Orgullo

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« Antes de comenzar con este capítulo, quería agradecer a tod-s por sus votos y comentarios
Me motivan a seguir escribiendo más de esta historia. Recuerden que siempre acepto sugerencias de escenarios y problemáticas para desarrollar los personajes. ¡Disfruten! »
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Desde que Itachi decidió que Rei ya no formaría parte de su vida, las cosas se hicieron mucho más sencillas en su relación con Deidara. Podían estar juntos todo el tiempo que quisieran, podían tomarse de las manos sin temor a que Itachi los viera y sobre todo, podían salir sin tener que pedir permiso a nadie.
Para Deidara esto era un sueño, poder estar con Rei sin límites y especialmente, sin la mirada de rechazo que recibía cada vez que se cruzaba con Itachi. Estaba feliz, Rei al fin era libre de él.
Sin embargo, para ella las cosas no fueron tan sencillas. Estaba triste, el desprecio de Itachi la hería más de lo que le gustaría admitir. Sin importar la cantidad de peleas que tenían, ni cuanto se opusiera a su relación con Deidara, para ella, Itachi era su familia y lo amaba como a un hermano. No podía evitar sentirse culpable por lo ocurrido, pero tampoco estaba dispuesta a dejar ir a Deidara para complacerlo. Era complicado, y por mucho que su nuevo novio la llenara de felicidad, no podía evitar sentirse triste y llena de culpa.

- ¿Rei? - preguntó Deidara al verla mirando hacia la nada, pero Rei no reaccionó. - ¡Rei! - insiste.

- ¿Huh? - lo mira confundida.

- ¿Estás bien? - pregunta preocupado. - Hemos estado aquí durante toda la tarde y apenas has dicho dos palabras.

- Lo siento, Dei.

- No te disculpes, ¿está todo bien? - vuelve a preguntar. - Si quieres podemos ir a otro lado.

- Estoy bien. - le sonríe y se acomoda en los cojines del rincón que Deidara le construyó. - Sólo estoy algo cansada, no dormí bien.

- Es la tercera vez en la semana que dices eso... - la mira algo preocupado. - ¿Ocurre algo?

Deidara era muy observador, lo que hacía que para Rei fuera sumamente difícil mentirle u ocultarle algo, el siempre se daba cuenta cuando algo le pasaba.

- No es nada, Dei, sólo no he dormido bien, eso es todo. - miente.

- Sabes que puedes decirme lo que sea, ¿verdad?

- Lo sé.

- Incluso si quieres hablar de Itachi... también puedes hacerlo.

- No quiero hablar de Itachi. - responde un tanto más seria.

- Bueno... como digas. ¿Quieres que hagamos otra cosa?

- No. - responde cortante y levantándose de su lugar. - Vuelve a trabajar, iré a dar una vuelta, quizás entrene un poco para cansarme y dormir mejor. - dice caminando hacia la puerta.

- ¿Quieres que te acompañe? - pregunta preocupado.

- No, sigue trabajando. Volveré en unas horas.

Rei salió rápidamente sin siquiera dirigirle la mirada. Deidara la siguió con la suya porque esperaba que al menos le diera un beso de despedida como él lo hacía cuando se marchaba. Él sabía que Rei no era tan afectuosa como él, era más fría, y lo aceptaba, pero los últimos días estaba más bien distante, y la paranoia no tardó en hacerse presente en la cabeza del muchacho. Pensaba que quizás Rei se había aburrido de la relación, o que quizás él la asfixiaba. No entendía qué ocurría con ella y le aterraba pensar que quizás hizo algo mal, y Rei ya no quería estar con él. Intentó continuar con su trabajo sin pensar mucho en ello, pero pasaron un par de horas y no logró avanzar nada, no podía sacudirse esa amarga sensación.
Luego de un par de minutos pensando en qué hacer decidió ir por su novia, quería preguntarle directamente si la razón de su extraño comportamiento era él o algo más, porque en caso de haber hecho algo mal quería saberlo para poder corregirlo, sólo quería que Rei estuviese feliz y satisfecha, temía mucho alejarla.
Caminó unos metros alejándose de la guarida hacia donde Rei acostumbraba a entrenar, pero no estaba ahí. Continuó buscando por los alrededores durante un rato, hasta que a la distancia vio una figura apoyada en un árbol, era ella. Rei estaba sentada en el pasto con la espalda en un tronco y abrazando sus rodillas, se veía preocupada. Mientras se acercaba sigilosamente pudo notar una lágrima cayendo por la mejilla de su novia, lo que le hizo sentir un nudo en el estómago. Rei aún no se percataba de su presencia, estaba demasiado metida en sus pensamientos.

deidara › uchiha reiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora