LuzuBowl Week

Infidelidad

Luzu llevaba días sin ver a su novio por las noches, el pobre Auron llevaba entre manos un proyecto tan grande para la empresa en la que era el gerente, por lo que se la pasaba horas inmerso en su oficina, analizando hasta el más pequeño detalle del plan, pues no podía fallar nada. Borja Luzuriaga solo veía a Raúl Álvarez por las mañanas, cuando se reunían a desayunar en la casa del castaño mayor, pues Auron vivía con Luzu. Finalizaban la comida y cada uno se iba a su empleo. Se encontraban a una estación de diferencia, pero ambos trabajos eran de horario completo y extenuante. Borja era traductor de libros y Auron estaba llevando una empresa que tenía cadena de restaurantes. Su próximo proyecto, según le había contado Raúl a su novio hace ya un mes era el de agregar a la marca el restaurante de comida oriental más famoso de España. Teniéndolo en la cadena, la compañía Álvarez tendría, por fin, poder en todos los tipos de comidas existentes.

Borja escuchaba todas las mañanas a su novio súper emocionado con su proyecto. Pero de un día para otro, Raúl decidió que necesitaba analizar mejor su proyecto; se iba tres horas antes de que se levantara Luzu y casi toda la noche en la empresa.

Otro mes pasó, y Borja apenas y comenzaba a saber de su novio. Hablaban por mensajes cuando estaban en su tiempo libre, que era breve y casi nunca coincidían. El castaño había comenzado a dormir en el lugar de su novio, para impregnarse con su aroma, que aún permanecía impregno en las sábanas. Luzu no resistía más, entendía la obsesión de su chico con el proyecto, porque era realmente enorme, no obstante, extrañaba horrores pasar tiempo con su Auroncito.

-¿Por qué te torturas así? Deberías ir a verlo si tanto lo extrañas. -Luzu levantó la cabeza de su escritorio, y vio parado frente a él a su compañero del departamento de traducciones.

-¿Crees que deba hacerlo?

-¡Por supuesto! Yo cuando paso mucho tiempo sin ver a mi chico, me dan ganas de darle una sorpresa con mi presencia; lo voy a ver sin previo aviso, y él se emociona y pasamos un hermoso tiempo de intimidad juntos. ¿Te cuento los detalles?

-¡No, Willy! Qué guarro eres, por Dios.

El chico con cabello blanco y ojos rasgados se rió a carcajadas y le revolvió el cabello a Borja.

-Al menos logré alegrarte. ¡Venga! Ve a verlo, yo iré a ver a mi novio hoy también, hace mucho no lo veo. Me dijo que estaba en una investigación importante y lo dejé centrarse.

-¿En qué trabaja tu chico? Nunca me has hablado de él.

Willy lo miró con una cara de querer golpearlo. -¿Será porque casi nunca me dejas hablar, puesto que me taladras la cabeza hablándome de Auron?

Eso le hizo gracia a Luzu, y luego de mucho tiempo estando tan serio, por fin se rió. Su risa fue primero una carcajada oxidada, profunda y gastada, y luego se liberó con ganas. Willy no había dicho nada realmente divertido, pero la primera carcajada había activado una especie de interruptor en Luzu, y la risa era la forma en la que su cuerpo había encontrado la forma de liberar tanta tensión.

El joven albino solo lo miró reír hasta las lágrimas, contento por haberlo hecho feliz después de haberlo visto con un semblante tan lúgubre por dos largos meses. Borja finalmente se calmó, y limpiando las gotas que le resbalaban por los ojos, habló:

-Pérdoname, William, no fue a propósito. Te escucho.

-Hombre, si no tuviera novio ligaría contigo. Nunca te había visto reír tanto, te hace ver más guapo, eh.

Luzu normalmente recibía esos elogios en broma por parte de Guillermo Díaz. Sin embargo, ese pequeño halago había mandando una corriente cálida a su corazón. Ignorando esa sensación, le hizo un ademán a Willy para que prosiguiera.