema! ¿Cómo rayos accediste a mi cuenta?

-Ven, ven, acércate, te lo diré.- Luzu se acercó como se lo pidió el chico, recibiendo un pequeño golpe en la frente. -¡Ahí estamos a manos!

-¿Pero de qué vas, tío? ¡RESPÓNDEME!

-Ya, ya, no te alteres. Adiviné tu clave y ya está. Y bueno, tampoco fue tan difícil, si era tu dirección de la casa.

-¿Que no me altere? ¡¿Que no me altere?! Que lo único que quería era ver una puta película acostado en mi cama luego de un día bastante agotador.

El chico lo miró de abajo para arriba, sonriendo con dulzura, a la vez que Luzu se percataba, recíen, de que andaba en pijama; el sonrojo no tardó en aparecer en su rostro. -Puedo ver que ya estabas acostado cuando pasó, eh. Soy Alexby, y puedes ver películas conmigo si gustas, guapo.

Luzu de pronto quiso que la tierra lo tragara. -Lu-Luzu. Y, eh... quiero mi cuenta de vuelta.

Alexby sonrió con coqueteo, entró a su casa un segundo, dejando a Luzu esperando; al rato, salió con un papel con un código. -Esa es la nueva clave, y no, no se puede cambiar, está encriptada. 

Borja recibió el papel, leyéndolo y percatándose de un par de números. -...¿Todas estas letras y cifras son parte de la contraseña?

-Claro que no, los números son mi teléfono. Llámame cuando me necesites, o quieras ver una  película con compañía, Luzu. Ahora podremos usar Netfliz Party si no me quieres tan cerca...por ahora.

Borja se sentía acalorado, nervioso y con el corazón desbocado. Solo asintió con la cabeza y se fue corriendo a su casa. Una vez en ella, volvió a su cálida cama con su computadora encendida sobre sus piernas. Entró  a su cuenta con la clave del vecino, que solo escribirla hacía que su corazón pegara saltos.

"Alexbymetendrádenoviosíosí"

Su vecino estaba loco. 

Como si no hubiera sido suficiente, un rojo furioso invadió su rostro cuando la plataforma le preguntó quién quería ver, y aparecían cuatro cuentas con curioso nombre:

"Mi meta será conquistarte".

Alexby era coqueto, directo y atrevido... y a su alterado corazón le había gustado.

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