Una navidad junto a ti 2/2

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Los cinco habíamos ya terminado de comprar cosas en el centro comercial, caminamos hacía el auto, al entrar obviamente yo quedé al lado de mi niño hermoso, porque es mío, de nadie más, zorras.

— ¿Ya nos vamos a la finca, Ale? —preguntó Simón mirando a Alejo.

— En efecto, mi estimado —afirmó Alejandro sonriendo.

— Vale —dijo Simón y encendió el auto—, ¿Isa, te puedo hacer una pregunta?

— Claro, ¿Qué fue, perro? 

— ¿Por qué llena de tantos regalos a mi hermano? —preguntó el de lentes con una pequeña sonrisa maliciosa.

— ¿Cómo? —preguntó Isaza un tanto nervioso.

— Ay, no, que feo caso —dije yo tomando un  mi café que compré en el Starbucks—, ¿Pero quienes somos nosotros para juzgar? 

Simón y Alejo rieron alto.

— Maldita diva que eres, Villamil —dijo Alejo agarrándose el estómago a causa de la risa.

— Lo sé —respondí haciendo labios de pato.

— Así es como hago que se olviden de la pregunta de Simón —susurró Isaza.

— Kisieras —respondí bien diva.

— Puta madre... —dijo Isaza cruzándose de brazos.

— Ya dejen a Isa, chicos, ya molesta un poco eso... Él y yo solo somos amigos, nada más.

Isaza hizo su carita de tristeza, era obvio que no solo quería ser su amigo.

— Está bien —respondió Alejo.

Saqué mi teléfono y le mandé un mensaje a Isaza.

~Mi tocayo~

No se preocupe, Isa, sé que algún día Martín se dará cuenta de su enamoramiento —

— Eso espero...

Guardé mi teléfono y miré a Simón, ¿Qué tanto hicieron sus padres para crear a esta belleza?, cada una de sus facciones era hermosa, sus ojitos me enamoran, me hipnotiza su voz, me hace estremecer cada vez que lo escucho hablar.

Simón puso su mano en la palanca para cambiar de velocidad y yo aproveché para poner mi mano sobre la suya, lo miré un poco avergonzado y él me sonrió con dulzura, dejando un pequeño besito en mi muñeca.

—  Mi niño~ —susurró cariñosamente.

Aparté la mirada sonrojado, este chico me pone loco.

Después de un rato, llegamos a la finca de Alejandro, bajamos del auto sacando todas las cosas que habíamos comprado, caminamos hacía la casa que había para meter todo, conectamos la Switch para jugar más tarde, la comida la metimos en el refrigerador y ahora solo tocaba esperar a los adultos.

— Tanto tiempo sin venir a la finca, eh, chicos —dije acostándome en la cama, cerrando mis ojos.

—  La verdad, pasó mucho para que los cinco nos reunieramos de nuevo —respondió Isaza.

— Si, recuerdo que Villa y Simón siempre se peleaban — dijo Alejo.

— Pues ya ves que los que se pelean se aman — respondió Martín burlonamente. 

—  ¿CÓMO? — grité.

— Nada — dijo Alejo rascándose la sien.

— Ojo, Villa — dijo Simón entrecerrando sus ojos y acostándose a mi lado.

Causa Perdida || Original VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora