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Capítulo 25: "Hasta siempre."

Seguimos tirandole fuegos artificiales al Azotamentes, hasta que estuvo realmente débil

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Seguimos tirandole fuegos artificiales al Azotamentes, hasta que estuvo realmente débil. El problema grande estaba con Billy, quien aun seguía "poseído". También seguía sin saber dónde estaban Max y Mike.

Llegó un punto en el que ya no quedaban fuegos y en el que el Azotamentes se empezó a acercar a Once y Billy.

El monstruo atacó, pero mi hermano, el que había vuelto a ser él mismo y para proteger a Once, se puso delante y lo paró. Sabía que aquello no podía pasar, pero juraba que lo estaba viendo todo a cámara lenta.

Billy paraba uno de los tentáculos con sus manos, pero el monstruo le atacó con otro clavándoselo en el costado, más tarde lo hizo con otros alrededor de todo su cuerpo. Él no paraba de gritar, hasta que un último tentáculo atacó su pecho y cayó al suelo.

Necesitaba hacer algo, pero no pude, ya era demasiado tarde, Billy se encontraba en el suelo lleno de sangre. La camiseta que antes era blanca, ahora era completamente roja.

Corrí hacia él, sin importarme si el Azotamentes podía atacarme, aunque pronto cayó al suelo. Max apareció a mi lado.

—Billy —Puse una mano en su cara — Está bien, todo va a estar bien.

—Lo siento... —murmuró antes de soltar su última respiración.

Max no dejaba de zarandear su cuerpo y llamar su nombre, pero ya no servía de nada. La agarre de sus brazos y empuje su cuerpo hacia el mio, dándole un abrazo demasiado fuerte.

Éramos demasiado jóvenes como para pensar en morir. Además, nunca pensé que creería que perdería a mi hermano de aquella trágica manera.

Llegamos a Hawkins, yo con la idea de rehacer y mejorar mi vida. En un principio sí que había sido así, pero ahora estaba completamente destrozada. Había perdido a mi hermano mellizo, y por más que deseara pensar que aquello era un sueño, no lo era, Billy no volvería nunca jamás.

Pronto, el ejército junto a algunos policías y el alcalde llegaron al centro comercial.

—¡No! —dije aferrándome al cuerpo de Billy cuando un militar me agarró para secarme.

—Eh, eh, eh, déjala, yo le ayudo. —Se acercó Steve.

—No, Steve, no quiero dejarlo —dije sollozando y agarrándome a él esta vez.

—Shhh, todo va a estar bien —susurró.

***

Hacía rato que los bomberos habían llegado al centro comercial, ya que este se encontraba completamente en llamas. Yo estaba en la parte trasera de una ambulancia sentada, con una manta alrededor. Robin y Steve estaban conmigo, hablando entre ellos, pero yo no abrí mi boca en ningún momento. Solo miraba a mi alrededor.

Vi llegar a Joyce, la madre de Will y Jonathan, y a pesar de que se había ido con Hopper, volvía sola, por lo que supuse lo peor y volví a bajar la cabeza.

Después de lo ocurrido no me atrevía a mirar a mis padres a la cara, por lo que nada más llegar a casa me fui a mi habitación y me encerré allí.

Empecé a llorar, consumida por todo el dolor que sentía. Me había costado mucho separarme del cuerpo de Billy, y sabía que olvidarme de él iba a ser imposible. Inmediatamente pensé que a él no le hubiera gustado verme así, y pensé que le estaba defraudando, pero me era imposible tranquilizarme. Lo necesitaba conmigo, a pesar del odio que nos teníamos a veces, pero era un buen hermano.

Sin poder dejar de llorar, me aseguré de que mi familia estuviera dormida y salí de mi habitación para ir a la de Billy. Cuando entré, estaba todo tal y como la había visto la última vez.

En los últimos días, Billy no había sido el mismo, por lo que no había pasado mucho tiempo en su habitación.

Me tumbé en su cama, aspirando el olor a su colonia que seguía allí, miré a mi alrededor y vi algo que nunca antes había visto. Encima de una de las estanterías se encontraba una caja de cartón con mi nombre. Me levanté, la cogí y volví a sentarme en la cama.

No sabía qué esperar, pero lo más seguro era que fueran fotos antiguas. La abrí, y tal y como esperaba dentro había algunas fotos de cuando éramos pequeños. Las que más abundaban eran las fotos de los cumpleaños y de cuando pasábamos los días en la playa con nuestra madre. No lo había pensado antes, pero me alegraba saber que ahora Billy podría reunirse con nuestra madre.

Cuando se acabaron las fotos, encontré un papel junto a un gran fajo de dinero. Leí el papel.

"Si estás leyendo esto, lo más seguro es que ya no esté en el mundo contigo. No sé qué me pasa, me siento poseído y sé que no soy yo mismo. Me está costando luchar contra él, pero lo he conseguido para escribirte esto y dejarte unos cuantos recuerdos junto al dinero. Es el dinero que he ganado por trabajar en la piscina. Quiero que te lo quedes y lo uses con Steve, Max y los demás. Sé que nuestra relación nunca ha sido la mejor, pero sé que tú y nuestra hermanita me echaréis de menos, igual que yo a vosotras.

Cuidaros mucho. "

Al parecer Max había escuchado mi llanto, por lo que vino a la habitación a intentar consolarme. Ella tampoco estaba bien, así que acabamos llorando las dos.

Billy se había ido demasiado lejos y nunca más volvería.

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No sabéis la tristeza que me ha dado este capitulo.

No prometo nada, pero puede que acabe la novela entre hoy y mañana :)

¡Nos leemos!

𝑊𝑒𝑙𝑐𝑜𝑚𝑒 𝑡𝑜 𝐻𝑎𝑤𝑘𝑖𝑛𝑠 -  𝐒𝐭𝐞𝐯𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐢𝐧𝐠𝐭𝐨𝐧 *EN PAUSA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora