𝕺𝖇𝖓𝖔𝖝𝖎𝖔𝖚𝖘 _Sujin- YoonJin.

Amigos.

Desde que tiene memoria, ha vivido en el palacio, no tiene recuerdos previos a eso, si se lo preguntan, Jin no extraña a sus padres, porque jamás los conoció.

Su vida en el palacio comienza con el asistiendo a la escuela dentro del mismo, siendo educado por bellas doncellas, mujeres ofrecidas por sus padres para el servicio del rey que recibían a cambio ayuda económica, la mayoría era menores de edad, estas no eran tomadas por nadie hasta que se graduaran y encontraran un marido, también porque estaba prohibido tocarlas y que ellas tocaran a un consorte.

Jin creo con la idea de que todo lo que le rodeaba se limitaba al palacio, despertaba, comía, jugaba y estudiaba, su vida fue buena en el lugar.

Cuando cumplió quince años fue cuando las cosas comenzaron a cambiar, él se volvió más alto, más atractivo, sus ojos grandes y brillantes atrajeron la atención de un príncipe que no paraba de venir a el para conversar, pero Jin estaba enamorado de Jungkook, uno de los herederos al trono.

Jungkook era alto, fuerte y serio, los consortes medios no dejaban de hablar de él, todos esperaban aprobar para ser parte de su harem, uno pequeño, Jin no paraba de soñar con ello, después de todo, un consorte era educado para servir a su majestad.

Grande fue su fortuna cuando el príncipe vino a el y platicaron, Jin fijo su mirada en las sabias palabras de este hombre y las guardo en su corazón.

"Jin es bonito"

"Jin es talentoso"

"Jin es brillante"

Pensó que todos eran halagos, pero mas bien eran palabras al aire de consortes que comenzaban a envidiarlo, por que ya no era solo Jungkook o este otro príncipe quienes venían a ver al hermoso muchacho, si no otros mas incluyendo a su majestad.

Y lejos de sentirse alagado se sintió abrumado.

Fue entonces que este tercer príncipe apareció, uno que en lugar de alagar su cara le trato como uno más, uno que consolaba sus lagrimas uno que pareció quererle.

Jin abrió los ojos y miro a su lado con el rostro adolorido.

—¿Estas bien? —

No lo estaba el estaba llorando y todo el cuerpo le dolía.

—Vamos, no llores, esto es normal, tenia que pasar, si no, yo jamás iba a consentir que te casaras con mi hijo—

—Nosotros... Nosotros se lo pedimos, le rogamos que nos dejara casarnos, ¿Qué daño le pudimos hacer mi señor?, solo somos un consorte medio y un príncipe que no va a alcanzar el trono, ¿Por qué vino a mi aun así? —

Su majestad le miro pasando la mano por su cabello largo y sedoso, sus dedos por su mejilla húmeda.

—Por que soy el Rey y es mi derecho—

—Se equivoca, esto es Tabú, por que yo no quería, yo no quería que me tocara—

Le escucho reír.

—¿Quién me va a detener?, ¿Tu?, recuerda quien soy—

—Yo no, la luna se va a encargar, la diosa estará molesta por tomar a sus hijos y darles dolor, pro que yo nací para mi príncipe, yo solo puedo amarlo a él, y el solo me ama a mí, ¿Por qué lo hizo aun cuando el le rogo llorando no hacerlo?, veinte, treinta, puede tener cuanto consorte quiera ¿Por qué señor?, ¿Por qué me destruyo de esta manera humillante? —