Si esta mañana alguien me hubiera dicho que terminaría refugiado en la tienda del zoológico junto con algunos de mis compañeros y una maestra con su grupo de niños, escondiéndonos de un pistolero enloquecido que busca algo que desconocemos y no le importa arrancar vida tras vida para conseguirlo, con seguridad me hubiera reído mucho y hubiera pensado que me estaba citando la historia de alguna película de suspenso o de algún videojuego.
Lauren vuelve a pedirme que no vaya. Yo vuelvo a ignorarla. Siento que si la miro una vez más mi corazón terminará de romperse.
No entiendo cómo las cosas han podido cambiar de forma tan drástica en el corto lapso de unas horas. Esta mañana yo salía de mi casa habiéndome levantado con el pie derecho, camino a convertirme en un hombre comprometido, y próximamente en el esposo de la chica más increíble de todo el universo.
Y ahora estoy aquí. Sudoroso, aterrorizado, teniendo que fingir fortaleza para proteger a mis amigos, tomado de la pequeña mano de una hermosísima niña asiática que tampoco tiene la culpa de nada y que lo único que quiere en este momento es ir al baño.
—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —me pregunta Tyler con seriedad.
Ya comprendo por qué todo el mundo me está preguntando si estoy seguro. Todos me ven así, después de todo: como el tipo que tiene la vida perfecta. El tipo que tiene unos padres orgullosos, una carrera muy buena en la universidad, una novia hermosa que, de hecho, está aquí presente.
No me preguntan en realidad si quiero hacer esto. Lo que me están preguntando es si estoy dispuesto a correr el riesgo de perderlo todo.
—Sí —respondo a Tyler.
Todos los chicos nos rodean con aire solemne, como si estuvieran despidiéndose de nosotros, viéndonos partir a un viaje sin retorno.
Eso no es muy alentador. Ni es de mucha ayuda tampoco.
—Ten mucho cuidado, cielo —suplica Grace a Lian. La pequeña le dedica una sonrisa consoladora que me hace preguntarme quién está protegiendo a quién
Tyler, Lian y yo nos acercamos a la puerta. Miro atrás por última vez, al rostro contrariado e incrédulo de Lauren. Luego veo hacia adelante y Tyler abre la puerta para que los tres podamos salir.
A primera vista la luz me lastima los ojos, y a mis compañeros también, ya que hacen el mismo gesto de cubrirse la vista con la palma de la mano. Acto seguido, Tyler me susurra el plan una vez más.
—Vamos juntos hasta la casa de los reptiles y ahí nos separamos. Voy al aviario y tú al baño de hombres, que es el que está más cerca. Si podemos nos encontramos. Si no, nos vemos aquí en un rato.
Asiento con la cabeza. Caminamos en silencio, cuidando incluso que nuestros pies no hagan sonido alguno al chocar contra el suelo en cada uno de nuestros pasos.
ESTÁS LEYENDO
Cuatro de agosto © [MEMORIAS #1]
Horror[GANADORA DE LOS WATTYS 2021] El zoológico de Saint James, en Nueva York, abre sus puertas a todos los jóvenes que deseen tener un empleo de verano. Muchos acuden a la oferta, chicas y chicos distintos entre sí, con sus propias historias, conflicto...