Capítulo 2: No me interesas.

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Otro día en esa condena llamada colegio, era cada momento más aburrido pero estaba feliz de que pronto me graduaría, solo meses, pocos meses y estaría lejos de allí, en una nueva prisión llamada Universidad.

— bro, ¿Tas bien? — le preguntó su mejor amigo.

— No wey, quiero hacer la muricion — respondió el chico golpeando su cabeza con su asiento.

— No puedes, porque si tú lo haces podemos hacerlo nosotros y si nosotros lo hacemos causaremos un gran dolor en nuestras familias y posiblemente un trauma irremediable en nuestras madres, una depresión como daño colateral en todas las personas que nos conocieron, además de quizá visitas al psicólogo para todos los jóvenes de nuestra edad que los padres sepan la noticia y los obligarán a confesar lo que sienten, entre uno de ellos habrá alguien con dudas sexuales, lo confesará y será discriminado, luego se suicidará también y eso producirá más suicidios, todo por nuestro pensamiento cruel y egoísta de suicidarnos, por lo que no, no puedes suicidarte — su mejor amiga hablo tan rápido que apenas y pudo entender lo que acababa de decir.

Su mejor amigo y él compartieron una mirada de WTF y la su mejor amiga estaba muy tranquila viendo algo en su cuaderno. En ese preciso momento sonó el timbre y sin despedirse tomó su bolso y salió corriendo al lugar donde sabría que estaría.

— Tantos dulces le harán daño a tu salud — dijo sin saludar mirando a la chica que venía con muchas paletas de caramelo en sus manos.

— Hablar contigo también le hace daño a mi salud — le respondió la chica y paso a su lado sin más.

— ¿Podemos hablar o aún tienes sueño? — Preguntó, ella se giró con una sonrisa burlona.

— Siempre tengo sueño, ahí tienes tú respuesta — la chica fue hacia su grupo de amigos y les entrego unos dulces para luego irse, probablemente a la biblioteca a ayudar al encargado del lugar. Saludando a los amigos de la chica pasó a su lado y la siguió, era tan divertido hacerla exasperar.

Estaba en la biblioteca, bastante aburrido con un cuento para niños en sus manos. Sin dudas no entendía como es chica podía pasar tanto tiempo allí haciendo ¿Nada?, Bueno, solo la había visto deambular entre los libros, luego ayudar al encargado en algo y después se sentó de espaldas a él en una mesa alejada con un libro abierto.

Sin soportarlo más, se levantó, dejó el cuento dónde lo había encontrado y caminó hacia la chica. Un mojin de sorpresa contrajo su rostro cuando se dió cuenta que la chica estaba más que dormida, estaba roncando a todo pulmón, quizá hasta en una dimensión alterna. Y sin un ápice de pena, se sentó bruscamente sobre la mesa.

— ¡POR LA P#$& QUE TE PARIÓ! — Chillo la chica asustada.

— No te metas con mi madre — le dijo el divertido, ella lo miraba con el ceño fruncido aún víctima del sueño. Él miró su rostro y río fuertemente señalando su mejilla. La chica desconcertada sacó un espejo de su bolso y su rostro se contrajo de vergüenza, distintos tonos rojos le tiñeron las mejillas, pues en una de las mejillas tenía un pequeño pero notorio rastro de baba y marcas de la mesa por estar durmiendo allí.

— Eres la peor molestia para mí vida — Dijo la chica limpiándose.

— Pensé que estaba leyendo, no esperaba encontrarte durmiendo — dijo el chico sonriendo culpable.

— Sí claro y yo soy Tessa

— Esa referencia si la entiendo, espera, voy a buscar un libro de autoayuda — dijo el chico levantándose y la chica rio fuertemente.

— Joder, por fin entiendes una, pensé que era un inculto — habló la chica que no paraba de reírse.

— Es la primera vez que te veo reír, te sienta más reír que tener la típica cara de; acabo de lamer un limón y estaba ácido — dijo el imitando una cara arrugada y molesta.

— Es mi campo de protección para idiotas como tú.

— No estoy buscando salir contigo.

— ¿No? — la sonrisa burlona en su rostro delataba que lo decía con total sarcasmo.

— No me interesas.

— Ah chido.

— No lo digo con mala onda, eres bastante linda y lo sabes, estoy seguro de que tienes una fila muy larga de pretendientes.

— Ajá.

— Uh, te molestaste.

— Siempre estoy molesta.

— Pero te acabas de molestar más.

— Al contrario, estoy feliz de que no te intereso, pensé que era el chico cliché que quiere salir con chica inocente porque eres un badboy, e leído bastantes y pues, si buscas una rayita la estabas buscando en el lugar equivocado, porque
yo no soy inocente y mucho menos un pan de Dios.

— Joder, por esto quiero hablar contigo.

— ¿Eh?

— Siempre tienes algo divertido que decir, además de que tienes una forma única de insultar.

— ¿Gracias?

— De nada.

— ...

— ¿Ya te vas, cierto?

— Pus no, tengo sueño, largo de aquí.

— Mmm, está bien, la próxima vez no puedes negarte a hablar conmigo, tengo algo tuyo que quieres

— ¿Qué?

El chico sacó el suéter rosa de su bolso con una sonrisa y con la misma rapidez lo guardo y salió corriendo, la chica se levantó para seguirlo, pero él fue más rápido.

— TE VOY A ENCONTRAR Y TE VOY A GOLPEAR, ABRAHAM — gritó la chica enojada mientras daba resoplidos e iba hasta donde seguramente estarían sus amigos.

Besos FugacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora