Capítulo 2

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Sábado 29 de Noviembre, 7:56 am.

Maldije en voz baja cuando el primer rayo de sol apareció por mi ventana.

-Debería haberla cerrado anoche -murmure entre dientes y sumergí mi cara en la almohada-

-¡Danielle! El desayuno está listo, cariño -escuché que gritó Claire desde el piso de abajo-

Gruñí y me destapé de malas ganas. Busqué a tientas mis zapatillas de andar por casa y me dirigí hacia la puerta frotándome los ojos medio dormidos. Bajé las escaleras de fuera y crucé el patio hasta la entrada. La puerta estaba abierta así que simplemente entré y la cerré. Me guié por el dulce olor a tortitas y chocolate caliente, llegando a la pequeña cocina de Claire encontrándome a ella sirviendo los platos en la mesa. Me sonrió al verme entrar y me senté en el taburete de enfrente.

-Gracias -le sonreí cuando me sirvió- Pero que quede claro que mañana me toca a mi hacerle el desayuno

Ella rió.

-Claro, mientras no me quemes la cocina -me volvió a sonreí, haciendo que las pequeñas arrugas de las esquinas de su boca se noten más.- Algunas de mis plantas han caído y tengo todo el patio lleno de tierra -suspira-

-¿Y eso? -le respondo con la boca llena.

-Se ve que anoche, en mitad de la madrugada, se puso a llover a cántaros. Ha quedado todo el patio hecho un asco -explicaba mientras miraba a través del cristal de la ventana.

-No se preocupe, yo le ayudaré -digo antes de meter un trozo enorme de tortita en mi boca haciendo que ella vuelva a sonreír.- Hoy tenemos el día libre, ¿verdad?

-Sí, hoy no hay encargos ni nada parecido. Así que tienes todo el día para hacer lo que quieras.

-Entonces la ayudaré en lo que necesite. Más tarde iré a comprar al supermercado, ¿necesita que le traiga algo? -le pregunto, soplando al chocolate para que se enfriara.

-Si no es ninguna molesta, más tarde haré una lista. Tengo la nevera casi vacía -suspira con cansancio.

-No es ninguna molestia. Llevaré el coche, así que no habrá problema alguno. -sonrío acabando lo que queda en el plato.- Gracias por el desayuno, Claire; estaba delicioso

-Me alegro, cielo -me sonríe y mira la hora del reloj- Voy a hacerte la lista de la compra de mientras. -se levanta y coge una pequeña libreta de un cajón y un bolígrafo.- Cuando vuelvas a lo mejor no estoy, tengo que llevarle una cosa al señor Carrise.

-Claro -afirmo y me dispongo a recoger los platos de la mesa.

Cuando todo esta en su sitio, Claire me da la lista apuntada en un papel pequeño y me dirijo a fuera. Subo las escaleras y entro a mi piso. Sólo entrar, puedes contemplar todo el piso ya que es de estilo abierto.
Las cortinas del salón están cerradas, provocando un efecto de penumbra cuando se cierra la puerta. Camino en dirección a mi habitación y abro mi armario, cogiendo unos leggins oscuros y un jersey largo hasta los muslos. Cubro mi cabeza con un gorro de lana, unas botas y una bufanda.
Hace bastante frío.

Agarro un bolso, donde meto rápidamente las llaves de casa y las del coche, el monedero y el móvil. Me dirijo hacia la puerta, pero antes de salir contemplo fijamente la fotografía, la cual se encuentra boca abajo, oculta a cualquier mirada curiosa. Deslizo mi mirada vagamente por toda la planta y suspiro.

Cierro bien la puerta al salir y bajo de nuevo las escaleras, esta vez yendo directa a la puerta. Salgo a la calle, despejada al ser las 9 de la mañana. Agradezco vivir en un barrio tan tranquilo y muevo mis pies hacia donde se encuentra mi coche.

Me relajo al instante al sentir el calor en el interior de mi coche, y lo enciendo.

Cuando llego al supermercado, dejo el coche en el párquing de afuera y entro.

Acabadas mis compras, busco en mi bolso la lista de Claire y me dispongo a buscar lo que necesita. Absorta de mi alrededor, no me doy cuenta cuando mi carro choca con el de otra persona haciendo que casi caiga hacia delante. Cuando mis pies vuelven a tocar el suelo y me tranquilizo le pido disculpas a la persona, recogiendo la caja de cereales que salió volando con la colisión.

-Tranquila, no pasa nada -me dice divertido hacia mis disculpas.

Me quedo estática en mi lugar y me levanto lentamente hasta estar sobre mi altura normal, cerrando los ojos con fuerza. Abrí los ojos y incliné levemente la cabeza hacia atrás para poder verle mejor.

No, otra vez no.

Seams ✡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora