Tiempo

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Y  un día,  simplemente pasó:
Yokozawa estaba solo...
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No entendía cómo había ocurrido todo, los castaños Kirishimas habían ido de vacaciones por unos cuantos días y, no volvieron.
Se dedicó a esperarlos con paciencia, y cuando no pudo más intentó buscarlos pero, era como si la tierra se los hubiera tragado, no encontró nada de ellos; llamó al hotel donde se alojarían recibiendo la noticia de que jamás habían llegado, buscó en hospitales y demás... Nada. Nadie supo nada. Sin pensarlo se mudó a esa casa, debía cuidarla y mantenerla limpia para su regreso, fuese cuando fuese. Acomodó sus cosas en la habitación de Kirishima y continuó su día a día con algo de tristeza, pues aquellos dos castaños no estaban a su lado, solo su gato: Sorata.
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Y así, pasaron los años...

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Abrió los ojos, había algo mal en él, podía darse cuenta, se conocía lo suficiente como para saberlo, algo andaba mal, observó su alrededor y pudo darse cuenta de que se encontraba en una cama de hospital, apenas había abierto los ojos, pero la luz lo cegaba, era una luz muy intensa para él en ese momento, parecía ser tarde, no podía moverse, no podía girar la cabeza, solo podía mover ligeramente los ojos, tal vez eso era... ¡No! ¡Eso no era! ¿Qué estaba pasando?
La desesperación poco a poco acudió a él, algo andaba mal... Algo andaba mal... ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Cuánto? Intentó relajarse pero no lo consiguió, intentó recordar. . . ¡Hiyori! ¿Dónde estaba Hiyori? ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba? ¿Desde cuándo? Intentó gritar... De su boca no salió más que un leve quejido, aquel intento sólo le causó dolor. Las lágrimas acudieron aún sin ser llamadas, ¿qué podía hacer? Necesitaba ayuda... Necesitaba ayuda... ¿Dónde estaba su hija? ¿Qué más había pasado? No recordaba nada...
Quería recordar...

Su nombre... Kirishima Zen.

Su hija... Kirishima Hiyori.

Su trabajo... Editor en jefe de Japun.

Su esposa... Sakura... Muerta desde hace tiempo.

Su vida... ¿Qué había pasado con su vida?

No entendía porque estaba ahí...

¿Había salido de viaje?

¿Cómo estaba su hija?

Aquel tubo que cubría su boca le lastimaba, no podía decir nada, no podía moverse ¿qué iba a hacer ahora? Tenía que calmarse y esperar que alguien viniera a verle.

Sakura...

Hiyori...

Sakura... Su amada Sakura...

Hiyori... Su pequeña princesa...

Sakura...

Hiyori...

Sakura...

Hiyori...

...

¿?

¿Había... Alguien más?

Sentía un vacío, como si hubiera perdido a alguien... O tal vez, ¿sólo le olvidó?
¿A quién más debía recordar?
¿Su madre? ¿Su padre? ¿Sus suegros? No... No era ninguno de ellos... ¿Entonces quién? Cerró los ojos de nuevo e intento recordar.

Ningún recuerdo más vino a su mente, sabía que el tiempo había transcurrido, no era tonto, no sabía cuántos días, meses o años había estado ahí, pero sin duda alguna... Era  mucho tiempo. Debía recuperarse para buscar aquello que olvidó.
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Yokozawa dejó el departamento de los Kirishimas una vez que la madre de Zen le pidió resignación, años atrás, era obvio que no se había resignado, pero el tiempo no corría en vano.

Ahora rentaba un departamento más grande, lo había acomodado, limpiado y decorado todo.
Su gato aún estaba con él, Yuudai vivía con él, un nuevo integrante, y además estaba su pequeña hija.

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