Capítulo 6 : Cálida bienvenida.

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Era una lucha de miradas

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Era una lucha de miradas.

______________NARRA DI :____________

¿Qué rayos hace el aquí? Este lugar esta deshabitado desde...bueno desde siempre.

- ¿No vas a hablar? - preguntó mientras se paraba - muy bien. No me digas tu nombre, si no quieres. Al menos dime que haces en mí habitación- dijo mientras se cruzaba de brazos. -¿ y bien?.

Frunci el ceño. Es extrañamente amable, Pero no por eso me inquieta menos.

- no sabía que era tu habitación, lo lamento - dije mirandolo fijamente- yo...ya me voy.

me autofelicité por parecer normal.
Me incomodaban los extraños.

Al abrir la puerta escucho que vuelve a hablar

-adiós, fue un placer conocerte, chica vomito. - dijo con una sonrisa burlesca.

-Adiós, princesita- le solté saliendo de ahí con un portazo.

Lo último que atine a ver fue su rostro arrugandose ante el mote. Que se joda, a mi nadie me burla, así no funciona amigo.

Aunque parece ser el día de la excepción a lo normal. Sentí las miradas y risas mal disimuladas todo el día. El fin de semana el video llego a las mil reproducciones, osea, lo vio todo el maldito pueblo o casi. Hasta le preguntaron al abuelo al respecto.

Estuve callada todo el día con el asunto, pero que un desconocido venga a burlarse, eso ni pensarlo.

Al girar hacia las escaleras mi mal humor fue suplantado por una sonrisa.

Ahí estaba ibón, mordiendose las uñas mientras caminaba de un lado a otro frente a la escalera. Ajeno a mi presencia.

Podría asustarlo, pero ya fue suficiente con lo de hoy. Se podía poner en malo y hacerme pintar las mesas o peor, cocinar esos pastelitos con extra glaseado y sabor a aceite quemado que vendían cada año.

A un escalón de distancia le solté -¿tan guapo y tan sólo? - imitando la frase celebre de París.
Me puse en una pose "sensual" apoyada en la varanda pero perdí el equilibrio con mis botas y caí al suelo.

Escuché como contuvo la risa.

-¿Qué tanto hacías ahí arriba? - dijo apresurandose  a ayudarme.

-esperando a que mí principe suba a rescatarme - dije - pero no vino. Así que baje a buscarlo.

Desde pequeños nos deciamos así, era una forma de burlarnos de la fiebre que causó rapunzel en la población infantil del pueblo en ese entonces.

En realidad no nos veiamos así.
Según nuestro acuerdo privado a la escasa edad de 6 años, Él es la princesa y yo soy su caballero, era nuestra promesa.

Me miro en silencio.

Abri los ojos sorprendida - ¿Qué? No me digas que todavía crees en los supuestos fantasmas.

- ¿qué? Con quién crees que estas hablando? Jamás hice tal cosa - dijo haciendose el ofendido mientras se tocaba el pecho.

Maldito dramático

- fue por otra cosa. - dijo retomando su postura

-¿por qué?

- no me digas que no te enteraste.- dijo resignado ante mí falta chismerio barrial.

Lo miré en silencio.

Perdón amigo.

- Ahí se está quedando el bombonazo de la otra vez. no lo viste ¿o si? Con ese pelo que parece nieve y sus ojos, ¿VISTE SUS OJOS? Está hermoso, cielo Santo- dijo rápido, como adolescente enamorada - ¿y si estaba ahí y yo subía con estas pilchas? No señor.

- Ahí arriba no hay nada -dije pensando en su pregunta, mientras volviamos a la sala de utileria- además de humedad y un cuadro feo.
No entiendo de donde sacaron lo de los fantasmas.

Según los "inteligentes" alumnos de Lux Gladio, nuestra escuela (la única en realidad).
La razón por la cual ningún alumno se hospeda ahí es por las almas de estudiantes que murieron en el incendio de la escuela hace 18 años. Decían que por las noches se escuchan sus quejas.

Una ridiculez en mi opinión.

-ya sabes, pueblo chico, la gente se aburre, crean chismes y esparcen otros, por más descabellados que sean - dijo como si no lo hiciera el muy descarado.

Me quede pensando en sus palabras. No es que fuese ajena a los chismes, pero el fín de semana estuve muy ocupada escondiéndome bajo mi almohada para enterarme lo de ese extraño. Hasta falte a clases el viernes.

Mientras llegabamos al salón de utileria, ya vacío, caí en cuenta de algo.

- Oye - Lo mire ofendida - osea que no subiste, a pesar de que me pudo pasar cualquier cosa ¿sólo por que no estás decente para tu "bombonazo"? - le recrimine, haciendo comillas con mis manos mientras entrabamos al salón ya vacío.

Me miro con una fingida culpa - lo siento, pero sí.

- No te perdono- dije dandole la espalda mientras recogía mis cosas - a menos que...-dije haciendome la misteriosa.

- A menos que..? - dijo siguiendome el juego.

-hagamos pijamada este sábado.

-acepto- dijo pasando sus brazos por mis hombros- pero también deberas hacer algo por mi, ni creas que olvide lo que pasó - dijo señalando un Manchón de pintura que no se pudo sacar.

Mierda

-¿qué se le ofrece su majestad? - cuestione, comenzando a caminar a la salida.

- él sábado harás esos gloriosos pochoclos con azúcar que tan bien te salen.

- ¿y para qué o qué? - dije haciendome la desentendida.

Me miro frunciendo el ceño.

- bueno esta bien - acepte- pero yo elijo la película.

Se río y me abrazo por los hombros. - no sé que sería de mi sin ti, vamos, yo te llevo - dijo abriendome la puerta de roble que separa la escuela de mi libertad.

- no lo sé, posiblemente estarías muerto de tristeza - bromee y se rió mientras tonteamos de camino al auto.

No sé que sería de mí sin él.

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