Los Antartes (Parte 2)

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Me remuevo entre las cálidas sábanas. No puedo conciliar el sueño por mucho que antes en lo único que pensara fuera en ir a dormir.

Son tantas cosas que me rondan por la cabeza y no me dejan en paz. Si fuera una chica más sensata a la primera señal de peligro ya habría salido huyendo, pero no, aquí estoy.

No podía seguir con mi vida sabiendo que en otro lugar la gente sufría y perdía demasiado.

Adele una vez me dijo que mi debilidad era el sufrimiento de los demás y que estaba bien si podía controlarla porque podía hacerme más fuerte, pero si la dejaba crecer también podía ser la causa de mi ruina.

Recuerdo el día que me lo dijo como si hubiera sido ayer, fue el día en el que por fin encontré a una amiga.

Yo tenía nueve años, alrededor de cuatro viviendo con la familia Cayme y apenas había aceptado llamarlos papá y mamá. Las cosas en casa iban progresando poco a poco pero no podía decir esto mismo de la escuela.

No tenía ninguna amiga, mis compañeras de clase me parecía patéticas y superficiales, sino estaban chismorreando en grupo, andaban en busca de la siguiente víctima de sus burlas.

Fui objeto de estas por mucho tiempo pero no les tomaba mucha importancia, nadie sabía que era adoptada así que no podían picarme con eso. Me decían que era una bruja por el color de mis ojos, que era muda por que no hablaba con ellas o que era un gigante por mi tamaño. Siempre fui un poco más alta para mi edad pero eso a mi no me parecía extraño ya que en mi familia eso era normal.

Es absurdo como el ser humano en cuanto ve algo fuera de su comprensión hace una de dos; o huye o lo ataca.

Ese día no tenía muchas ganas de aguantarlas así que en cuanto dio la hora del almuerzo me senté en la parte más alejada del patio, justo al lado de un enorme árbol.

Me puse a observar lo que hacían los demás. Y entonces las vi, se dirigían hacia la niña nueva.

Sentía el impulso de ir a ayudarla pero tenía que aprender a ignorar lo que dijeran o eso fue lo que me dije.

Y entonces lo escuche.

-... Por eso tu papá te abandono...- vi como sus azules ojos se llenaban de lágrimas.

No pude aguantarlo más y corrí en su ayuda.

-Déjala en paz- me interpuse entre la niña nueva y ellas. Primero se mostraron sorprendidas pero pronto se dieron cuenta de que las demás la miraban mal.

-¿Alguien escucho algo? Yo pensé que los gigantes eran mudos- las otras niñas se rieron tras ella.

- Yo ya sabía que los ogros eran tontos, pero no sabía que también eran sordos- en ese momento sentí como toda mi furia se descargaba en ellas.

Bueno, ya sabrán como acabo. Ella se abalanzo sobre mi y yo no iba a permitir que me lastimara. Terminamos en dirección con unos cuantos rasguños y nuestros respectivos padres detrás de nosotras. Me gustaría decir que mis compañeras recibieron su merecido pero no fue así. ¿Que se puede esperar si la directora es madre de una de las niñas?

Todos los padre se encerraron en la dirección para llegar a un acuerdo y vi mi oportunidad para hablar con la niña nueva.

- ¿Estas bien?

Se limitó a asentir.

- ¿Por qué te molestaban?

No sabía si me lo diría o no pero tenía que intentarlo.

- Porque mi papá nos dejo- otra vez sus ojos se llenaron de lágrimas-. Dijeron que se había ido por mi culpa, que soy demasiado fea para que alguien me quiera.

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⏰ Última actualización: May 21, 2015 ⏰

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