Shi

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En cuanto lograron terminar su recuperación ambos volvieron a Japón, inseguros de qué hacer, pero una cosa era clara, ambos buscaban a alguien... Alguien especial.
Se dirigían hacia la casa de los padres de Kirishima, y como en casi todos lados alcanzaron a ver un parque, aquel lugar les lleno de nostalgia, lograron recordar como anteriormente caminaban a través de él para llegar al edificio, Hiyori vio a los niños correr y jugar y divertirse, cuando ella era pequeña también visitaba aquel lugar con su padre... O con sus abuelos.
El parque era grande, tan grande como ambos Kirishimas recordaban, ¿el problema? También recordaban la presencia de otra persona, aquel sentimiento simplemente no se iba, sólo se acentuaba más en ellos, pero ninguno recordaba y ninguno preguntaba nada al otro. Aunque para ellos el tiempo parecía haberse detenido en realidad no lo había hecho, ellos dos pasaron poco más de  tres años en sueños y un poco más en rehabilitación preguntándose siempre de  quién era la sombra que aparecía en sus sueños, así, en total permanecieron cuatro años ausentes de sus vidas.
Al principio fue difícil, pues aunque eran padre e hija y su relación no había cambiado, otras cosas si que lo habían hecho; la pequeña Hiyo ahora tenía quince años de edad, y de alguna manera a  Kirishima le seguía pareciendo extraño, pues a sus ojos apenas el día de ayer tenía once, y él ya se veía un poco más mayor, no era un anciano claro, pero Hiyori también lo veía extraño, ambos sabían quién era el otro, y se querían pero, una parte de ellos sentía como si estuviera al lado de un extraño, así que por esa razón ahora mantenían un poco de distancia, "el tiempo lo arreglará" era algo que ambos se repetían en sus mentes una y otra vez, la convivencia diaria ayudaría y poco a poco podrían llenar los espacios en blanco de sus mentes, hasta que eventualmente puedan ser capaces de recordar todo.

Sin darse cuenta habían detenido sus pasos quedando uno al lado del otro contemplando las escenas frente a ellos, observaban a la gente ir y venir, se sentía en calma de cierta manera, una niña  pequeña llamó su atención, pues había logrado acorralar a un pequeño gato negro, pero que se escapó de un salto, la niña lo miró irse y soltó una pequeña risita traviesa, sin ser conscientes de ello, ambos castaños también sonreían y cuando la niña los vió se acercó a ellos sin dudar.

—¡hola!— los saludó, no tendría más de cuatro años, tal vez tres solamente, Kirishima no podía saberlo, y no veía a nadie cerca de la niña, su cabello era tan oscuro como el ala de un cuervo y sus ojos eran claros, tanto que parecía miel a punto de derramarse y a pesar de que no hacía particularmente frío llevaba una pequeña capa negra.

—podemos ver que te diviertes— rió Kirishima.

—¡si!— sonrió.

—¿y qué haces aquí tú sola?

—hmm, no estoy sola, además casi siempre vengo aquí. Iré con mi mamá pronto.— a lo lejos una mujer llamó y al escuchar su nombre la niña se giró y se alejó despidiéndose de los castaños, ambos pudieron darse cuenta de que aquella mujer llamaba la atención a la niña, probablemente debido a hablar con un par de extraños, a la niña no pareció importarle y se detuvo frente a una mata de flores a observar una mariposa, los castaños se alejaron del parque silenciosamente.

— a lo lejos una mujer llamó y al escuchar su nombre la niña se giró y se alejó despidiéndose de los castaños, ambos pudieron darse cuenta de que aquella mujer llamaba la atención a la niña, probablemente debido a hablar con un par de extraños, a ...

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