—¿Se cambió el nombre? ¿No es eso algo normal? Es decir, muchas personas lo hacen—. Indicó el hermano mayor.
—Sí, lo hacen muchas personas por que no les gusta su nombre o adoptan el de otra persona por adopción o asuntos así. En el caso de Adrian fue diferente—. Sacó la carta de postres y bebidas de un espacio en la pared revisándolo rápidamente.
—¿Qué quieres decir con eso? —la chica no entendía
—Se cambió el nombre para llevar una vida junto a su madre—. Levanto la mano en señal de espera y llamó a un mesero para dar su orden.
El mesero llegó y amablemente escribió en una pequeña libreta y en silencio se retiró.
—¿Junto a mamá? —susurró Jime.
—Es algo que para ustedes puede ser complicado—. Guardó silencio al escuchar a alguien acercarse y entonces entro al cubículo el mesero con el pedido.
Unas galletas de mantequilla y una chocolatada para la niña, un musse de limón y té frio para el joven y un tiramisú con café para el adulto.
—Retomando lo anterior —hizo una pausa para llevarse un trozo del postre a la boca y comerlo. —El nombre de su padre era Francesco Abello.
—¿Nombre italiano? —no podía creerlo.
—Si, el era puramente italiano. —vió sus reacciones de sorpresa.
—¿No es de aquí? —levantó un poco la voz la pequeña.
—Esto es lo que tengo que decirles, solo les pido no hagan un escándalo. Tengo que decirles la verdad. Es verdad que su padre es italiano, por ende ustedes también lo son, bueno, la mitad italianos. El punto es, ustedes no conocieron verdaderamente a ese hombre. Aparte de ser un buen empresario, guardaba un secreto. Muchachos, su papá era un mafioso, el era el jefe de una mafia.
MAFIA.
Esa palabra resonó en la mente de ambos jovenes, eso era ridículo. Era imposible.
—No estamos en condiciones para bromas Gerardo —. Molesto le reclamó Alex
—Para su desgracia, no estoy mintiendo —. Lo miró fijamente con seriedad.
Jimena no decía nada, aún no lo creía. Y por supuesto que conocía el significado de esa palabra, no por nada miraba documentales en la televisión. Pero, en verdad, ¿su padre era parte de eso? Era una palabra muy peligrosa.
Entendía como era el asunto pero, ¡era una niña todavía! ¿Cómo se le ocurre a ese hombre decir algo de esa peligrosidad en ese momento?—Veran, Adrian... No, Francesco era el jefe de la familia Abello, y lider de un grupo formado por seis familias más, unas de las más importantes y poderosas de Italia con las que se tiene una alianza—. Escuchaban atentos con los postres a medias, estos pasaron a segundo plano hace unos momentos. Sin poder procesas la noticia del todo seguían escuchando.
—¿Por qué hasta ahora lo dices?
—Se había acordado que lo sabrían cuando tuvieras 18 años, Jime —la mensionada lo vio sin expresión.
—¿No crees que pudo ser mejor decirlo desde que éramos niños? —estaba molesta.
—Eso mismo le dije yo, pero no quiso. Terminemos esto rápido y salgamos de aquí, este lugar ya no es el indicado para hablar.
Hicieron lo dicho sin contradecir porque era cierto. No era conveniente ser escuchados por ajenos. Alexander lo entendía.
Subieron al auto en el estacionamiento en silencio. La mente de los niños era un caos.
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Abello
ActionEra solo una persona con un sueño, un sueño que no esperó realizar de manera inmediata y como menos se lo esperaba, teniendo que tomar complicadas desiciones para llevar a cabo su deber. Ahora, tendra que lidiar con quienes van en su contra y dejar...