Capítulo 14.

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Estaba desesperado para que el timbre de salida sonara. Había soportado la mayoría de las clases, pero la última era la que más me molestaba. Lo único que quería era que el profesor cerrara la boca y que Jay, quien estaba a mi lado, dejara de ofrecer sus descuentos. Me parecía buena idea que estuviera promocionando su negocio, pero llegó a un punto en que acosaba a cada persona de la universidad hasta convencerlos para hacerse un tatuaje.

―Bien, esa es la dirección del local. Abierto de martes a viernes, ya sabes, los lunes los tomo como descanso ―Jay le dijo al chico que estaba detrás su asiento. Me miró sonriente y negué con la cabeza cuando anotó en sus apuntes la cantidad de clientes que había conseguido.

―Tendrás mucho trabajo que hacer por la tarde ―comenté, ignorando por completo la explicación del profesor.

―Lo sé, pero obtendré dinero a cambio ―volvió a sonreír e hizo un intento de escribir lo que estaba en la pizarra, pero terminó haciendo garabatos en la mesa―. ¿Irás al gimnasio después de clases?

―Sabes que sí ―respondí al mismo tiempo en que el timbre sonaba.

Finalmente.

Me levanté, guardando el cuaderno en la mochila y me la colgué en el hombro.

―¿Tienes prisa? ―preguntó Jay divertido mientras se ponía a mi lado.

―Quiero salir de aquí ―me sentía un poco extraño volver a la universidad. Tenía que hacer un esfuerzo en retomar la dedicación a los estudios porque no sería fácil.

Al momento en que caminamos por los pasillos, Jay se marchó en dirección a un grupo de tipos. Quería que todo el mundo tuviera un tatuaje hecho por él en su cuerpo.

Lo dejé solo y me fui por mi cuenta. Quería encontrarme a Megan, pero luego me topé con la persona que estuve evitando todo el día.

―Nos volvemos a ver, Armstrong ―Josh se detuvo frente a mí, obstruyéndome el paso.

Respiré profundo. Era muy pronto para ocasionar problemas.

―No es algo que me dé alegría ―me limité a decir.

―Pensé que jamás regresarías a la universidad —pude notar un poco de asombro en su rostro.

―Y yo pensé que no tenías cerebro, pero la vida da muchas sorpresas.

Decidí terminar la innecesaria charla y lo esquivé, golpeando intencionalmente su hombro con el mío.

―Claro, como la muerte de tu madre... ―lo alcancé a oír y me detuve en seco, sintiendo como comenzaba a irritarme cada palabra que decía.

Me volví hacia él y apreté las manos en puños. Estaba dispuesto a meterme en un lío de nuevo, pero luego vi a Megan saliendo de su salón con una sonrisa. Cuando se percató que estaba con Josh, apresuró el paso hasta ponerse a mi lado. Josh la saludó pero ella lo ignoró por completo. Algo que me hizo sentir satisfecho.

—Es hora de irnos, Dominic.

La suavidad de su voz me relajó y asentí, dejando a Josh en medio del pasillo observándonos indignado.

Ahora íbamos de camino al colegio donde estaba Chad esperándonos. Le estaba comentando a Megan que me alegraba que hubiera recurrido a mí para entrenar a su hermano. Hasta que mencionó que se lo estaban ocultando a sus padres.

—Creí que ellos estaban de acuerdo ―dije, mirándola de reojo.

―Mis padres son muy reservados. La violencia es un tema que prefieren evitar —dijo mientras enviaba un mensaje de texto a su hermano—. Siempre han tratado de alejarse de los conflictos. No les gusta debatir, ni siquiera defender sus propias creencias.

Heridas Ocultas ✅ | editando |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora