Agosto 10, 1952. Brixton, Londres.
- ¿Qué es lo gracioso? -escuché decir a mi tío viendo al sujeto frente nuestro mientras su mano estaba fija en mi hombro.
Mi pulso comenzó a alterarse, quería salir huyendo de allí aunque sabía que eso tal vez no sería una buena idea.
- Nada, lo juro Nikky. - respondió pusilánime el sujeto levantando ambos brazos para cubrirse- Por favor no me hagas daño, prometo que el dinero estará listo para la próxima semana, lo prometo.
Dejé de sentir la mano pesada de mi tío en el hombro, lo observé dar unos pasos quedando de espaldas mientras sonreía de una manera extraña. Conocía esa sonrisa, sabía lo que estaba a punto de ocurrir y no era nada bueno.
Una gota de sudor se deslizó por el contorno de mi rostro, la simple idea de presenciar esto me aterraba. A pesar de haberle dicho una y otra vez a mi padre que no estaba listo, insistió tanto que me terminó por convencer.
Si quería ser como él, si quería tener un futuro y que todos me respeten, tenía que seguir sus pasos. Sin excepciones.
- Artur.. -bufó Nikky aún de espaldas y luego negó con la cabeza- Te hemos dado dos semanas, -volteó a verlo- tú sabes bien como es esto. Te brindamos protección a ti y a tu familia, cuidamos de tu negocio, Artur. -espetó seriamente y dió algunos pasos hasta quedar frente a él- Lo único que pedimos a cambio es un cierto porcentaje del dinero que ganes, eso es todo. Es muy fácil.
- Si, si, lo sé. Pero no hemos tenido ventas últimamente. El colegio de mi hija me está costando más dinero y..
- Shh.. -interrumpió mi tío llevándose el dedo índice sobre los labios- No necesito escuchar los estúpidos problemas que tienes para pagar la colegiatura de tu hija. -colocó una mano sobre el hombro derecho de Artur y lo miró fijamente- Necesito nuestro dinero, ¿Lo entiendes? ¿Entiendes eso, Artur? -Artur tragó saliva notoriamente y asintió sin expresar palabra alguna- Bien. -dió dos palmadas en su mejilla derecha y se apartó de él- Me alegra que lo entiendas, no sabes de cuantos bastardos tuvimos que encargarnos por ese problema antes de venir. -sacó una cajetilla de cigarros, tomando uno lo encendió con un pequeño encendedor negro que siempre lleva consigo- Tú me caes bien, Artur. No quiero arruinar nuestra amistad y creo que eso ya lo sabes.
- Gracias, Nikky. Yo.. aprecio mucho eso.
Mi tío le sonrió y me miró por fracción de segundos antes de volver a hablar.
- ¿Cuánto dinero tienes?
- Veintiocho mil, es todo lo que pude reunir. -respondió rápidamente.
Asintió dando una calada al cigarrillo.
- ¿Sabes quién es él?. -señaló con la cabeza en mi dirección dejando salir el humo por la nariz y tragué saliva al sentir la mirada temerosa de Artur sobre mí.
- No..
- Pues deberías saberlo, -Nikky me miró-Ven aquí muchacho. -ordenó. Caminé con la cabeza gacha hasta estar a un lado de él- Este es mi sobrino Henry, -su mano volvió a apretarse en mi hombro- el hijo de Anthony. Levanta la cabeza, hijo. -hice lo que mi pidió sin protestar- Él es Artur, uno de los empleados de tu padre.
Asentí mirando intranquilo a Artur.
Debía tener unos treinta años o más, era bajo, seguramente un metro sesenta o tal vez menos. A pesar de que su cabello fuera negro se podían notar pequeñas canas en el.
- Hola, Henry. Es.. es un verdadero placer conocerte. -expresó y me límite a asentir nuevamente.
Esto me incomodaba demasiado.
- Tú que dices, Henry. -interroga mi tío y lo miro.
- ¿So-Sobre qué? -pregunté confundido al no saber a qué se refiere.
- ¿Qué piensas de esto? ¿Deberíamos dejarlo vivir?
