Alquimia.

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Camila me guió hasta uno de los tantos niveles subterráneos que poseía la biblioteca, los cuales eran inexistentes para la gran mayoría de los habitantes del mundo.

El descenso fue en completo silencio, pero sentía cada tanto como Camila me miraba de reojo. Incluso un segundo antes de que se abriera la puerta del ascensor intentó tomar mi mano por alguna razón.

- ¿A cuál de todas las cámaras nos dirigimos?- Le pregunté mientras salíamos del ascensor, volteando levemente para verla.

- A la última de todas, la que está de frente. - Su voz evidenciaba algo de preocupación, por lo que pare mi andar.

- ¿Está todo bien? - indagué.

- Lamento no haber tomado lo que me diste arriba. - Suspiró. - Es posible que te hayas quedado con la idea que no valore tu gesto, pero créeme que si lo hice y fue muy difícil dejarlo pasar, pero para seguir con esto, era necesario saber si confías en mí para contarme parte de tu vida.

- Si querías saber si confió en vos, solo tenes que preguntarlo. No te voy a mentir por quedar bien.

Vi como ella bajó la mirada.

- No quiero ponderar que yo me estoy jugando la vida al verte, porque vos también lo haces, pero temo que no estás dándole el valor que deberías si realmente no podes ver que confió en vos con mi vida, literalmente. - Llevé mi mano a su mentón para que levantara su mirada. - Si queres saber algo pregúntamelo directamente... No te aseguro que vas a recibir la respuesta que queres escuchar, pero si te aseguro que no vas a recibir una mentira. - Terminé de decirle mientras con mi otra mano extendía la cajita de terciopelo negro

Ella la tomó de inmediato, pero corto el impulso que había tomado en su cuerpo.

- ¿Te puedo abrazar? - Me pregunto con picardía en su voz.

- No. - Le dije con seriedad.

Camila me miró con ese fuego en sus ojos que se había vuelto mi combustible. Ella sujetó el cuello de mi camisa y me acercó para abrazarme.

Suspiró, y se apartó de mí, abriendo la cajita que le entregue.

Me quedé mirando su reacción, pero no encontré lo que esperaba en ella, ni tampoco las preguntas que acompañarán a su curiosidad.

- Me encanta... Es hermoso. - Me dijo finalmente, sacando el dije y la cadena con el que venía de la caja. - Ponemelo, por favor.

Se dio vuelta para que pudiera cumplir con su deseo, y así lo hice, pero no me limité solo a eso. Comencé a besar el cuello de Camila.

- Es bastante curiosa la elección de la forma del dije... y más si tenemos en cuenta que lo voy a llevar colgando del cuello, lo que parece ser tu zona preferida de mí... - Me dijo mientras apreciaba mis besos en ella.

Sonreí.

- ¿Sabes a que hace referencia?

- Si. Es alquimia.

- Mhmmm... - Le dije mientras seguía besándola.

- La luna representa el principio femenino de las cosas, la intuición, la sabiduría interior... - Comenzó a decir mientras tocaba el dije que colgaba de su cuello. - Y el que sea de plata...

- Eso es lo que menos importa. - Le dije dejando su cuello libre.

- No lo creo... - Me respondió mientras se daba vuelta para verme. - El que sea de plata implica que queres elevar mi sentido artístico... Una vez me dijiste que el solo querer expresarme, no me hacía artista... ¿Debo entender que cambiaste de idea? - Ella no dejaba escapar mi mirada de la suya, mientras sonreía triunfante.

Reptiliana. (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora