Un joven melancólico

Ya no más un nosotros

Ya no iremos más
a buscarnos la dicha
entre los juegos.

Ya no dirás más
mi nombre al encontrarme
por esta calle.

Las plazas morirán
bajo la densa niebla
de nuestro olvido.

Ya no habrán parques
ni playas que recuerden
lo que he vivido.

Ya no más vida
en el lecho ardiente
donde nos entegamos.

Ya no más darme
ni a ti, ni a tus deseos,
ni a mis débiles vicios:

de arder sobre ti,
de hacerlo todo por ti,
de oírte gemir sobre mí.

Ya no urgar más en tu piel
hasta arrastrarme a tus ojos
con el único afán:

de ceder,
de verte llegar para
luego esperar tu huida.

Ya no habrán más tus
manos sobre las mías
que me guíen.

Las cosas ya no
hablarán de un nosotros.
Las cosas, y tú, y yo...

Moriremos ajenos,
el uno con el otro
en otros cuerpos.

Besarás otros
labios, yo estaré
en otras bocas.

Ya no más la vida
que soñamos juntos.
No más es este aire.

Lo que fuimos ya
no nos pertenece más,
ya no me verás más.

Te quedarás con
lo mejor que haya de mí.
Ya no más este amor.

Ya no más un nosotros.
Por ti, por mí.

Porque ya este amor
había muerto,
sin que nos diéramos cuenta.