𝓁𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓂𝑒 𝓂𝑜𝓁𝑒𝓈𝓉𝒶

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Jimin

La fiesta de compromiso al parecer había sido todo un éxito social. Se había hablado de ella por todos lados, incluso había aparecido en las revistas más prestigiosas entre los ricos. Yo no entendía el alboroto. Bueno, para mi claro que lo era, yo salía ganando. Sin embargo, ellos no. También habíamos recibido varios regalos, la señora Jeon dijo que eran por la fiesta y que en la boda habría muchísimos más.

—Querido, mañana tendremos que ir a la prueba de tu traje.— me dice la mamá de mi prometido mientras revisa quien sabe qué en su iPad— Eso es por la mañana, por la tarde tenemos la prueba de menús para la recepción, así como canapés, postres, bebidas y la revisión de los manteles, servilletas y cubiertos. Después, tendremos una cena con los Lee y...

—¿Los Lee?— como en.. ¿Lee Daehyun?— Lo siento, Jinhye, prometí a mi familia que cenaría con ellos. Regresarán a Busan y puede que los vea hasta la boda...

Mis padres se habían hospedado durante toda la semana en uno de los hoteles de los Jeon después de que les cancelaran su reservación en otro. No había podido pasar mucho tiempo con ellos por todo el asunto de la boda aunque Jungkook me había eximido de mis actividades laborales para que pasara tiempo con ellos, vaya que le salió mal. Sin embargo, Tae me había hecho el favor de darles tours por todos lados en Seúl. La cena era lo único que me quedaba antes de que se fueran y...

—Ellos lo entenderán, ahora que serás un Jeon caerán sobre ti más responsabilidades. Ya sabes, eventos benéficos y sociales de todo tipo, apoyar a Jungkook en sus viajes y seguir al pendiente del trabajo.— la mirada de mi suegra se suaviza un poco y rodea mis hombros con su delgado brazo— Por esto preguntaba si estabas seguro, Jimin.

Lo estaba, joder que sí. Por lo menos para todo lo que incluía a Jungkook...

—Lo haré, sólo tengo que llamarlos.

Suspiré desanimado y salí de la sala de juntas donde normalmente nos reuníamos para planear todo lo que tuviera que ver con la boda. Caminé por los pasillos hasta un balcón que se usaba como área para fumar, también había varias mesas y gente trabajando al aire libre. Me gustaba bastante esta parte del edificio aunque no la frecuento mucho por la carga de trabajo que tengo normalmente. Camino hasta las barandas de madera, me recargo y me pongo a observar la ciudad. Es imponente. Siempre me relaja ver mi alrededor, en especial a gran altura. Claro, quitando un poco el hecho de que me da vértigo. Para alguien tan pequeño como yo se siente más la distancia, creo.

Miro mi celular atentamente, como si de este fuera a emerger la respuesta exacta que me permitiera pasar tiempo con mi familia y a la vez ser un buen prometido. Joder, iba a ser una cena preciosa. Jungkook, mi familia y yo. ¿Qué, lo dejaría ahí botado? Ya me había dicho que le daba bastante escalofrío estar con mi padre, debía estar a su lado para salvar a mi dulce caballero en peligro. Aunque sé que Jinhye tiene razón. Al casarme con Jungkook no lo haría sólo con él, si no con su estilo y ritmo de vida. Eso ya lo sabía.

Suspiro pesadamente sintiéndome frustrado. ¿Por qué me afectaba tanto una mísera cena?

—¿Qué acaso hay un hombre más guapo que tu prometido en el otro edificio y por eso estás tan distraído?

La voz a mi lado, sacándome de mis pensamientos me hace brincar del susto, y como no, el dueño de la misma se ríe de mi.

—¡Deja de hacer eso, Jeon Jungkook! ¡¿Te quieres quedar viudo antes de casarte?!— grito sabiendo que lo que dije no tuvo sentido y que llamé la atención de varias personas, pero por primera vez  no me interesa.

—Wow, a alguien lo mordió el duende del malhumor.—dice intentando hacerse el gracioso, sí sí ja ja ja— Además, sigue siendo o Jungkookie o mi amor, apréndetelo por favor.

Sólo un hijo || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora