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kiss me on the mouth,
and sent me free,
but please

don't bite.

-Bite, Troye Sivan.


Cada vez que Jeno y JaeMin se besaban, Jeno sentía que tocaba el cielo con sus manos. Era un sentimiento de éxtasis recorriendo cada vena, cada músculo y cada partícula de su cuerpo, apoderándose de su sanidad y sus acciones.

Cada vez que Jeno y JaeMin se besaban, Jeno era capaz de saborear aquel sabor amargo de café intenso, característico del café favorito de Na, mezclarse con algún dulce. A veces, era sabor a menta; otras a chocolate. Daba igual con qué danzara, porque para Jeno siempre era igual de perfecto.

Cada vez que Jeno y JaeMin se besaban, Jeno enredaría sus brazos en la pequeña cintura de JaeMin, procurando pegar sus cuerpos de manera tal que no hubiese pizca de distancia entre ambas masas, queriendo de manera desesperada sentir sus pechos chocar a través de las finas capas de ropas que se interponían en el medio. 

Cada vez que Jeno y JaeMin se besaba, Jeno se encontraba aún más adicto que antes a aquellos cerezos, que con tal pecado le traían poco a poco a una mezcla extraña entre el cielo y el infierno, dónde danzarían con la promesa de no caer a un precipicio, pero jugando lo suficientemente cerca del borde. Adrenalina recorriendo de manera rápida sus cuerpos, comenzando en la unión de sus labios y terminando en la punta de sus dedos, que utilizaban para coaccionar el uno contra el otro.

ㅡ Jeno...

El enemigo principal de Jeno cada vez que él podía besar a JaeMin, era el oxígeno, que pronto desaparecía y le obligaba a separarse de él. El segundo, era el tiempo.

Eran escasas las horas en las que la novia de JaeMin no estaba encima de su cuello y ellos podían escabullirse de clases y encerrarse en los baños, o huir a sus casas y dedicar besos prohibidos con ansias y desesperación.

ㅡ ¿Ya tienes que irte?

Los labios de Jeno se arrastraban a lo largo de la extensión de su lechosa piel, dejando marcas silenciosas y vedadas, en lugares que sabía perfectamente el cuello de su camisa lograría cubrir hasta que llegará a su casa. Jeno adoraba marcar el cuerpo de JaeMin a como diese lugar; pequeños recuerdos de su verdadero y letal amor, de aquel que nadie podía saber y de todas formas, que tantas ganas tenían de gritar sobre.

ㅡ No es... No es eso.

La voz de JaeMin pareció decaer varios tonos, tomando con delicadeza los hombros de Jeno y apartando su cuerpo con levedad. Claro, el espacio entre ambos no era mucho por obvias razones; los baños individuales del colegio eran extremadamente pequeños, de milagro entraba un alumno en cada uno... Definitivamente no estaban pensados para que entrasen dos.

ㅡ Jeno, mi padre quiere que nos mudemos otra vez.

Ambos sabían que eventualmente aquello pasaría. JaeMin estaba por siempre encadenado a vivir con su padre, quien siempre parecía olvidar la plena libertad de la cual contaba su hijo, negando su natural derecho de poder elegir con quién vivir y evitando que volviese a los brazos de su madre. JaeMin lo había dejado en claro el primer día que aquella aventura había comenzado; eventualmente Na tendría que irse, y no sería por decisión propia. Bien que por un lado tendría que cortar con su novia y dejaría de ser un peso muerto en su espalda, teniendo que buscar pretextos para convencer a su padre de su presunta heterosexualidad. Pero, por otro lado desgarrador, eso incluía dejar a Jeno detrás por igual, y era algo que JaeMin realmente no quería hacer.

ㅡ ¿Cuándo? ¿A dónde?

Jeno ladeó la cabeza con ligereza, dejando suaves caricias sobre la suave piel de la cintura del menor, habiendo sacado su camisa de su pantalón hacía varios minutos ya. JaeMin dejó su frente caer sobre el pecho del mayor, deseando estar en su casa, en su cama, escondidos del mundo en los brazos el otro. Sí, eso mismo quería en ese momento, estaba seguro de ello.

30 days challenge.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora