Popurrí.

Sajoru.

Hace millones de años; cuándo los dioses aún caminaban nuestras antiguas avenidas.

Existía un amuleto que siempre permanecía en el cuello de la diosa Naoma. Las leyendas dicen que aquel dije esculpido de las rocas de Sajo, podía controlar los cielos, los mares, la tierra y el infierno; aquel que lograra poseer tal poder sería el gobernante de todo, de la vida y de la muerte.
Naoma era la encargada de evitar que aquél collar cayera en manos equivocadas, o sería el fin del mundo que alguna vez conocieron nuestros ancestros.

Sólo existía un problema.

Sajoru.

El collar fue esculpido de sus tierras acordadas, lo que lo llevó a pensar que era de su pertenencia. La codiciada y avaricia de siquiera pensar en poder controlar el mundo y todo lo que en él habitaba nublaban su mente; la idea le parecía perfecta.

Sajoru haría lo que fuera para poder controlar ese poder, incluso plantarle cara a su hermana.

Su paciencia era nula y no demoró mucho en llegar a la choza oculta entre las nubes de la montaña más alta. Tumbó la puerta sin siquiera tocarla y un grito exasperado se escuchó kilómetros a la redonda.

Naoma luchó con todas sus fuerzas, pero no fue suficiente.
Sajoru tenía el collar en sus manos y el poder lo enloqueció por instantes. En un último suspiro, la protectora del amuleto engañó a Sajoru prometiendole más poder, pero terminó sellandolo en el amuleto por la eternidad. El sello tenía once puntas tras una explosión. Los paraonicos piensan que son los siglos antes de que el amuleto vuelva a ser encontrado.

El que obtenga el amuleto, será capaz de hacer cualquier cosa que deseé o piense. Controlará los mares. Los cielos. La tierra. El infierno; y ahora, la suerte.

Naoma se dio cuenta de que el poder y la responsabilidad era demasiado para ella, así que decidió encerrar el poderío en una caja de marfil sellada con magia. Magia que solamente podría romper una persona digna y de corazón puro, o en su defecto, un descendiente de la diosa Naoma.

Hoy, once siglos después, la caja ha sido hallada nuevamente.

¿Serás capaz de abrirla?