Diciembre 12, 1962
Brixton, Londres.Una ventana cuyos vidrios se encontraban destrozados, la poca claridad del día se abría paso a través de ellos. Al igual que el aire fresco que acariciaba mis piernas descubiertas, haciéndome temblar ligeramente.
Varios minutos y horas habían transcurrido desde mi encuentro con los Parkers en la cafetería de Violett.
El sol ya no se encontraba en lo alto, cada puñado de minutos que pasaban lo veía descender lentamente, dejando algunos destellos amarillentos y anaranjados que comenzaban a mezclarse con el azul oscuro, distintivo de la noche.
Amaba los atardeceres, tan bonitos, tan únicos, tan perfectos. La combinación exacta de matices inefables. ¿Quién no podría amar un atardecer?
No obstante, mientras el sol continuaba con su descenso, varias preguntas se formularon en mi mente. Preguntas predecibles en torno a ellos.
Las pocas veces que los había visto se reproducían una y otra vez en mi cabeza, cada escena, cada detalle.
¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cómo pude haber pasado por alto el hecho de saber quienes eran ellos?
El restaurante, el parque.. todo parecía estar conectado entre sí, todo comenzaba a tener un poco de sentido. Aunque no estaba tan segura de ello.
A pesar de que mi respuesta a lo ocurrido fuera que ellos tenían planeados cada uno de esos encuentros, por dentro no creía que fuera ésa la verdad.
Algo en mi interior me contradecia y no estaba segura de si esa pequeña voz tendría razón.
¿Y si quizás sólo era una coincidencia?
Jack sonaba tan sincero aquel día en el parque. Tan realista, sentí que él entendía lo que yo sentía en ese momento. Decepción, desilusión.
Las palabras de Annete dolían cada vez que las recordaba, ella era lo más cercano a una amiga, una de las pocas amigas que había hecho en la primer semana estando en Londres. Si tan sólo hubiera sabido que su amistad solamente era fingida, sin duda alguna no le habría designado ese título.
El sonido de un metal siendo arrastrado se escuchó detrás de mí, logrando disipar aquellos pensamientos.
La sombra de una puerta siendo abierta se dibujó sobre el piso, una silueta difusa apareció en medio de ella.
— ¿Estás despierta? —inquirió una voz ronca y masculina a mis espaldas.
Asentí con la cabeza ya que mis labios se hallaban cubiertos por una mordaza.
El eco que provocaban sus zapatos al pisar la madera polvorienta que cubría el suelo debajo nuestro, llenó la habitación. Seguí cada sonido atentamente, doce pisadas exactas hasta que se detuvo a mi lado.
Contuve la respiración cuando miré en su dirección. Mis mejillas comenzaron a arder sutilmente, al igual que el resto de mi cuerpo. Un remolino ardiente recorrió todo mi ser, la simple vista de su torso desnudo creó una revolución en mi interior.
Sensaciones extrañas y nuevas para mí, algo que nunca antes había experimentado.
En cuanto aquellos ojos marrones se posaron sobre los míos, noté como su pecho subía y bajaba siguiendo el ritmo de su respiración. Una medallita de oro colgaba de su cuello, su piel era blanca y cremosa, algunos lunares se hallaban dispersos sobre ella. Lunares esparcidos en distintas direcciones encima de sus notorios abdominales.
— Lo siento. —susurró.
Dos palabras bastaron para confundirme, y también para que dejara de babear por su cuerpo.
Quería preguntarle a qué se refería, por qué estaba diciendo aquello, pero no podía hacerlo por razones obvias.
Sin nada más que hacer me dediqué a observarlo, intentando buscar algún indicio que me dijera algo más concreto que dos simples palabras.
¿Qué sentido tendría el que uno de mis secuestradores me pidiera perdón? No había lógica en ello.
Suspiró pesadamente y miró la botella entre sus manos.
— Escucha, Blair. No tengo nada en tu contra, no tengo nada contra ti. —expuso, posteriormente sus ojos se fijaron en mí— Esto.. no tiene que ver contigo, ni siquiera sé porqué te trajimos aquí. —Lo vi negar mientras se ponía de rodillas frente mío— Te voy a sacar la mordaza, pero debes prometer que no vas a gritar. ¿De acuerdo?
Asentí con la cabeza reiteradas veces.
Mis mejillas ardieron en llamas al sentir sus dedos rozar mi rostro por fracción de segundos, segundos que se sintieron eternos gracias a los latidos lentos de mi corazón.
Mordió su labio inferior a la vez que comenzaba a deshacer el nudo detrás de mi cabeza. Cuando terminó, una ola de alivio atravesó mi cuerpo al verlo alejarse algunos centímetros lejos de mí.
Aún con su mirada penetrante puesta en mí, decidí reunir todo el valor posible que tenía para hablarle. Después de todo, lo que él acababa de decir no tenía razonamiento.
— ¿Por qué.. por qué dijiste éso? ¿Por qué te disculpas conmigo?
Automáticamente una sonrisa ladeada se dibujó sobre sus labios.
— ¿No lo sabes, verdad? —entrecerró los ojos en mi dirección y luego de algunos segundos dejó de mirarme al no obtener una respuesta de mi parte.
¿De qué estaba hablando? ¿Qué era lo que yo no sabía?
— No entiendo de qué..
— Descuida, Blair. —Me interrumpió— ¿Sabes? En un cierto punto me recuerdas a mí antes de darme cuenta de la realidad. —volvió a verme— Inocente, creyendo fielmente en las palabras de alguien que se supone no debería engañarnos.
— ¿Quién no debería engañarme? Dime de qué estas hablando. —inste rápidamente sin perderlo de vista.
Sin previo aviso, se inclinó hasta estar frente a mí, su rostro quedó a centímetros del mío. Podía sentir como nuestras respiraciones se mezclaban entre sí. Percibí la forma en la que sus ojos me analizaban detenidamente.
— Dime, Blair. Aunque seas tan inocente, ¿Podrías reconocer cuando alguien te está mintiendo, no es así? —Asentí tragando saliva— ¿Incluso si esa persona es alguien tan cercano a ti?
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Holaaa!!!
Bueno.. éste capítulo de verdad me causó demasiado estrés. Tener que encontrar las palabras correctas para poder expresar lo que deseaba es, verdaderamente, agotador.Pero me encanta como quedó.
Y la verdad, también me gustaría saber qué es lo que sabe Henry sobre Blair... jaja.
En fín, si te gustó el capítulo y te dejó con la intriga.. deberás esperar la próxima actualización.
XoXo Naiir!!
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Parkers ⏯ PAUSADA
RomanceEn la Londres de 1962 los Gángster eran considerados reyes de la ciudad. Los Parkers eran una familia temida por todos. Tenían el poder suficiente para arruinar a quienes se interpusieran en su camino y bastante dinero para comprar la ciudad entera...