Necesitamos sanar

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Deidara estuvo hablando por horas, le relató con detalle a Rei  todo lo que había ocurrido desde la noche en la que reconocieron. No dejó ni un solo detalle fuera, le habló de como su relación con Miu era amistosa y que a pesar de que sabía que a ella le había comenzado a gustar, el nunca pensó en serle infiel. Con mucha vergüenza admitió como Miu llenaba todos los vacíos que sentía que Rei había dejado al distanciarse, y lo mal que estuvo intentar reemplazarla y dejarla de lado... pero no se dio cuenta hasta que ya fue demasiado tarde.
Rei no sabía muy bien como sentirse al respecto, en el fondo siempre supo que Deidara la estaba reemplazando con su nueva amiga, pero oírlo admitir sus intenciones abiertamente era tan... triste. A pesar de que estaba intentando hacer lo correcto y quería ser honesto, Rei no podía evitar sentir que ella y su complicada vida eran el problema. Creía que ya no se podía poner peor, pero cuando Deidara llegó a explicar el tema de los dibujos...

- Me recordó a ti... a como me sentí cuando pasábamos días completos juntos, explorando y conversando. Ese tiempo cuando aún no éramos novios, pero yo ya sabía que te amaba.

Rei lo mira con los ojos llorosos y traga saliva.

- ¿La amabas? - pregunta nerviosa.

- No. Lo único que sentía era amor por ti, frustración por no poder tenerte a mi lado y... comodidad, por la mentira que estuve viviendo mientras usaba a Miu para... me apena admitirlo.

- No tienes que decirlo, entiendo. - seca sus ojos.

Rei sabía que no la había engañado, pero la base de su relación siempre fue la amistad inquebrantable que tuvieron desde niños... haber sido reemplazada en ese sentido fue tan doloroso como haber sido dejada de lado como novia. Nunca fueron más cercanos como cuando eran amigos y aún se gustaban en secreto, fue la etapa que más disfrutaron. Las cosas en Akatsuki aún no eran tan serias, Itachi seguía en su vida... y ni siquiera los experimentos dolían tanto. Rei estaba cada vez más convencida de que quizás debieron quedarse así.
Siguió escuchando, cuando llegó a la parte en que Hidan mató a Miu su estómago se revolvió por la culpa, aunque Deidara insistió en que el único culpable era él. Le habló de las siguientes cuarenta y ocho horas que pasó intentando arreglar lo imposible, y como fue ahí cuando sintió que sólo podía pensar en ella y en contarle todo.

- Y cuando llegué a tu habitación, el enojo se apoderó de mi y perdí el control de mis palabras. - dijo finalizando su relato. - No debí ir a verte en un momento así, tenía tanto enojo conmigo mismo que lo proyecté en ti y terminé explotando contigo. Daría lo que fuera por eliminar ese momento de tu memoria, porque sé que todo lo que dije fue imperdonable...

Rei tomó su mano y la acarició, estaba temblando. Se quedaron en silencio unos minutos procesando toda la información. Ambos sabían que el daño era irremediable en ese momento, pero se amaban, nunca dejaron de amarse, así que seguían aferrándose a la posibilidad de dejar todo atrás y darse una nueva oportunidad, pero todo dependía de una sola respuesta...

- ¿Por qué quieres seguir estando conmigo? - preguntó Rei mirándolo a los ojos.

Deidara la miró de vuelta. Un mar de ideas llenó su cabeza pero ni una frase concreta pudo salir de el. No lo sabía, no estaba seguro. Amaba a Rei, amaba como Rei lo hacía sentir. Sabía que esa no era la respuesta que ella buscaba, pero no era capaz de pensar en una respuesta lo suficientemente buena y que pudiera arreglar las cosas. ¿Por qué quería estar con ella?

- Porque te amo. - respondió mirándola a los ojos.

- No es suficiente. - susurró decepcionada. - ¿Por qué me amas? ¿Por qué quieres seguir en una relación que no te hace feliz? - comenzó a llorar.

- Porque... Rei, no hagas esto. ¿Por qué estás haciendo esto? - comenzaba a desesperarse.

- Porque si no puedes darme una razón para seguir entonces no tiene sentido hacerlo...

- Te lo dije todo, me disculpé mil veces y te estoy intentando convencer de que todo fue mi culpa, que te amo y que no quiero perderte. ¿No es eso suficiente? - preguntaba con lágrimas en los ojos.

- Sólo dame una... una razón para olvidar todo lo que pasó y seguir juntos.

- ¡Te necesito! ¡Eres todo lo que tengo! - exclamó desesperado mientras lágrimas caían por sus mejillas.

Rei sacudió la cabeza y cerró los ojos, más lágrimas continuaron cayendo por sus mejillas. Deidara no era capaz de decirle por qué quería seguir con ella y eso sólo la hacía pensar en ya no había nada más que un doloroso amor que los unía, y no era suficiente.
Rei necesitaba oírlo, necesitaba que Deidara le dijera por qué la amaba, era una pregunta sumamente importante para ella porque sólo así podría dejar atrás todo lo que pasó. Cuando Deidara le dijo te amo por primera vez, lo acompañó de un sin fin de motivos y detalles de cómo se había enamorado de ella, de lo mucho que Rei significaba para él... le creía cuando le decía que la amaba, y eso era precisamente lo que quería hacer, creerle. Si Deidara ya no era capaz de decírselo, era simplemente porque no había nada que decir. Ambos cambiaron, ambos tomaron diferentes caminos, y en él Rei perdió muchas cosas mientras Deidara ganaba cada día más. Por mucho que lo amara y le lastimara dejarlo ir, Deidara la humilló y dejó una herida tan profunda en su corazón que no dejaría de doler tan fácilmente. Sabía que quería remediarlo, sabía muy bien que estaba arrepentido de haberlo dicho, pero nada podía convencerla de que lo que dijo no fue cierto o que sólo fue un acto de impulsividad.
Rei se puso de pie y caminó hacia la puerta de su habitación para abrirla. Volteó a mirarlo y con los ojos llenos de tristeza se quedó de pie allí.

- Te amo, Deidara. - susurró Rei sin dejar de llorar. -Pero ya no quiero que sigamos causándonos más dolor.

Deidara la miró de vuelta y en ese instante supo que había arruinado por completo su oportunidad de recuperarla por no saber responder una simple pregunta. Se puso de pie y secó sus lágrimas, caminó hacia ella y sin pensarlo dos veces le tomó el rostro con ambas manos y dejó un beso en su frente.

- Lo siento tanto, Rei. - susurró. - Te amo y nunca... nunca dejaré de amarte. Lamento no haber podido salvarnos... - finalizó con la voz quebrándose en un doloroso llanto.

Salió de la habitación y se quedó de pie viéndola cerrar la puerta lentamente. No hubo gritos ni altercados esta vez. Deidara simplemente asumió que el daño era irreparable, lastimó profundamente a la persona que más amaba en el mundo y fue tan lejos que nada podía arreglarlo.
Una sensación de vacío y culpa llenaron su pecho, su corazón se rompía al pensar en que nunca volvería a estar en sus brazos, nunca más sentiría sus delicados besos al despertar, ya no habría nadie esperándolo al regresar... la perdió, y no había nadie a quien culpar más que a si mismo.

deidara › uchiha reiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora