39.Vamos

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Me levanté de golpe dando una bocanada de aire .
-¿ Aitana ? - dijo Cepeda mirándome sorprendido .
-Esto , eh , no pasa nada , era una pesadilla - dije nerviosa .
Cepeda me miró haciendo una mueca extraña y entramos por los portones del internado. Al llegar a recepción deje a Cepeda allí y me dirigí corriendo a mi habitación. Para descubrir quién era J sería mejor que hiciese un plano en la pared para estructurar mejor mis ideas. En cuanto entre en la habitación aparte de todos los marcos y las fotos de la pared y comencé a sacar hilo rojo del cajón. Imprime las capturas de las conversaciones y fotos del número oculto que me habías llamado.Las unir todas con hilos rojos y en el centro puse una J. Si alguien entra a la habitación pensaría que estoy loca, pero es que nunca me ha pasado esto y no sé cómo reaccionar ante tal peligro. Empecé a buscar por la habitación cámaras. Pero no había ninguno. Mira bajo el escritorio, en un estuche, en la ventana y en el cajón.Pero seguía sin haber nada. Desesperada, me pasé las manos por el cabello y pasé frente al armario. De pronto, dice que la puerta estaba entreabierta y me acerqué a verla.  Capte un leve resplandor. Abrí el armario y busqué. De repente vi que el resplandor venía de una muñeca.  Como la de Eva . Un escalofrío me recorrió de arriba abajo al ver que la cámara se situaba en los ojos.
-no puede ser-Pensé.
Con mucho cuidado le saqué los ojos a la muñeca y vi pequeños cilindros que ,como pensaba, eran cámaras.  Los cogí y los tiré a la chimenea com el fuego encendido . Cuando ya estaba volviéndose de color negro , una voz salió de la muñeca .
- No escaparas - dijo con voz de muñeca rota -No es-ca-pa-ras...
Pero ya se había quemado y se rompió .
Salí de la habitación y me dirigí a la cafetería más próxima . Tras volver de tomar un café no te una presencia a mi espalda.  No había nadie. Continué caminando con paso inseguro y aceleré. De repente noté que alguien se ponía detrás de mí, por lo que comencé a correr . Torcí la esquina y me escondí allí.  Al girar la vista hacia la calle esa por la que había venido no había nadie. Suspiré aliviada.  De pronto unas manos me agarraron la boca por detrás. Forcejeé y le pegué una patada en la pierna . Eran manos de hombre fuerte . Mordí su mano y sonreí al notar el sabor de la sangre . El hombre gritó de dolor . Pero mi momento de victoria duró poco , ya que él me golpeó en la cabeza haciendo que la oscuridad me tragara . 

Yo nunca dudé de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora