Una vez que llegamos a la casa de Kirito nos bajamos de la moto, me puse un poco nerviosa porque nunca e tratado con la familia de Kirito, excepto con Suguha, mientras estaba sumida en mis pensamientos noté como me agarraban por la cintura y una cálida voz se acercó a mi oído susurrándome.
- "Relájate y no te preocupes, no te van a comer, a no ser que sea sea yo" Dijo Kirito con una sonrisa pícara guiñándome un ojo haciéndome sonrojar más que un tomate.
- "¡Kirito, no me digas esas cosas pervertidas!" Dije poniéndome más nerviosa de lo que ya estaba.
Kirito me agarró de la mano mientras sacaba la llave de su casa, tomé aire profundamente para poder relajarme un poco. Una vez entramos al recibidor Kirito anunció de nuestra llegada, en ese momento apareció Suguha bajando las escaleras, nos echó una mano con las cosas de la acampada porque nos vió un poco cargados, mientras guardamos las cosas nos contó que estaba sola en casa, que su madre había salido a hacer unas compras pero no tardaría.
- "Bueno hermanito, yo me tengo que ir, tengo clases de Kendo, mamá no tardará en venir así que estaran un rato solos, nos vemos luego. Me alegra haberte visto Asuna". Dijo Suguha dedicándome una sonrisa.
- "A mi también me ha alegrado verte Suguha". Le devolví la sonrisa.
- "Por favor, llámame Sugu, hay confianza entre nosotras, además para mí eres ya parte de la familia". Dijo Sugu mientras salía por la puerta.
- "Ven, voy a enseñarte mi casa". Dijo Kirito agarrándome de la mano, recorrimos la planta de abajo donde estaba un par de habitaciones de invitados uno de ellos con baño privado, un pequeño aseo, la cocina y un amplio salón. Después Kirito me hizo subir las escaleras llevándome a la planta de arriba donde estaba el baño principal el cual era bastante grande, me indicó dónde estaba las habitaciones de sus padres y de Sugu, y por último su habitación, abrió la puerta y vi que tenia una decoración muy simple y todo en tonos oscuros, como se notaba que era la habitación del gran espadachín negro, vi que su escritorio contaba con su computadora y un juego de 3 pantallas, miré a la izquierda y ví una estantería con 3 repisas en la de arriba había unos pocos libros, en la de abajo había unos cuantos juegos y en la estantería de en medio se encontraba el Nervegear que tuvo preso a Kirito durante 2 años en Aincrad y que después volvió a utilizar para rescatarde en ALO de las manos de Sugou.
Me puse un poco pálida al recordar todo lo sucedido con Sugou pues aunque todo pasara en un mundo virtual yo me sentí en ese momento abusada ya que aunque no fuera de mi cuerpo real Sugou estaba tocándome sin mi consentimiento y rompiéndome la ropa dejando mis pechos al aire y todo eso delante de Kirito lo cual a mi me hizo sentir mal porque sabía qué aparte de sufrir yo veía como la persona que más amaba estaba viéndolo todo sin poder hacer nada.
Kirito se dió cuenta y me pregunto si me encontraba bien, a lo cual le respondo que sí que solo era el recuerdo del incidente sucedido en ALO. Entonces Kirito me abrazó y me pegó fuertemente en su pecho hundiendo su cabeza en mi cuello.
- "Asuna, estoy aquí contigo, no permitiré que te vuelva a pasar nada más mientras yo siga vivo. Yo te protegeré en cambio tu protégeme a mi ¿vale ?, ¿lo recuerdas?"
Me quedé paralizada al ver que Kirito tuvo las mismas palabras que le dije a él antes de la batalla contra el jefe del piso 75 de Aincrad, cuando él tuvo miedo de que algo me pudiera pasar.
- "Yo siempre te protegeré y no dejaré que nada malo te pase a tí tampoco mi amor". Me sonrojé al notar que dije eso en voz alta, miré a Kirito y vi que tenia la cara muy roja y con una expresión de sorpresa porque nunca le llamé por otros motivos cariñosos que no fuera por su nombre en el mundo virtual. Kirito me agarró de las mejillas y me dió un beso al cual yo correspondí, poco a poco ese beso se iba volviendo más apasionado haciendo que mi cuerpo elevara su temperatura, sin dejar de besarme Kirito me agarró del culo y me elevó haciendo que colocara mis piernas alrededor de su cintura para no caerme, poco a poco y entre beso y beso me iba conduciendo hacia su cama, donde nos dejamos caer. La cama era bastante cómoda y suficientemente grande para poder estar los dos tumbados.
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Eres Mío (Asuna y Kirito Lemon)
RomansUna historia contada desde el punto de vista de Asuna, con mucho contenido Lemon