37

400 61 112
                                    


Estira sus extremidades con cansancio, acto seguido da varias vueltas sobre la cama, con una sonrisa en sus labios y ese sentimiento de nostalgia. Había tenido uno de los sueños más lindos pero a la vez tristes.

Al mirar el reloj se percata de que es aún temprano, incluso más temprano de lo que suena la alarma por lo cual agradece haber dormido no tan tarde la noche anterior.

Nunca soñó con Yohan antes, pero esta vez así y le provocó un mal sabor de boca con lo que su mente se encargó de imaginar para él.

¿Por qué alguien tan inocente y bueno viviría eso? ¿Qué clase de familia es esa? ¿Por qué no soñar mejor algo bonito?

Recuerda a la perfección los hechos en ese extraño sueño, la tristeza con que relató esa historia y el cómo lloró en el acto, simplemente horrible, le partía el corazón tan sólo recordarlo; agradecía que fuese sólo eso: un mal sueño.

Al menos eso cree por el momento.

Un puchero se formó inconscientemente en su rostro, removiendo las sábanas con enojo y finalmente ponerse de pie.

La vida es tan injusta, pensó en lo que toma su uniforme y se hace camino al baño.

Entró sin más para tomar un baño rápido, colocarse dicha vestimenta antes mencionada para posteriormente cepillarse los dientes, no le toma más de veinte minutos hacer lo anterior, sale de la habitación no sin antes colocarse colonia y una vez sale de dicho lugar, el extraño y delicioso olor a comida inunda sus fosas nasales.

¿Habré dejado algo en la estufa?

¿Mamá llegó temprano?

¿Minhee de nuevo se metió a la casa?

Probablemente se trate de ésto último, su amigo es muy confianzudo algunas veces, incluso se ha atrevido a entrar a su habitación en la media noche la vez en la que salió de casa y le dejaron afuera por olvidar las llaves dentro, un completo torpe.

Camina hasta la primer planta y se dirige a la cocina mientras revisa su celular.

— Minhee, te he dicho que-

Se queda corto, quien realmente se encuentra frente a él es nada más y nada menos que el mismo Yohan con su mandil de cocinero...preparando sabe qué cosa.

— Estaba por ir a llamarte...¿Buenos días, Chacha?

Entonces no fue un sueño, realmente pasó. La historia, todo. El beso.

Carraspea sintiéndose tonto y nervioso.

— Bu-buenos días, Yohan.— saluda y se acerca lentamente. Al parecer seguía en pijama el chico.— Despertaste muy temprano, debería ser yo quien prepare la comida, eres mi invitado.

El mayor sonríe enternecido y niega repetidas veces mientras sirve el desayuno: un omelette con queso acompañado de arroz y otras guarniciones, lucía bastante apetitoso y bien presentado. Al parecer el chico tiene experiencia en la cocina. Quedó embobado con la comida.

— Es algo sencillo pero espero que te guste, no quise usar mucho de tu alacena.— sirve el plato propio y toma asiento frente al menor.

— Para nada, gracias por cocinar esto.— lleva el primer bocado a su boca y sonríe.— Sabe mucho mejor de lo que yo suelo prepararme.— ríen pues había hablado con la boca llena.

— Gracias por dejar quedarme a dormir.— dirige una de sus pequeñas manos sobre la mesa y la posa sobre la contraria que se encuentra libre, haciendo que Cha se estremezca por el repentino contacto.— Estar contigo es como estar en casa.

notes; junhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora