(No) Eres tú ~ III

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< Continuación de la parte anterior ♡ >

- Estoy cansada. - pensó mientras daba un bostezo.

Tras la discusión con Itachi, Rei no quiso volver a la guarida, prefirió salir y caminar un rato por los alrededores. Tenía mucho en qué pensar.

- Deidara no es malo. - continuaba repitiéndose a si misma mientras caminaba en dirección a una pequeña roca para sentarse a descansar un rato. - ¿Cuanto falta para que llegues? - pensó mirando al cielo e imaginándolo llegar volando en una de sus grandes aves de arcilla. - Te necesito. - suspira. - Necesito que me digas que todo estará bien, que Itachi se equivoca y no sabe como eres realmente.

Rei se quedó sentada, mirando al cielo durante unos largos minutos, pensando en la complicada posición en la que estaba. Itachi definitivamente era un obstáculo difícil de superar, pero olvidar lo que sentía por Deidara sería imposible, no estaba dispuesta a hacerlo.

- Hice un lío en tu estudio para intentar descubrir quién es la chica a la que amas, porque aún guardaba un poco de esperanza de que esa chica fuera yo... pero ya no sé si tiene sentido que lo sea. Itachi no permitirá que estemos juntos, y preferiría ser yo la que termine con el corazón roto al verte con alguien más, a que seas tú quien sufra por amar a alguien que no podrás tener. - suspira nuevamente, con la garganta adolorida por aguantar las ganas de llorar. - Me gustaría ser mejor para ti.

Rei pasa toda la tarde sentada en esa pequeña roca, pensando en qué hacer y en cómo salir de ese aprieto sin dañar a las personas que amaba. No quería empeorar las cosas con Itachi, pero ¿realmente valía la pena sacrificar algo tan importante como lo que tenía con Deidara, sólo para satisfacerlo?
Las horas pasaron y el sol comenzó a ponerse. Rei se da cuenta de que pronto anochecería y ya debía regresar a la guarida. Además, recuerda el desastre que hizo en el estudio de Deidara hace unas horas y ríe.

- Me sentiré como una tonta cuando deba decirte que no logré encontrar nada. - se dijo a sí misma. - Debería ir a ordenar antes de que llegues y me regañes. No importa cuando te ame, sigues siendo un fastidio cuando das tus cátedras de por qué tu estudio es un lugar sagrado.

La chica se pone de pie, sacude su ropa un poco y comienza a caminar en dirección a la guarida. Apenas llega, entra rápidamente para evitar a toda costa encontrarse con Itachi. Como acostumbraba a hacer después de discutir con él, lo evitaba por completo durante unos días, para que todo se calmara y no terminaran peleando otra vez.
Camina rápidamente y se dirige al estudio de Deidara. Este lugar quedaba lejos de todo dentro de la guarida, así que una vez que pasó las habitaciones del resto de los miembros, pudo continuar caminando tranquila.
Saca su llave del cuello y abre la puerta. Ya estaba oscuro, así que encendió la luz para poder ver mejor. Da un largo suspiro y comienza a ordenar su desastre, siguiendo el mismo orden en que partió buscando en la mañana. El proceso fue largo y tedioso, fue muy cuidadosa de no dañar nada porque Deidara lo notaría de inmediato y se pondría furioso.
Una vez que terminó de ordenar, volvió nuevamente a la mesa donde Deidara se sentaba a trabajar y se sentó justo donde él lo haría.

- Te extraño. - pensó mientras miraba el espacio ya ordenado. - Ya quiero que regreses y me digas tú mismo quién es la... - se detiene al ver algo extraño asomado bajo la mesa.

Rei levanta su pierna y ve lo que parecía ser una pequeña escotilla oculta en el piso. Extrañada y llena de curiosidad, termina de mover la mesa para poder verla con claridad.

- Te tengo. - dijo mientras su pulso se aceleraba al darse cuenta de que eso era lo que tanto buscaba, ese era el escondite que contenía todas las respuestas que buscaba.

Emocionada, intentó abrirla y de inmediato se dio cuenta de que estaba cerrada con llave. Nuevamente se desanimó, en toda su búsqueda de la mañana no vio ni una sola llave, además de la que él le había dado. Fue en ese momento que se dio cuenta, quizás podría funcionar. Rei vuelve a quitar la pequeña llave de su cuello y llena de nervios, la introduce en la cerradura. Con los ojos apretados por temor a romperla, la gira. Un pequeño chasquido la hace abrir los ojos de golpe. Funcionó, estaba abierta, esa era la llave correcta.
Con el corazón en la garganta, Rei abre lentamente la escotilla, no tenía idea de qué contenía pero estaba aterrada. El escondite era estrecho, pero profundo, así que no podía ver con claridad qué había ahí adentro, sólo podía distinguir una carpeta blanca que resaltaba en la oscuridad. Temerosa, la toma y la pone sobre la mesa, estaba impecable, y llena de hojas de papel, moría por saber que contenía.
Abre la carpeta y lo primero que ve es una hoja en blanco, que en una esquina decía "Rei". Un escalofríos recorrió su cuerpo en cosa de segundos, su piel se erizó y podía sentir su corazón latiendo en sus oídos.

deidara › uchiha reiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora