Lena Higgins (24)

2.8K 352 128
                                    

Cinco en punto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cinco en punto.

Abro la tienda, barro, hago el aseo, limpio las mesas, le saco un poco más de brillo a los escaparates.

Cinco y cuarenta.

No hay nadie aún. El sol ni siquiera ha salido. Así que me cambio la ropa que he traído por el uniforme de la tienda sin siquiera agacharme detrás del mostrador. ¿Quién me va a ver a esta hora? ¿Las mariposas? Dudo incluso que ellas hayan despertado.

Cinco cincuenta y tres.

Hoy quiero batir mi récord. Ayer el tiempo máximo que tardé en atender a un cliente fue veinte segundos. Veamos qué pueden hacer estas manos hoy.

Seis y diez.

Harry llega.

—Hola, cariño —me dice.

—Hola —respondo.

Pongo los ojos en blanco y suspiro pesadamente. Otro día más soportando a este tipo. Siento que los días que he pasado trabajando con él los he escrito en las paredes de mi conciencia como prisionero de guerra que pinta una raya por día.

En realidad, no es que yo sea así con todo el mundo. No sería tan grosera con él si no se lo mereciera.

Llegué aquí casi dos meses atrás a las seis y cuarenta (tengo un don especial para recordar a la perfección todo tipo de detalles irrelevantes y la hora en ciertos momentos es uno de ellos) junto con una manada de chicos y chicas de instituto en busca de un empleo de verano. Me di cuenta al instante de que era la mayor del grupo. Nadie superaba los veinte o veintiún años.

Gracias al hecho de que llegué veinte minutos antes que cualquiera, me dejaron elegir primero mi puesto.

Tuve una variedad de puestos disponibles para escoger. Rechacé de inmediato todo aquel que tuviera que ver con la vida animal, puesto que los animales no me agradan. Tampoco me atraen demasiado las parejas melosas, así que descarté el puesto de fotografías. Ya que había muy poco que hacer además de limpiar vómito infantil del baño, elegí atender en la tienda. Había dos vacantes disponibles para ese puesto, así que iba a tener un compañero.

El proceso de selección de puestos transcurrió a lo largo de un rato más, al cabo del cual conocí al que sería mi compañero de trabajo por el resto del verano. Un chiquillo agrandado llamado Harry Wheler.

Harry Wheler tiene diecisiete años y muy poca conciencia de su edad.

Ya eran las diez y media cuando tuvimos que presentarnos para comenzar.

—Soy Lena —le dije.

Tenía una carita de adolescente tímido y correcto, eso me inspiraba una cálida simpatía.

O eso hasta que Harry me miró con avidez de pues a cabeza y así como así toda la simparía se desvaneció.

—Harry —respondió—. Harry Wheler —guiño.

Cuatro de agosto © [MEMORIAS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora