6.

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Despertó con dificultad, sus ojos le pesaban los abrió poco a poco acostumbrándose a la luz que se colaba por su ventana, su vista borrosa se empezó a ser más clara. Se levando quedando su espalda sobre la cabecera de la cama, tallo sus ojos con ambas manos, su cabello se encontraba amarrado en una trenza. Se quedó unos minutos contemplando el lugar donde se encontraba, su antigua habitación, todo estaba como lo había dejado el día que se casó. Aun lo recordaba como si hubiera sido ayer.

Era una linda mañana de Abril, las aves cantaban, el sol estaba en su mayor esplendor, los aldeanos se dirigían contentos hacia el complejo Hyuga, pues la heredera se casaría con el traidor Uchiha. La casa principal de los Hyuga's se había decorado de la mejor manera para la celebración: grandes mesas con manteles blancos y encajes rosados acompañado de flores lilas, las sillas adornadas sillas blancas adornadas con un moño rojo, el arco nupcial con flores lilas, cerezos y rosas blancas en la entrada del complejo se podía observar el símbolo Uchiha – Hyuga. Una digna boda de los clanes más prestigiosos de la aldea oculta entre las hojas. Todo parecía de ensueño lo que toda mujer desearía pero no ella no Hinata no con él.

Se encontraba dentro de la casa principal siendo arreglada por las Hyuga's de la rama secundaria. Portaba un shiromuku blanco tradicional, una maquillaje suave pero resaltando su belleza. Se encontraba seria aun no podía creer que se casaría mucho menos con el mejor amigo de su amado rubio, mirándose en el espejo se contempló, No quería estar ahí quería huir quería salir de ese lugar y no volver jamás, sus ojos empezaron a brillar por las lágrimas que se empezaban acumular. "Oh Nissan como quisiera que estuvieras aquí".

-Hinata- sama debería sonreír, hoy es un día muy importante para usted- Le dijo la anciana que terminaba de arreglar su peinado: Un molote adornado con una corona de flores lilas que hacían juego con sus ojos.

Volteo a mirarla y le regalo una sonrisa rota.- Tienes razón nana, pero aun no puedo creer todo esto.

Le sonrío de manera maternal.- Se ha hecho una mujer muy fuerte Hinata- Sama. Sé que la vida no siempre es justa, solo debemos aceptarla, no importa que tenga que enfrentar lo superara- Le coloco un prendedor de una mariposa azul- Su madre me dijo que le pusiera esto cuando se casara, usted estará bien, Kami le manda las misiones más difíciles a las personas más fuertes y usted tiene la más difícil de la aldea.- La tomo de los hombros por la espalda y la abrazo.- Convivir con el demonio de hielo, no conozco a otra persona que sea capaz de ello.

Antes de que Hinata pudiera decir algo apareció su padre en la puerta.

-Es hora hija mía- Ella dejo de ver su reflejo en el espejo y enfoco a su padre.- Luces tan hermosa como tu madre el día que me case con ella.

Se sonrojo y sonrío de manera sincera. –Gracias padre.

Y salió, tomando el brazo de su padre dirigiéndose a su destino, dejando atrás en cada paso hacia el altar a su amor por su amado rubio, dejando atrás toda esperanza de estar con él, dejando atrás todo su esfuerzo. Porque esos sentimiento serian prohibidos en unos cuantos minutos.

Lo vio parado junto al que sería su esposo se veía tan apuesto con ese kimono gris, tan varonil, que deseo que fuera él y no el que estaba a su lado.

Su cabello largo y negro cubría ese ojo tan poderoso suyo portaba la vestimenta tradicional para la boda: unos pantalones de kimono, abrigo largo y un kimono negro. Era apuesto no lo iba a negar pero esos ojos sin vida y ese rostro sin emociones la hacían temblar, la miro directo a los ojos era como si leyera su alma como si supiera que le temía, como si pudiera ver a través de ella. Aparto la mirada al sentirse débil. Hace mucho que no se sentía de esa manera ante nadie.

Mi diamante en bruto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora