Me juzgan

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Por mucho que creas conocer a profundidad los orígenes, la experiencia de vida de cualquier persona por muy allegada que sea, aunque compartas hogar, escuela, trabajo, sus propias vidas, ya sea vida personal o vida íntima (hay diferencia entre estas), con tu pareja, tu familia, hijos, papás, amigos, compañeros de trabajo e incluso, atreverte hacerlo con personas que ni conoces como:, figuras públicas, vecinos, amigos de amigos, o quien sea, es realmente un acto de estupidez enorme, gigante y abismal por decir menos, por la sencilla razón, que para empezar, nadie se alcanza a conocer completamente, porque para que así sea, se requiere de un proceso y un trabajo interno muy profundo e intenso, que no cualquiera está dispuesto a llevar a cabo.

Si una persona no logra conocerse a profundidad y verdaderamente así mismo, cuando más tú. Si crees que así es, que la conoces, te estupidizas doblemente, pues no has compartido su verdadera intimidad que radica en su interior al que jamás podrás tener acceso (la mayoría de las veces ni la misma persona lo logra hacer); adicional a eso, tú te encuentras lleno de condicionamientos, introyectos, "debeismos", experiencias obsoletas, falsas creencias, verdades a medias, asuntos inconclusos, ignorancia sobre infinidad de aspectos de la conducta humana y en general sobre la vida misma, que en su conjunto, funcionan como filtros cuando das tu opinión sobre alguien, e incluso sobre ti mismo; todo esto te hace quedar como un idiota ignorante* cuando emites algún juicio, opinión o valoración sobre alguien más e incluso sobre ti mismo. No conoces una nada de nadie ni de ti, salvo que te estés trabajando internamente repito. (*estas últimas palabras no son con la intención de ofenderte, son adjetivos calificativos empleados correctamente).

Dicen los judios que "sin con la boca no has de halagar, entonces has de callar", y es que cuando emites algún juicio u opinión sobre alguien, ese juicio habla más sobre tus carencias, vacíos, bloqueos y necesidades, que sobre la persona de la que estás hablando. Te pones tu solito en evidencia.

Así que cuando estés a punto de emitir una valoración acerca de alguien, muérdete la lengua y calla, pero sobretodo, contigo mismo, pues tú eres el más grande ignorante de ti. Ves lo absurdo que es hablar de alguien más, y de ti.

Recuerda, no te conoces lo suficiente (ni a nadie más), como para que un juicio tuyo sea verdadero.

Todo lo que puedas decir de ti mismo o de cualquier persona, si o si, es una muestra de estupidez y de un nivel de conciencia infantil. Con todo mi amor te lo digo.

Un joven melancólico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora