— ¡Abraham, sígueme! — gritó mi profesor de Filosofía.
Me sobresalté por el grito ¿Cuál es la necesidad de gritar? Viejo lesbiano. Tomé mi bolso con fuerza y me gire para seguir a el dichoso profesor, justo ahora podría estar comiendo alguna fritura de la cafetería o molestando a mis amigos, pero no, el viejo lesbiano tenía la dichosa idea de irrumpir en mi preciado descanso.
— Estás en algunos problemas, muchacho, sinceramente... — decía mientras subía los escalones a la segunda planta.
— ¿Hacía dónde vamos? — pregunté también subiendo.
— ¿Me estás escuchando?
— Claro.
— ¿Qué fue lo último que dije?
— Lo último que dijiste fué; que fue lo último que dije.
— Antes de eso.
— Antes de eso dijiste; me estás escuchando.
— No, no, no, mucho antes de eso.
— Mmm, ahí si no tengo ni idea.
Me encogí de hombros dándole importancia cero a el asunto, mientras mi profesor negó con frustración. No lo tomen a mal, no es que no me agradaba, solo estaba siendo sincero, el profesor me cae muy bien pero su materia me aburre totalmente, él también me aburre.
— Lo que decía es que estás en problemas — dijo con tono severo. No pude evitar alzar una ceja confundido.
— ¿Problemas por? — caminé un poco más rápido para alcanzarlo y mirarlo directamente.
— Aunque tus notas son realmente buenas, Abraham, tu comportamiento es algo inapropiado en la mayoría de las ocasiones, además, tus notas en mis materia están realmente bajas — mientras que explicaba no pude evitar bufar, lo que a el profesor le molestó aún más — A eso mismo me refiero, eres un buen chico, tus calificaciones son realmente buenas en la mayoría de las materias, pero tú actitud es un tema serio — reprendió acomodándose su camisa — estás a poco tiempo de graduarte, pero si tú actitud sigue siendo tan despreocupada y tus notas en mis materias son tan bajas, comienza a olvidarte de cartas de recomendación o alguna beca.
— wow wow, espera ¿qué? — me detuve totalmente desconcertado por lo que había dicho.
— Tal como escuchaste, esos dos factores son gradualmente serios para tu currículum y futuro, por lo que, llegamos a un pequeño acuerdo con tus profesores — dijo girandose para mirarme — Apartir de hoy, recibirás y darás tutorías beneficiarias.
Mi cabeza quedó en un pequeño y loco shock. ¿Tutorias Beneficiarias? No, eso era una locura total, no me interesaba en absoluto ayudar a otros en sus mierdas, apenas y yo podía con las mías. No es algo de mi interés en absoluto ayudar a otros y mucho menos en lo que es su deber.
— ¡No estoy de acuerdo! — exclamé enojado.
— ¿Prefieres quedarte sin cartas de recomendación o tu beca? — amenazó.
Traté de parecer lo más neutral que podría,sin embargo, estaba realmente enojado. Tutorias ridículas para adolecentes ridículos que no pueden hacer nada bien, y todo por sacar notas bajas en filosofía e historia. Mierda y más mierda.
El profesor notó mi cambio drástico de humor y mi silencio como una clara respuesta, por lo que siguió caminando en dirección a la biblioteca. La biblioteca, no la odiaba, pero solía ser fría, solitaria y polvorienta, era un lugar donde evitaba estar amenudo.
Él simplemente entró y yo le seguí, dentro había algunos estudiantes, al rededor de seis. Todos estaban sentados en una larga y rectangular mesa de madera para estudio, también estaba el encargado de la biblioteca y la profesora de Español.
ESTÁS LEYENDO
Besos Fugaces
De Todo¿Alguna vez has sentido que nada tiene sentido? Obvio que si, no sean idiotas, es parte de la vida dudar de nuestra existencia, a eso le llamamos filosofía. Pero no, hoy no vengo a darles una clase que podría darselas su profesor. Hoy vengo específ...