Simon estaba cansado de su trabajo. También de sentir que lo que ganaba no era suficiente, y, últimamente, comenzaba a sentir que incluso su pedacito de vida independiente no era tan agradable como debía.
Simon también comenzaba a hartarse de no sentirse satisfecho de si mismo.
En esos últimos meses no había dejado de cambiar de opinión sobre lo que quería hacer en su vida. Profesionalmente. A los doce años habría dicho Medicina sin dudarlo, a los quince Abogado/Fiscal, a los dieciséis volvió a la Medicina pero esta vez Medicina Forense junto a Criminología, a los diecisiete Policía.
Pero a sus dieciocho se dio cuenta de que la universidad no era ni la mitad de interesante como se la imaginó, por lo que todos sus ánimos se fueron al garete casi instantáneamente. Dejó a carrera a las cuatro semanas.
Sus padres no estuvieron muy contentos con él, luego de abandonar Informática asi de fácil. Ni siquiera lo intentaste, le dijeron, lo que en absoluto le ayudó a sentirse mejor consigo mismo. Aparentemente todo el mundo pensó que le sentó de maravilla abandonar la universidad, y no lo negaría, le encantó dejar esa carrera que lo único que hizo fue darle un severo dolor de cabeza permanente desde el momento en que le hablaron de no-sé-cuantos lenguajes de programación y le metieron matemáticas hasta por debajo de las uñas. Pero luego de que la felicidad pasó comenzó a sentirse un tanto decepcionado de si mismo.
Pero se obligó a no martirizarse. Me niego a defraudado, se dijo un día en el que estaba bastante bajoneado. Así que tomó una sencilla decisión: trabajaría por seis meses, y luego volvería a intentarlo en otra carrera, esa vez Psicología.
Todo estuvo bien. Consiguió un mejor trabajo y adoptó un gato.
Hasta que ingresó a la universidad y luego de una semana, comenzó a cuestionarse bastante seriamente si los estudios universitarios era realmente lo suyo.
Primero que todo, odiaba levantarse temprano. Segundo, detestaba todas esas materias inútiles. Tercero, se le complicaba el trabajo demasiado; no tenía muchas ganas de ponerse a leer libros de filósofos que le traían sin cuidado luego de trabajar por ocho horas. Y cuarto... de verdad, pero de verdad, que no tenía ganas de estudiar.
Es decir, no iba a negar que le atraía la idea de tener un título y una profesión, pero solamente le parecía imposible mantener el interés por algo durante cuatro o cinco años.
Y no era bueno estudiando, había obtenido algunas buenas notas pero su promedio final fue decepcionante y había odiado la escuela.
No porque te guste algo signifique que puedas hacerlo. A Simon le gustaban los dramas médicos, pero no tenía el promedio académico para estudiar medicina y probablemente las exigencias de la carrera terminaran por volverle loco (si no pudo con cuatro semanas de Informática, Medicina era el Everest).
Y, honestamente, Simon solo tenía 19 años, por el amor de Dios, ¿qué iba a saber él lo que quería hacer por el resto de su vida? Ni siquiera podía imaginarse con 30 años, ya se vería a si mismo trabajando de lo mismo por el resto de sus días.
Así que ahí estaba, en una carrera que le gustaba pero no lo suficiente y considerando posponer sus estudios de forma indefinida.
Porque estaba cansado de sentir que tenía que estudiar algo para ser alguien, y así sus padres dejarían de regañarle cada vez que les llamaba, Penélope dejaría de hablarle con esa maldita condescendencia de "ya me esperaba esto de ti, Simon, a ti nunca ha gustado estudiar" (Penny, en serio, eso no ayuda en nada, le gustaría decirle Simon, pero no lo hacía porque eso solo les llevaría a una discusión) y Agatha le apoyaría por primera vez en su vida de adulto.
Porque había llegado al punto de que ni siquiera a su mejor amiga y novia les importaba entenderlo, ellas ya se habían acostumbrado a su actitud. Se quejaría de la carrera una semana, luego abandonaría, y volvería a estar contento. No perdía el tiempo en intentar hablarles.
(Realmente, no estaba hablando mucho con ellas desde que comenzó la carrera. Ellas ya iban por su tercer año, no se tomaban en serio las quejas de Simon porque creían que no lo estaba intentando realmente, y como era consciente de eso pasaba de ir con ellas.)
Simon no sabía lo que quería hacer. Si pudiera solo quedarse en su apartamento todo el día sin hacer nada, siquiera sin tener que trabajar, estaría feliz, pero no podía.
No le gustaba ser así, indeciso y de poca convicción, le hacía sentirse mal. Hablar con Penélope nunca había sido tan incomodo antes, porque ella había sido una excelente estudiante toda su vida (eso era lo suyo), y él por su lado solo había esperado impacientemente a terminar la escuela para ya no estudiar más.
Se decepcionaba de sus propios pensamientos.
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[INCONCLUSA] Adult ; SNOWBAZ
Altele(Esta historía no fue terminada). Todos tenemos nuestros complejos, a algunos nos afectan más que otros. [AU SnowBaz] Historia original. En proceso.