Toques de mí

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*Nos sentamos en una de las dos grandes mesas que se encuentran en la sala de arte unos enfrentados a otros para poder conversar. La clase comenzó pero quien la daba o era quien esperábamos que lo hiciera. Esta nueva profesora era joven con tez blanca que se parecía a la mía y no se parecía en nada a la de la vieja señora Úrsula Gorosich. La antigua profesora  era desagradable, vivía masticando chicles de uva que se deslizaban por el mal pegamento que usaba en su prótesis dental ¿Por qué los comía? Simple, para ocultar el apestoso hedor de los cigarrillos que fumaba cuando nadie la veía y de los litros de vodka que tomaba como si fueran agua. Las diferencias entre ambas eran más que notables. Pero volviendo a la nueva profesora, se llama Sophy. Sophy Lupembatch. Es más bien pálida, con pelo castaño oscuro y ojos celestes como los míos. También tiene esa pequeña manchita marrón que se forma alrededor de la pupila, aunque ya es un cliché. Para nada me gustan mis ojos, son totalmente comunes y preferiría que fueran como los de Kyle. Me estoy yendo por las ramas, retrocedamos. La señorita Sophy tiene 20 años y aún no ha terminado el profesorado de artes plásticas pero la aceptaron como pasante en la escuela.

Comenzó la clase y John trató de decirme algo pero no lo escuche en lo absoluto ya que estaba totalmente concentrada en lo que decía la profesora Sophy. *

Srta. Sophy: Hola a todos, mi nombre es Sophy como ya escribí en la pizarra y este año seré su profesora de arte. No pretendo que copien obras de otros, difíciles y extravagantes como los hicieron hacer en años anteriores sino que quiero que hagan cuadros y dibujos propios que expresen algo de ustedes “Toques de ustedes”, aunque sea lo más mínimo y recóndito de sí mismos. Y probablemente al terminar el año podrán conocerse más de lo que piensan que se conocen.

*Con sólo estas palabras ya me había captado por completo. Entre lo mucho que me gusta esta clase y lo buena profesora que es simplemente la adoraba.*

Srta. Sophy: ¿Hace calor aquí cierto? ¿O soy solo yo? – Dijo agitando su mano para darse aire y luego se quitó su pequeña campera de hilo blanca.

*Debajo llevaba un vestido de día color rosa con flores, margaritas para ser más exacta, y unas botas como borceguíes color marrón claro. El vestido era envidiable, y al darse vuelta para poner la fecha y la consigna podía notarse que la espalda tenía un gran escote. -- ¿Es lo que yo creo? – pensé y entrecerré mis ojos para poder ver mejor-*

Jenny: ¡Sí! – exclamé y todos me miraron generando un momento incómodo

Srta. Sophy: ¿Qué ocurre alumna... – Dudó mirando en la lista – Alondra? – Me preguntó

Jenny: Si, soy Jennyfer Alondra Granger –odio que me llamen Alondra, no sé en qué pensaba mi madre --  Pero dígame Jennyfer. Y no ocurrió nada, sólo pensé en voz alta – me ruboricé – lo lamento

Srta. Sophy: No hay problema, continuemos...

*-- Estoy muriendo de vergüenza en este preciso instante ¿Por qué debía gritarlo? – me reprendí. Lo que vi fue que la profesora tenía un tatuaje, algo tan simple como eso. Pero no era cualquiera, era una brújula. – Lo leyó – pensé para mis adentros emocionada. Les contaré. Hay un libro, casualmente es mi favorito y se llama “The Shadow of myself” Trata sobre una chica, sola, sin nadie que la quiera en el mundo, excepto por su novio. Ella tenía a su madre quien era alcohólica y poseía un trastorno de ansiedad, así que no tenían ninguna relación. Un día vio cómo asesinaban a una persona y tuvo que testificar. No me iré por las ramas pero lo importante es que ella tenía un tatuaje en la espalda, en el hombro derecho y era ese, la  brújula. Ahora los fans de la historia se tatúan una brújula al igual que la protagonista, y cuando yo tenga la mayoría de edad también me la tatuaré. Esta profesora cada vez se tornaba mejor *

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