Rick atormentado por sus propios recuerdos, estando en las profundidades de su soledad, sintiéndose perdido
con su propia libertad, siendo una sombra para los demás, un ser imperfecto para los estándares de la sociedad
que, buscaba tan solo una razon para seguir existiendo. Se levanta cada mañana con la misma esperanza
queriendo salir de su abominación. Era tan monstruoso y horripilante que tenía que sacar de sus horas de
esfuerzo, la cantidad necesaria para que su psicólogo esté satisfecho, de otra forma no podía relacionarse con un
ser humano real, a veces tan solo quería nunca volver a despertar.
—Hola adelante pasa ¿Como te va Rick?
—Igual que la ultima vez– le respondió con una inexpresión en su rostro.
—Bueno, tranquilo ya sabes que conmigo puedes contar lo que quieras, todo se va a quedar entre estas cuatro
paredes–dijo con una sonrisa que iluminaba sus facciones.
—Ayer me acerque a hablarle a una chica, pero cuando apenas pronuncié mi primera palabra me dijo–Alejate de
mi excremento viviente– con mucho odio, me ofendió tanto que salian de mi lagrimas y desapareci de su vista
hacia otra parada de trenes.
—Recuerda que eso habla de ella y no de ti– dijo el psicólogo.
—Ah...¿Acaso no entiendes verdad? No se trata solo de ella, sino de toda la sociedad– dijo con altos gritos y
golpeó fuertemente la mesa.
—Yo no soy parte de ellos, no estas solo, me tienes a mi–le dijo.
—Si claro– dijo con sarcasmo– te tengo a ti solo porque te estoy pagando miles de dólares, desde antes incluso
que nos conocieramos
—Es mi trabajo, esto es lo que me hace feliz, ayudar a las personas a resolver sus problemas sin importar
nuestras diferencias.
—¿Pero si me hubieras conocido fuera de tu trabajo acaso... ¿Vas a decirme que me tratarias igual?–dijo con una
luminosidad que expresaba la tristeza que había en sus ojos.
—¡Oye calmate!, yo seguiría siendo la misma persona–dijo sonriendo.
—¡No mientas estupido imbecil!– dijo Rick y comenzó a apretarlo del cuello hasta desmayarlo, le pegó patadas
en la cabeza, sacó de su bolso una cuerda, la ató en su cuello y lo colgó en el techo.
No tardó en que alguien se percate del suceso y avise a los detectives. El primer oficial impactado por la
escena del crimen, tomó una nota que decía: Mi esencia nunca tuvo que haber comenzado dado que este no es mi
lugar, me han tratado como la peor de las bestias.
—Oficial Dickinson ¿A qué crees que se esté refiriendo?
—Debía ser el blanco de las burlas–respondió Dickinson con una sonrisita sarcástica.
—¿Han encontrado algo?– preguntó Steven.
—No hemos hablado nada, puede haber sido un suicidio.
—Tiene su cara estropeada–dijo Dickinson
—Suponemos que se ha autolesionado golpeándose la cabeza contra el suelo, a eso se debe la cantidad de sangre
en la que solo hemos encontrado su propia información genética–dijo el detective.
—Sigan buscando–respondió Steven con enojo
El detective asintió la cabeza y siguió examinando el cuerpo.
—¿Donde ha estado el jueves?–pregunto Dickinson.
—He estado limpiando el baño.
—¿A visto a alguien que se haya ido a las 10 a.m del consultorio?
—No señor... no he visto nada, Fabini era un gran sujeto, la persona más amorosa que haya conocido, no entiendo como puede haber gente con tanta crueldad– dijo la señora entristecida.
—¿Ha escuchado algún ruido extraño?– dijo Dickinson.
—No señor no he visto ni escuchado nada–respondió.
—¿Sabe qué pacientes se atienden en ese horario?–pregunto.
—He visto que una persona cubierta con una capucha y su rostro semi tapado viene hace un par de meses pero no habla con nadie, nadie lo conoce, solo entra y se va como si nada–dijo.
—¿Sabe si alguien ha visto su rostro?
—No creo que nadie lo haya visto, tan solo se deja ver sus ojos.
—Muchas gracias–respondió Dickinson.
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El círculo del ermitaño
Misterio / SuspensoEsta es la historia de un chico solitario...