- No lo sé. -mi voz era apenas audible.
Nikky sacó una pistola plateada con el mango cubierto de un cuero marrón y apuntó a Artur sin pensarlo.
- Dime, Henry. ¿Debo dejarlo vivir o morir? -gritó repentinamente.
Artur me miró y yo lo miré. La desesperación y el miedo eran palpables en sus ojos.
- ¡Por favor no, por favor Nikky! ¡Prometo pagarte, juro que lo haré!. -suplicó Artur nuevamente.
Mi tío volvió a mirarme minuciosamente.
- Responde. -me quedé mudo, quería responderle, de verdad quería hacerlo, pero las palabras no salían de mi boca- ¡Responde! -volvió a gritar demandante- ¿Vive o Muere? ¿Qué piensas que haría tu padre, Henry?
Mi corazón comenzó a latir más acelerado golpeando con fuerza las paredes de mi pecho, me faltaba el aire, no podía respirar.
Quería salir corriendo sin importar quedar como un cobarde frente a mi tío. Esto me estaba ganando.
El sonido del seguro siendo quitado hizo que me pusiera más nervioso de lo que ya estaba.
Miré a Artur cuando Nikky hizo girar el cilindro de la collier con las balas ya cargadas.
- ¡Ponte de rodillas! -exigió Nikky- ¡Ponte de rodillas, maldito bastardo! -volvió a exigir apuntando a la cabeza de Artur al ver que él no lo hacia- ¡Henry, decide de una vez! -instó una vez más.
- Vive. -respondí sin dudar
- ¿Qué has dicho?
- ¡Déjalo vivir! -exclamo con todas mis fuerzas.
Artur tenía una hija, tenía familia. No podía dejar que lo matarán.
- Respuesta incorrecta. -declaró Nikky con frialdad.
Lo próximo que escuché fue el eco del disparo. La sangre de Artur se dispersó por la pared blanca detrás de él, restos de su cerebro cayeron desparramados sobre el piso de madera. Vi la sangre deslizarse por lo que quedaba de su rostro antes de que su cuerpo cayera a mis pies, salpicando sangre en mis zapatos al impactar contra el suelo.
Me sentí extraño, no sentía nada, absolutamente nada.
Estaba respirando, era consciente de que lo hacía, pero no podía moverme, estaba petrificado, como si estuviera vacío, sin vida.
- ¿Por qué lo hiciste? -le pregunté a Nikky mientras lo veía guardar la pistola- ¿Por qué lo mataste? Él tenía una familia, tenía una hija..
Nikky sonrío naturalmente y me miró.
- Henry. En este mundo, eso es lo de menos. Si él tiene familia, no debe importarte. Él nos debía dinero, veintiocho mil no eran suficientes para cubrir todo. Ellos deben ser puntuales, no tienes que tenerles piedad, Henry. Tienes que pensar que si tú les demuestras piedad estas malditas ratas, tarde o temprano terminarán por traicionar tu confianza. -arrojó el cigarro junto al cuerpo sin vida de Artur y les dió una ojeada a los dos tipos que estaban en la puerta cuidando que nadie entre a la tienda- Arrojen el cuerpo al río y destruyan este lugar, no quiero que queden rastros. -ordenó.
Salimos de aquel sitio y fuimos directo al auto.
Aún no podía borrar la imagen de Artur. La sangre, su cuerpo desvanecido a mis pies. Todo se mantenía intacto en mi memoria.
- Sé lo que estas sintiendo. -manifestó Nikky mientras caminaba a mi lado- Ten por seguro que cuando tú lo hagas, no sentirás nada. Será como si hubieras matado gente toda la vida. -aseguró.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escucharlo decir eso, asentí sin decir nada y subí al auto en silencio.
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Parkers ⏯ PAUSADA
RomanceEn la Londres de 1962 los Gángster eran considerados reyes de la ciudad. Los Parkers eran una familia temida por todos. Tenían el poder suficiente para arruinar a quienes se interpusieran en su camino y bastante dinero para comprar la ciudad entera...