Fragmento 3°

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6 de diciembre de 2011.

 Trastabilló con una piedra que metió en su sandalia. Sonrió apenada. Por suerte nadie habia visto eso, las calles estaban casi vacias. Se acomodo el sombrero con nerviosismo mientras se sentaba a esperar en uno de los bancos de la plaza. El sol brillaba con intensidad esa tarde, Lilei habia evaluado la posibilidad de ponerse protector solar, pero la descartó, no tenia ganas de buscarlo. Le dió un vistazo a su reloj, habia llegado quince minutos antes. Estaba nerviosa e impaciente.                                                                                                      

Para distraerse centró su atención en una pareja que estaba sentada en el otro extremo del parque. Parecian estar discutiendo, ya que la mujer se habia puesto de pie y sacudia las manos irritada. Más su mirada se perdio en la forma en que su larga falda se contoneaba con el viento.  Asi la habia encontrado Fryda, con la mirada clavada en la falda de una desconocida.

—No sabía que te gustasen rubias.

Lilei, que no habia notado su llegada, se sobresaltó. Fryda sonrió, ella la habia admirado, su amiga tenia una sonrisa hermosa y calida; una sonrisa que le hacia pensar en querer quedarse allí, anclarse a esa mueca y no alejarse nunca. Iluminaba, encadilaba y por eso habia temido un día perderse por completo en aquel detalle.

Fryda se habia sentado junto a ella.

— ¿Querés helado?—Preguntó su amiga y se levantó sin esperar la respuesta. Era de esperarse, siempre se comportaba asi y se habia acostumbrado. La imitó y se puso de pie. Fryda habia comenzado a caminar y le sacaba un par de metros de distancia.

La vió entrar a un quiosco que habia al otro lado de la calle,  apresuró el paso, no obstante su amiga salió tan rapido como entró. En sus manos traia dos helados de palito, le extendió uno con una sonrisa.

— ¿Qué gusto es?—inquirió mientras lo abria, era violeta. Sonrió, de alguna forma Fryda conocia sus gustos.

—Uva.

— ¿Cómo es que sabias que...

— ¿Entonces te gustan las rubias?—Preguntó de golpe antes de darle un mordisco a su helado, la estaba mirando fijamente. Lilei se quedó con la pregunta que no pudo terminar en la punta de la lengua.

Se formo un extraño silencio. Fryda lamia su helado de frutilla sin despegar sus ojos claros de ella. Lilei la contempló confundida, abrió y cerró la boca un par de veces. Se dió cuenta que estaba dando una imagen ridicula cuando sintió su helado gotear sobre sus dedos.

—Prefiero la uva.

Y Fryda estalló en carcajadas. Por un momento Lilei habia creido que se ahogaria con el helado.

La tarde fue mucho más amena después de eso.

Pero Lilei todavia sentia su lengua quemar por la respuesta que no se habia permitido dar.

¿Qué es un Lilei?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora