CUATRO

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Recuerdos

- ¿carne o pollo?

- Carne – respondí, Sam se levantó del asiento y se dirigió hacia la cafetería.

Estaba mirando mi celular cuando siento la mirada de alguien más sobre mi.

- Eyy Megan!! – Max se acercó a mi sentándose en el puesto de Sam.

- Hola Max – Max era mi mejor amigo, prácticamente hemos compartido una vida desde pequeños y tampoco es que tuviera muchos amigos.

- ¿ Sam?

- Cafetería – dije rápidamente.- Sam venía en nuestra dirección con dos empanadas de carne.

- Eyy Sam!! – Max levanto las manos.
- Par de loco!! – Sam se sentó a mi lado quedando al frente de Max.

- Sam me extendió la empanada ofreciéndomela.

- Te noto pensativa – dijo Max.

- Solo son cosas de la universidad. – le di una sonrisa de lado, la verdad no sabía porque hoy no tenía ánimos para nada, talvez uno de esos días en que despiertas al lado izquierdo de la cama.

- Chica, relájate.

- Lo sé… - mi celular sonó avisando mi siguiente clase. – chicos los veo más tarde. – ellos asintieron con una sonrisa.

Salí de la cafetería y me dirigí a mi clase. El señor Patrik hablaba como si se fuera a morir si se quedaba callado y yo tan solo cabeceaba.

Después de dos horas eternas por fin me encontraba yendo hacia mi supuesta casa.

Supongo que nunca me terminaré de acostumbrar.

Estaba a unas cuantas cuadras de llegar cuando siento unos pasos detrás de mi para luego sentir una mano en mi brazo haciéndome girar sobre mis talones.

- Megan – mi corazón latía rápidamente, por un momento pensé que me iba a robar o a secuestrar, pueden decirme dramática pero me asustó.

- Carajo, me asustaste Lucas.

- Lo siento…. Megan necesito tu ayuda.


Aaron:



La luz de la luna se colaba por la ventana de un cuarto oscuro sin vida, sin color, en el solo se encontraba frialdad, odiaba sentirme como un fenómeno, mientras todos los adolescentes disfrutaban su vida yo estaba aquí solitario lidiando con los problemas de mi familia.

Primera regla Aaron: nunca dejes a los tuyos, somos una familia – la voz de el seguía en mi mente aún fresca.

Cualquier persona diría que es un sentimiento de afecto que tenemos entre nosotros pero lo menos que hay en esta familia es afecto.



-Aaron, ¿Me oyes? – su voz era suave como una melodía que brindaba protección y seguridad. Mi boca no se abrió, solo asentí observando su rostro captando cada movimiento.

- Bien Aaron, dime ¿Qué es lo que ves? – ella aún seguía sentada mirándome a los ojos con atención.

Esta vez sabía que tenía que dejarlo ir, entonces:

- A él. – dije simplemente sin nombrar su nombre, no era necesario, ella sabía a quién me refería.


- ¿Qué está haciendo el? – cada palabra que salía de mi boca o cada movimiento que yo hacía ella anotaba.


- Está….



Mi celular comenzó a sonar devolviéndome a la realidad.

- ¿Aaron?

- ¿Qué pasó? – dije de mala manera


- Aaron…- su voz sonaba partida – necesito que vengas.

- Voy en camino – suspiré y colgué.


Sabía que su vida estaba hecha pedazos y solo me tenía a mi así que cogí mis llaves y salí. Lo que ella tenía era una obsesión y yo tenía que frenar de alguna manera eso.
Cogí mis llaves y salí , el camino fue silencioso pero no tarde en llegar, mis ojos de inmediato la vieron sentada en el porche de su casa.
Ella de inmediato se paró al verme, me baje del coche y camine hacia ella.

- Aaron, lo siento… yo… te necesitaba. – le di una mirada fría.

- No.

- ¿No?

- No vengas con tus mierdas, supéralo. -en mi voz no hubo ni una pizca de compasión, pude observar como cambiaba su rostro de tristeza a rabia en menos de cinco segundos.

- ¡Eres un idiota! No te importa nada más que no seas tú y estoy harta de eso. – por sus mejillas resbaló una lágrima que se le había escapado. – pensé…

- Que. ¿Pensaste que iba a cambiar por ti? – mis labios asomaron una sonrisa burlona.

- Aaron, me enamoré de ti. – esto ya me había pasado, no se porque las chicas siempre piensan que me pueden cambiar, lo mío no es el amor y odio estar en estás situaciones.

- Hiciste mal en hacerlo, nunca te hice creer otra cosa, siempre fui claro.

- ¿Crees que lo hice a propósito? – ella hizo una pausa y prosiguió- no tiene caso, siempre estuve para ti y tú nunca notaste eso.

- ¿Terminaste?- la mire irritado – tengo importantes cosas que hacer.

- Eres un asco. – ella dio la vuelta, desapareciendo por la puerta de su casa.


Nada que no supera ya, pensé.


…………..


- Te espero entonces allá, viejo. – dijo Trenton uno de mis amigos. – ya sabes cómo se pone Daniela.
Daniela es la novia de Trento y una de las pocas personas que  me conocen tan bien, ella prácticamente creció conmigo, estuvo al tanto de mi vida, de mi familia.

- Nos vemos. – dije.

- ¿Vas a salir? – Lucas entro a mi cuarto.

- Si, voy con Tren. – Lucas  saludo a Trenton cuando iba saliendo y se sentó en mi cama mirando hacia mi dirección, mi hermano y yo siempre fuimos unidos, aunque el y yo no nos parezcamos mucho, Lucas nunca tuvo que soportar los problemas de mi padre, mi hermano tuvo la suerte de que mi madre lo alejara de eso. - ¿Vienes? – le dije.

- Claro.

- Bueno.

- ¿Te parece si invito a Megan? – levanté la cara, ¿la niña? Por supuesto mi hermano siempre tan considerado. Megan, hasta su nombre era irritante pero de alguna manera me distraía.

- No me parece que sea un lugar para ella. – Lucas dudo un momento pero asintió finalmente.

- Si… tienes razón.

Nos dirigimos hacia el estacionamiento, Lucas casi siempre me acompañaba a fiestas, era amigo de mis amigos, el casi no tenía amigos, supongo que por eso quiere relacionarse con Megan, no creo que a mí hermano le gusten las chicas mayores e irritantes. No sé porque pienso esto ni siquiera la conozco lo suficiente.


El motor del coche rugió y arranque dejando nuestra casa atrás.

Notita:

Aaron, ¿intenso y misterioso?

besooss, chauu
Nos vemos en el otro cap.




Aaron - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora