Fragmento 2°

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4 de noviembre de 2010.

Fryda no la había mirado cuando ocupó el lugar junto a ella. Pero la había visto sonreír aun cuando sus ojos seguían clavados en su libro.

—Llegas tarde. —Le susurró. Lilei se acomodó de forma torpe en el asiento.

—No tan tarde para que alguien ocupase mi lugar. —Señaló y le pasó un alfajor que llevaba en el bolsillo. Fryda seguía sumergida en su libro de encuadernado oscuro. Por ello, Lilei observó con adoración cuando su amiga tomó el dulce ofrecido y lo apoyó en su regazo, todo esto sin mirarla.

—Seria difícil que álguien ocupara tu lugar. —Dijo de pronto Fryda alzando la cabeza y clavando sus ojos claros en ella. A Lilei se le tornó complicado ocultar su gesto de asombro luego de esa oración. —Te pusiste roja de nuevo. —Acotó su compañera y entre risas volvió a prestar atención a su libro.

La contempló en silencio. Hace un par de meses que había comenzado una pequeña amistad con Fryda, y cada día se asombraba más de las reacciones que ella podía provocar en su persona con solo unas palabras o una sonrisa.

—Es difícil no reaccionar así cuando dices esa clase de cosas...  —Murmuró.

Fryda asintió.

—No deberías darme tanta importancia.

Y pasó de página.

Lilei se había mordido la lengua con fuerza. Su amiga no lo entendía, pero para ella era imposible ignorar ninguna parte de su persona, ¿como explicarle a Fryda que si decía "hola" y sonreía tenia el mismo valor que la estrofa de la poesía más bella del mundo? 

Trago saliva y busco algo para desviar su atención.

— ¿Que leés? —Había preguntado en un tono demasiado chillón.

En ese momento el profesor entró al aula.

—Es raro, ¿por qué llegaste tarde?

Lilei se había sentido un poco tonta, como cada vez que su amiga ignoraba sus preguntas.

—El colectivo no paró. —Respondó ella y sacó su cuaderno.

—Últimamente los colectivos no te paran. — Comentó Fryda en tono frió y guardó su libro. Lilei alcanzo a leer en la portada: "Farenheit 451". Desvió su mirada al pizarrón, no sabia que responder a ese comentario; usualmente Fryda decía cosas como esas que sonaban como quejas o insinuaciones de algo que no comprendía.

El resto de la clase transcurrió en silencio. Más en la cabeza de Lilei la voz de Fryda no paraba de repetir: "Últimamente los colectivos no te paran" y "Seria difícil que alguien ocupará tu lugar". 

¿Qué es un Lilei?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora