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Napoleón salió de su clase de portugués, su profesor era un tipo muy relajado y de mente abierta, algo que le agradaba.

Profesor Fredy: Napoleón... Aquí tienes tu material de nivel 1.

Napoleón: Gracias!.

Profesor Fredy: De nada, que você tenha uma boa tarde!.

Napoleon: Obrigado!.

Él salió del edificio, para dirigirse a su casa después de ese primer día de clases muy tranquilo.
Tomó el metro para volver a su casa, entró y como siempre sus padres no estaban.

Napoleón: No es novedad que la casa esté tan vacía.

Recalentó la sopa de la mañana, se sirvió en un vaso su bebida favorita sabor vainilla, comería solo, encendió su televisor para ver un programa infantil cristiano de origen español que le gustaba ver.
Él comía muy pensativo de las cosas que le pasaran.

Napoleón: Ese muchacho es el único que se ha interesado por mi vida, el primero que me ha hablado sin hacerme sentir mal.

Al terminar de comer y ver su programa, se llevó sus trastes para lavarlos, salió a su jardín y vio que el cartero dejó unas cosas afuera de la casa.

Cartero: Buenas tardes, jovencito! Le vengo a entregar el correo de la semana y un paquete instantáneo.

Napoleón: Necesito firmar por el paquete?.

Cartero: No, está a tu nombre, no hay problema, que tengas buenas tardes.

Napoleón entró a su casa, donde vio las cartas.

Napoleón: Todos son de bancos o sus negocios, no son mi asunto, lo que me intriga es el paquete.

Napoleón cogió la caja del tamaño de una mochila escolar, la abrió con delicadeza, la abrió, sacó una nota.

Napoleón: Para la flor más bella que merece lo mejor -leyó la nota-.

Después sacó de allí una cajita musical y un conejo de felpa.

Napoleón: Espera... La cajita es igual a la que aparece en la Casita en la Roca, y este conejo fue el que vi ayer en la tienda de regalos, pero quién me envió esto? -dijo sorprendido pero confundido al mismo tiempo-.

El pequeño pensó como supo el remitente del paquete que había visto ese conejito y que veía ese programa.

Napoleón: No creo que hayan sido mis padres porque no siguen mis pasos, están tan ocupados trabajando o viajando que apenas saben que existo.

El menor se cambió de ropa, se puso una camiseta azul y unos shorts blancos, se fue a su habitación para comenzar a hacer su tarea de historia,  química y portugués.

Napoleón al terminar su tarea, y preparar sus cosas para la escuela al día siguiente, cayó la noche, él cenó un cereal y se durmió al poco tiempo.

Al día siguiente...

Napoleón llegó a la preparatoria, comenzó a sentir como los compañeros lo observaban, uno de ellos fue a molestarlo mientras dibujaba.

Iván: Qué dibujas?.

Napoleón: A un unicornio, una criatura mitológica.

Iván: Umm... Te gustan?.

Napoleón: Si, me encantan.

Iván: Ya veo.

Tomó el dibujo y se lo rompió en dos, provocando que el francés se molestara.

Napoleón: Que hiciste, tonto?!.

Iván: El niñito quiere su unicornio, tan grande y le gustan las cosas de niños pequeños -dijo burlesco-.

Kahmunrah: Qué esperabas? Está pequeño de tamaño, es el único que tiene voz de niño todavía a los 16.

Los compañeros se reían de él, no fue así hasta que llegó Al.

Al: Qué hiciste ahora, idiota?.

Iván: Na-na nada Al...

Al: Cómo que nada?! Vi como rompiste el dibujo de Napoleón.

Kahmunrah: Eso no te incumbe...

Kahmunrah se iba a pelear con Al, pero el último lo tomó fuertemente del brazo izquierdo para amenazarlo.

Al: No me incumbe? Si te estás metiendo con mi amigo! -dijo mientras lo apretaba del brazo.

Kahmunrah: detente! Duele...

Iván: Kahmunrah... No debiste meterte con Al, es amigo del nuevo, si le hacemos algo nos rompe la cara -le susurró a Kahmunrah-.

Al lo soltó.

Al: Pobre de aquel que se meta con Napoleón, o va a estrenar dentadura nueva -dijo en tono de amenaza-.

Los chicos no se meterían con el francés por temerle a Al, ambos salieron del aula.

Al: Nippy! Estás bien? -dijo preocupado-.

Napoleón: Si, emmm Nippy? Mis padres me decían así de pequeño.

Al: Que coincidencia! Yo quiero decirte así, me permites?.

Al le extendió la mano a Napoleón.

Napoleón: Lo siento... No puedes decirme así -dijo un poco desanimado-.

Al: Oh entiendo... Bueno cuando quieras me dices, puedo darte un abrazo?.

Napoleón: Si, un abrazo si.

Al abrazó ligeramente al menor.

Al: Nippy! Por tener tu cariño, te defenderé como un soldado, yo en verdad te amo bastante en tan poco tiempo -pensó-.

Se separaron, y Al lo miraba a los ojos.

Al: Tienes unos lindos ojos.

Napoleón: Gracias.

Al: Debemos volver al aula, porque el profesor de cálculo ya viene a la clase.

Napoleón: Bueno...

Volvieron al aula para atender su clase de cálculo.

En el jardín (Al Capone x Napoleón)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora