𝓁𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝑜𝓈 𝒸𝑜𝓂𝓅𝓇𝑜𝓂𝑒𝓉𝑒 𝐼

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Jungkook

Para mi despertar al lado de Jimin se ha convertido en una bendición. Ver su rubio cabello enmarañado repartido por la blanca almohada, sus dulces ojos cerrados y formando dos líneas rectas, sus carnosos y rosados labios entreabiertos, su blanca piel siendo expuesta por la parte que no cubren las sábanas y, mi personal favorita, sus brazos rodeando mi cintura.

Hoy es nuestra fiesta de compromiso, en la que estarán nuestros padres, amigos, socios, medios y muchas personas más que sólo buscaban ser vistos en algún evento social importante, y como no, los eventos Jeon son  muy esperados sin importar cuales sean.

Yo quería que fuera una celebración pequeña, solamente nuestros padres, los amigos de Jimin, algunos de mis pocos amigos y un par de colegas confiables de la empresa. Pero mi error fue pedirle ayuda a mi atolondrada madre. Desde que ya no es CEO la veo ansiosa por ayudar en lo que sea, al sentirme mal por ella y su retiro creí que le haría bien pidiéndole que me ayudara a organizar la fiesta de compromiso sorpresa que quería hacerle a mi chico. Ella aceptó entusiasmada, el problema es que no contaba con que haría de este evento tan especial un evento de los Jeon. No la culpo, sus intenciones son buenas mas sus costumbres sociales se metieron en el camino.

Pero ya no importa, ya tuve mi propia celebración con Jimin y todo salió mucho mejor de lo que pude imaginar. Charlamos, nos reímos y cenamos. Además de otras actividades más... físicas. Me gusta saber que cada vez puedo conocer más al gran hombre que vive dentro de ese pequeño cuerpo.

Miro hacia el ventanal, Seúl se alza frente a mis ojos y el amanecer llega iluminando mejor la habitación. Ahora que puedo ver mejor a Jimin no puedo evitar darle suaves caricias en la espalda a su piel desnuda. Es tan suave, tocarlo se siente tan correcto. Estar con él se siente así. Como si los años pasados de mi vida tuviera una venda en los ojos y hubiera caminado en la oscuridad,  ahora al conocer mejor a Jimin y tenerlo en mi vida parece que todo está en colores y finalmente vivir como algo nuevo.

Me perdí de tanto encerrándome en mi burbuja de trabajo. Cegándome a ver a mi alrededor y a quien estaba conmigo, de no ver a Jimin. No sabía que era capaz de querer tanto a alguien. Y aunque no ha pasado tanto tiempo desde que comenzamos con esto, el rubio entre mis brazos a cambiado completamente mi alrededor. Mi monotonía, mi rutina y mis hábitos ermitaños desaparecen cuando se trata de él.

—Mmm...— murmura el rubio de mis pensamientos entre mis brazos, tal vez molesté sus sueños.

Sus ojitos se abren y lleva una de sus manitas a ellos para tallarlos. Al bajar su mano y mirarme, sus mejillas se ponen rojas al notar que yo ya lo hacía desde antes. 

—Buenos días, precioso.— saludo sonriéndole, se ve adorable al despertar.

—Buenos días, Jungkookie.

—¿Cómo dormiste?

—Como bebé.— veo sus mejillas calentarse y sus ojitos abrirse más— Bueno, no be-bebé, más c-como u-un koala, ya sabes. Duermen m-mucho. Definitivamente n-no hay bebé.

Yo sabía que a Jimin me costaba mucho trabajo manejar el tema de tener hijos, que le daba miedo y probablemente no estaba listo. Yo puedo con eso, quiero esperar y que los tengamos cuando ambos nos sintamos bien. Además, Jimin nos ganó mucho tiempo al hablar con mi abuelo, no hay prisa.

—Cariño, debes dejar de preocuparte por eso, ¿está bien?— acaricio sus mejillas y doy un beso en su frente— Sé que los bebés son un tema delicado, pero créeme que lo entiendo. Confía en mi cuando te digo que por mi podemos tener un hijo mañana o esperar para eso, ¿ok? Quiero que te sientas bien y te puedas apoyar en mi para ello.

Sólo un hijo || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora