Celos.

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Advertencia: se menciona/describe brevemente un intento de violación     😶😶😶



Ya casi se acababan la segunda cinta adhesiva. Cartman la extendió con perverso placer y la colocó sobre el bulto en la pared, asegurándose de extenderla lo más que pudiera, de modo que durara sin caerse por un buen rato. Otro más de los chicos se encargaba de repartir tiras largas de la tercera cinta.

Desde lo alto, Butters los miró, algo preocupado. Desde que iniciaron, supo que pasaría ahí el resto de la fiesta, cosa que debía ser muy divertida para Cartman, que le sonrió de manera cruel desde abajo. El resto reía a carcajadas. Quiso frotar sus nudillos, pero no pudo. Todo su cuerpo estaba aprisionado.

-Ouh... Vamos, chicos... No me dejarán aquí toda la noche, ¿o sí? -hizo un intento ingenuo, desesperado.

-Tú apostaste, Butters -sonreía Cartman mirándose las uñas, como si distraídamente dijera una inocente verdad. En realidad era evidente que lo estaba disfrutando mucho.

-B-Bueno... sí... pero fue porque tú me dijiste que...

-¡Cinta!

Sin demora, alguien le pasó un fragmento y él, parándose de puntillas, se lo puso a Butters sobre la boca. El pobre chico quedó practicamente mudo, únicamente capaz de emitir quejidos.

-¿No te preocupa todo este desastre? -preguntó uno de los chicos, no solo mirando a Butters, sino también a su alrededor. Había chicos y chicas dormidos a esas alturas, alguien más vomitaba en una de las macetas de la sala, y había más de un jarrón roto.

-¡Nahaa! Mi madre lo recogerá todo mañana -dijo de muy buen humor.

-Bueno -dijo el otro encogiéndose de hombros, entre incrédulo e impresionado.

Habiendo terminado, Cartman se alejó. Butters seguía siendo, luego de todos esos años, su víctima más fácil. Algunas cosas simplemente no cambian. Y sí que la estaba pasando de maravilla en la fiesta que había organizado, siendo que Liane pasaba la noche con un amigo. Sin embargo, algo faltaba... Sí. Había engañado y hecho sufrir a Butters con la facilidad de siempre, y sin la intervención de su archienemigo: Kyle, el judío. ¿Dónde estaba?

Miró a su alrededor. Debía estar con Stan. Siempre estaban juntos, tanto que parecían una maldita pareja de homosexuales, de modo que si no distinguía a Kyle entre todas esas personas, trataría de identificar a Stan.

Fue de la cocina a la sala. La música estaba alta y la mayoría platicaba. Otros hacían estupideces o bailaban, como Clyde y Tweek que se divertían con un montón de chicas. Pero no, no había rastros de Kyle o... ¡Stan! Ahí estaba. Se acercó, pero no veía a Kyle por ningún lado.

-Stan -lo llamó. Una vez que estuvo cerca notó que estaba borracho-. ¡Stan!

-¡Blerrgg!

-¡Agh! ¡Que puto asco! -retrocedió con enorme desagrado. Daba igual, él no tendría que limpiar. Así que siguió buscando. Quizá estaba con Kenny.

-¡Hey, Kinny! ¡Kinny! -lo llamó, pero igual que Kyle, no estaba por ningún lado.

Se recargó contra uno de los sillones, del cual, una chica cayó noqueada. Aquello le parecía un poco extraño. Solo un poco. Por eso iba a sacudirse esa fugaz pregunta que ni siquiera estaba lo suficientemente presente en su cabeza, pero entonces le llegó una idea. Una idea quizá no tan descabellada, después de todo, era Kenny. La sangre abandonó su rostro y se quedó ahí mismo unos segundos, procesando... procesando...

-Oh, no... -soltó cuando los posibles escenarios tomaron forma en su imaginación, y salió rápidamente de ahí hacia las escaleras.

-¡E-Eric! ¡Eric, quiero ir al baño! -escuchó gritar a Butters cuando lo vio pasar relativamente cerca, pero no le importó quién le habría quitado la cinta de la boca y subió con prisa, pese a que tan solo con cuatro escalones ya compenzaba a faltarle el aire.

Gustos raros (Cartyle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora