Capítulo 10 : ¿vamos a morir?

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__________NARRA ARGUS :__________

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__________NARRA ARGUS :__________

Luego de nuestra conversación, acepté que él tiene razón.

Fue estúpido de mí parte pretender explicar algo que no sé, pero aún así, quiero saber a que se refiere con respecto a la "normalidad" de la chica vómito,bueno, como se llame.

Una rafaga de aire fresco me devolvió a la realidad.

Había decidido salir a caminar un poco, a pensar.

- mira, un gatito - dijo una voz chillona.

Y sí, el enano me acompañó ( se invitó) al paseo, no me inmutó, casi nadie podía verlo.

Como de costumbre, ignore su comentario o lo intenté, hasta que vi que comenzó a correr al pobre animal hasta detrás de unas casas que dan al bosque.

Suspire parandome en el lugar, esperando que regrese.

Escuché su respiración segundos después.

Regresaba corriendo,aunque no lo crean, corre bastante rápido. Traía su típica expresión de : "Ya la cagué".

- fue más rápido que la última vez,¿ que suced..- quise preguntar, pero me interrumpió.

- CORRE, AL PUEBLO, CORRE AL PUEBLO - me gritó tirando de mí pantalón.

- ¿qué estás diciendo? - cuestione arqueando una ceja, completamente extrañado.

Un gruñido fue la respuesta.

Giré lentamente.

Mierda - pensé.

Una especie de perro parado sobre sus patas traseras, de largas extremidades cubiertas de pelo oscuro y una gran cabeza con largo hocico. cabello gris y largo lo tapaba.

Levantó su enorme cabeza y clavo sus ojos en mí.

Esa fue la señal.

Corre - nos dijimos al unísono.

___HELADERÍA "DOLCE AMORE"__  ________________18:50________________

- Frutos del bosque - retó el joven castaño con mirada foribunda.

-Limón - contraatacó la morocha.

- Por que no compran los dos? - cuestionó con hastío la vendedora.

Ambos se miraron en silencio.

-¿Qué dices? - Preguntó la morocha ,retadora.

- No sé, dime tú - contestó en el mismo tono.

Se miraron por microsegundos eternos.

- Denos los dos - decidieron al unísono, volteando a ver a la heladera que parecía querer matarlos o morir, vaya uno a saber.

- Ah y crema del cielo, por favor - agrego la morocha.

La chica la miro extrañada, pero se dispuso a seguir con su labor.

Casi al instante se abrió la puerta de un estruendo, haciendo tintinar furiosamente la campana.

Voltearon disimuladamente, o lo intentaron.

En la puerta se encontraba el peliblanco, completamente rojo, despeinado y....con un enanito verde aferrado a su cuello.

- Santa cachucha - murmuró ibón.

-Hola, ¿cómo están? - preguntó Argus, intentando disimular su aspecto.

Mientras tanto, Di parecía un muñequito chino de tanto mirar al enano y al rubio, del enano al rubio, del rubio al enano.

Y este, bueno, miraba hacía atras constantemente, intentando aferrarse más fuerte al cuello del rubio.

-¿Ese es el enano del que hablabas? - le murmuró ibón.

-¿Eh? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Lo ves? - preguntó rapidamente Di saliendo de su estupor.

Argus se acerco - ¿Lo ves?  - señalo su cuello.

Por su expresión no sabía si estaba intrigado o quería golpearlo.

- Sí, lo veo - contestó ibón, escuadriñando con la mirada al pequeño - t...

Pero algo lo interrumpió.

- ¿Ver qué? - preguntó la heladera a la que habían olvidado.

Los tres se giraron.

- Eso - contestó Di, señalando con el dedo al enano.

La heladera miro a donde le indicaban.

-mmm...si, tu novio es muy lindo - Contestó para seguir con su labor.

-EL NO ES MI NOVIO / NO SOY SU NOVIO - se escucharon ambos indignados, mirandose de reojo con desagrado.

- Seh - dijo ibón.

- Tú lo has dicho - dijo la heladera mirando a Ibón.

____________NARRA DI :____________

-¿en serio no lo ve? - retome la pregunta.

-lo que sea que veas, no tengo idea y por favor, no me cuenten, no quiero ser participe de un caso de adicción de menores - dijo terminando el helado.- Oh, me quede sin bolsas, ya vuelvo.

Gire a verlos, estaban muy callados.

Ibón estaba con la boca entre abierta pegado al mostrador.

El raro estaba con el rostro contraído y la mirada seria.

El enano, el estaba casi enredado en la bufanda que el rubio traía.

Todos miraban en la misma dirección.

Dirigí con cierto miedo la mirada y...- ay mamá - dije trastabillando hacia al costado.

Unas manos peludas y gigantes, de garras afiladas, estaban apoyadas sobre la puerta del local, y detrás había una bestia de gran hocico del que caía abudante baba y ojos nublados que parecían buscar algo.

- Nos encontró - murmuro el enano.

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