Parte 10

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Iba escoltado por su esposo, su hijo (Que era igual de obstinado que él, así que un "no" no era una opción), Nadders, Cremallerus y Pesadillas monstruosas. Su andar, aunque seguro, no dejaba de ser pausado.

Cada criatura que se cruzaba en su camino sentía la necesidad de hacerse a un lado, permitiéndoles imponerse en su gloria. 

La naturaleza misma parecía abrirles paso directo hasta el asentamiento vikingo, los dragones seguían a sus líderes en el más absoluto silencio, mostrando el respeto que una reunión como la que pensaban iniciar merecía.

Y no era para menos.

En su rostro se veía la serenidad que tanto lo caracterizaba, pero Chimuelo sabía mejor que nadie que sus pensamientos eran un remolino turbio dentro de sí. Hipo estaba a punto de reabrir una herida que hace mucho creyó haber sellado y cicatrizado, pero, al parecer, aún en su corazón se hallaba aquel niño de 14 años que huyó del que por tantos años había sido su hogar con el alma hecha pedazos, dolido y triste porque su padre, la persona de la que había buscado una mísera muestra de afecto, lo había negado.

Sobre el lomo del mayor Furia Nocturna, Asier veía con preocupación a su papi, pero decidió permanecer en silencio. A pesar de que sabía que algo andaba mal, no lograba entender el qué.

-"Sabes que es lo mejor"- trató de animar su esposo.

Hipo no respondió.

Cuando llegó al campamento vikingo, varias armas se fueron directo a su cuello como amenaza, amenaza que no duró mucho ante los gruñidos intimidantes de  las enormes bestias.

-¿Qué quieres? -preguntó la ofendida Hofferson con ganas de rebanarle el cuello al hombre que la rechazó, sin embargo tenía aún más ganas de seguir con vida, así que regresó su propia espada a su costado, mirando furiosa a aquellas "bestias horribles".

Sin inmutarse, Hipo siguió avanzando.

-Vengo a hablar con Estoico.

-Aquí no eres bienvenido, basura.-esta vez habló Patán, mirándolo con molestia. Se cruzó de brazos.- ¿Por qué no te regresas a la pocilga asquerosa de la que viniste? No conseguirás nada trayendo como ofrenda a tus lagartijas...- se burló. Un Pesadilla Monstruosa le rugió como primer aviso.

Brutacio rió.

-Uy Patán, parece que no le agradaaAAAAAAAAHH -gritó cuando una bola de plasma pequeñita deshizo su escudo. Asier le mostró la lengua.

Brutilda rió.

-¡Un niño te hizo llorar, idiota!-se carcajeó viendo a su hermano sobarse las manos, donde pequeñísimas llamaradas lograron hacerle daño.

Hipo pasó entre la bola de vikingos sin dignarse a mirarlos. Chimuelo le ordenó a su hijo quedarse quieto y callado, aunque en el fondo estaba orgulloso de su pequeño guerrero.

Bocón no tardó en ir a avisar al líder de la tribu vikinga. Estoico apareció en medio de la multitud que se hacía a un lado. Miró a su hijo de forma casi indiferente.

Hipo se adelantó a su escolta, mirando directamente al hombre imponente.

Algo en los ojos de su padre era distinto, pero decidió no pensar demasiado en ello.

-Vengo a ofrecerte un trato que podría ser beneficioso para ambos, Estoico.

El vikingo lo miró por largos segundos antes de asentir lentamente con la cabeza y dirigirse de regreso a su tienda, siendo seguido de cerca por el joven.

Asier hizo el ademán de seguirlo, temiendo por la seguridad de su padre, pero la voz del Furia Nocturna detuvo su intento.

-"Debe ir solo"

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⏰ Última actualización: Aug 23, 2021 ⏰

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