2

279 18 3
                                    

Unas luces me despiertan. Parpadeo varias veces y trato de acostumbrarme a la claridad. Escucho voces de lo que parece ser una mujer y un pitido intermitente. Me observo y me doy cuenta de que estoy tirado en una cama diferente a la que estoy acostumbrado. Esta es más pequeña.

Respiro con normalidad y al mover el brazo siento un dolor punzante. Observo un moratón lo suficientemente grande como para asustarse. Tengo una pinza extraña en mi dedo índice comunicada a un tubo raro que acaba en un aparato. Cierro los ojos.

Logro tocarme la cara y noto como tengo una cánula binasal. ¿Qué ha pasado? Una silueta se acerca a mi. Poco a poco consigo distinguirla.

Sonrío inconscientemente.

-Rebeca- susurro con los ojos entreabiertos.

-Si no hubieras estado a punto de morirte hace unas horas, te habría pegado un bofetón- esa voz no es de ella. Abro bruscamente los ojos y me encuentro a la pelirroja atlética delante de mi.

-Ah no, ya lo he entendido- me quito la cánula de la cara - Estoy en el infierno ¿Verdad? ¿Tan mal hombre he sido para merecer esto?- esta vez me quito el pulsioxímetro del dedo índice.

-Ja, ja- ríe secamente- muy gracioso

Trato de levantarme despacio pero Amanda me lo impide.

-No lo hagas- me mira y me ayuda a volver a acostarme - Keyncito vendrá ahora mismo a hacerte unas pruebas

-Pareces una niña pequeña- ella rueda los ojos y se sienta en la silla contigua a la camilla.

Tras varios minutos de silencio la pelirroja rompe el silencio.

-Tu madre solía estar sentada así como yo- la miro sorprendido de que saque el tema. Creí que no volveríamos a hacerlo. -La recuerdo perfectamente Dam

Vuelvo a mirar al frente y trago saliva.

-Creí que no, eras muy pequeña

-Los dos éramos pequeños

-Qué tiempos aquellos- ella me mira apenada -Lástima- parpadeo varias veces y sonrío -¿Cuánto más va a tardar Keyn?

Inmediatamente, como si lo hubiera invocado aparece por la puerta de la habitación. Va vestido con jeans marrones y una camisa blanca junto a su inseparable maletín que ya empiezo a tener mis dudas de si no está implantado en su mano derecha.

-¿Cómo te encuentras Damon?- el doctor abre su maletín y saca unos papeles en blanco junto a su bolígrafo.

-Mejor que nunca Keyncito- imito la voz de Amanda lo que provoca que esta me fulmine con la mirada.

-Vamos a comprobarlo- sonríe - Ya conoces el protocolo así que levántate despa...

Me levanto de un salto y comienzo a decirle la fecha de hoy, la estación en la que estamos, el lugar y mi nombre y apellidos rápidamente. Le identifico los colores que veo en la sala incluido el de sus jeans. A continuación comienzo a andar en línea recta, cierro los ojos y me toco la nariz con el dedo índice, le cojo prestado el bolígrafo y el papel en blanco y le dibujo triángulos, círculos y cuadrados y por último le saco la lengua. Me siento y espero a que me de un golpe en la rodilla con su martillito.

-Sí, estas perfectamente bien- dice tras haber comprobado mis reflejos.

-Te lo he dicho, ya va siendo hora de que salga por ahí- Amanda se toca la cara como si fuera obvio que no puedo hacerlo y estuviera preguntando alguna tontería.

-Supongo pero hay que tener cuidado, te da una convulsión en otro lugar que no sea aquí y puedes morirte Damon- parece preocupado. Estoy acostumbrado a sus discursos. Ahora aludirá a que es mi responsable, como si fuera menor de edad.

𝓟𝓻𝓸𝓶𝓮𝓽𝓸 𝓬𝓾𝓲𝓭𝓪𝓻𝓽𝓮 𝓼𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora