→ GANADORA DE LA ONE PIECE WEEK 2020 ←
❝Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria la mar.
A la voz de ¡barco viene!
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el r...
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𝒯𝒶𝒷ú
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Zoro hunde sus dedos hoscos y llenos de durezas entre los mechones de pelo de atardecer, y se enreda con las ondas desordenadas que causan envidia al mar. Le barre los labios de falso melocotón con la lengua y le muerde el alma. Hace tiempo que Nami ha perdido el rastro de sus propias manos escabullidas entre la tela y el contacto con más realidad que aquella presión sobre su cuerpo, caliente, apabullante.
No se gustan, no se quieren. Pero ahí están. Con los cuerpos encajados, las mentes adormecidas y los corazones lejos de ahí porque duele. Duele porque a esas alturas ya no saben que fue antes, si el secreto o la traición, y es que tienen un acuerdo silencioso: nada de sentimentalismos. Se atraen como los polos opuestos de un imán invisible, se enredan en cuerpo y en alma y luego nada. Vuelta a comenzar.
No se gustan, no se quieren, porque no pueden hacerlo.
Porque viven en minutos que les presta la noche cuando todos duermen y a ellos les arde demasiado todo el cuerpo para continuar tendidos en sábanas vacías. Porque pesan sobre sus hombros las palabras de su capitán —su confianza, su lealtad, sus sueños— y no pueden olvidarlo y centrarse en una relación llena de hipótesis que puede durar una eternidad o un pestañeo porque así son ellos: volubles y caprichosos. No están hechos para el romance e intentarlo podría llevarse a muchos por delante en una aventura egoísta.
El amor es un tabú para ellos pero el placer se les junta y revuelve porque pueden engañar al corazón pero no luchar contra las sensaciones, y cuando se rehuyen por el día se buscan por las noches con el desespero de un náufrago a la deriva. Por eso ella suspira contra sus labios "Ésta es la última vez" y él responde, siempre con la verdad por delante porque es tan horriblemente honesto, "Eso dijimos la vez pasada".
Porque son así, ardientes y arrasadores y se desean, se anhelan pero no se aman. Aunque les duela el corazón y se les achiquen las costillas. No se aman. El amor no está permitido para ellos, entre ellos. No aún, pero tampoco nunca. No son buenos el uno para el otro y juntos solo serían peores, una tormenta, un maremoto, un huracán. Un secreto, una prohibición, un tabú.
Están llenos de últimas veces que siempre se repiten y de deseos reprimidos que acaban explotando. De juventud, de adrenalina, de aventuras, de deseo. Pero no de amor porque no pueden permitírselo. Para ellos solo existe la tensión y el desenfreno. Tirar de la cuerda hasta que el otro ceda y se proclame un vencedor temporal hasta la próxima jugada.
Se ganan terreno a besos y caricias, a mordiscos y arañazos, en un a ver quien puede más que los consume y asfixia pero engancha. Y se preguntan, en silencio porque darle voz es demasiado para ellos, que si el otro también siente ese agujero negro que les absorbe las entrañas y les desconfigura los intestinos cuando están juntos y revueltos. Porque la mente es débil y siempre se desea con fuerza aquello que no se puede tener porque el humano es avaricioso y egoísta y siempre envidioso ante todo. No se quieren juntos pero no se soportan separados y ni contigo ni sin ti.
Porque han encerrado las mariposas pero se les escapan las abejas y sienten los aguijones desde dentro cuando ven el sol despuntar en el horizonte y se separan con el esfuerzo con el que lo hacen montañas y llanuras. "No más" se dicen. "Ésta noche" piensan. Y seguirá siendo un error y un secreto a voces entre ellos pero así se han dado las cosas y ya no pueden parar, ya no. Ahora ya es demasiado grande para que pueda detenerse.
Porque así como la manzana del Edén, eso que hay entre ellos es peligroso, es prohibido, es tabú.