Capítulo VIII

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Louis POV

Aun no podía creer que Harry y yo estuviéramos esperando trillizos. La sola idea me parecía un poco increíble. Harry por otro lado parecía estar rebosante de alegría ya había empezado a planear el cuarto de los  bebés y al parecer era un proyecto muy grande como cada cosa que hacía Harry. Mis preocupaciones iban en aumento. Podía sentir el peso de la responsabilidad materializándose sobre mis hombros y multiplicandose por tres. Cada una de las cosas ahora debía ser pensada por tres. No podía dejar de pensar cuánto costaría una cita en el dentista, con el pediatra, la guardería y en caso que se necesitara una niñera. ¿Qué niñera en su sano juicio aceptaría cuidar tres bebés a la vez?. Luego venía la adolescencia, que sucedería cuando cumplieran 16 años, ¿tendría que comprar 3 autos? ¿Y si eran chicas? La cantidad de tipos que tendría que ahuyentar. ¿Tendría que comprar un arma?.  La universidad era otra cosa que me quitaba el sueño. Lo costosa que sería, había que sumar la carrera que ellos decidieran estudiar, ¿qué si uno deseaba ser doctor? Números altos empezaron a bailar sobre mi cabeza. Sentí que el aire me faltaba. Mierda estaba hiperventilando. Un pensamiento cruzó por mi cabeza llenándome de horror. Que sucedía si yo moría ¿quién se encargaría de darles lo que necesitaban?

-Louis, el contador necesita hablar contigo. ¿Le permito pasar?- la voz de Isabella por el intercomunicador me sacó de mi fatídicos pensamientos.

-si- mi voz fue apenas un susurro.

Froté mis manos sobre mi rostro tratando de alejar todo pensamiento fatídico y frustrante. Unos golpes en la puerta me hicieron enderezarme y levantar la vista. Murmure un “pase”. La puerta del despacho se abrió dejando ver a hombre entre los treinta y treinta y cinco años, unos lentes emarcaban su rostro, sus ojos eran de color marron y en su cabello se pintaban apenas unas pocas canas. Se acercó al escritorio con paso seguro.

-buenos días- me tendió su mano en forma de saludo.

-buenos días, sientese- hice un ademán hacia la silla frente a mi.

Me acomodé en la silla y coloqué mis manos sobre el escritorio esperando a que el hablara. Colocó una serie de papeles sobre el escritorio.

-verá, señor Tomlinson, el motivo por el cual estoy aquí es para informarle que una fuerte cantidad de dinero ha sido extraído de la cuenta personal que comparte con su esposo.

-¿qué esta tratando de decir? ¿Alguien nos está robando?

-al principio eso fue lo que pensé. Así que contacté al banco para pedir una explicación. Todos los retiros fueron autorizados por su esposo.

-¿a cuánto asciende la suma?- pregunté contando mentalmente hasta 10. El contador dijo una considerablemente alta suma de dinero, tomé cada uno de las partidas. En su mayoría eran del contratista para la ampliación de la casa, ¿en qué jodido momento se le ocurrió a Harry ampliar nuestra casa? ¡ya era enorme!. Otras eran de tiendas departamentales desde el área de muebles hasta el área de ropa de bebé. Con la cantidad que Harry había gastado, una familia promedio podría vivir un año sin preocupaciones.

Estaba verdaderamente molesto. Harry no podía gastar tanto dinero. No es que no lo tuviéramos ni tampoco que yo sea un ogro tacaño y sabía que en parte era mi culpa por siempre dejar que él hiciera lo que le plazca. Lo que verdaderamente me cabrea era el hecho que no había tomado en cuenta mi opinión joder, ¡eran NUESTROS HIJOS tenía derecho a opinar!.

Agradecí al contador por haberme informado sobre esto, después de todo era su trabajo. Presioné el botón de llamada en el intercomunicador.

-Isabella, necesito que canceles todas mis citas para lo que resta del día de hoy.

Love, tragedy and a happy ending. Larry Stylinson - MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora