BLOOD♤ [SanWoo]♤

Capítulo 3

El día transcurrió bastante tranquilo, luego de volver de una pequeña tienda, donde Wooyoung pudo adquirir bastantes prendas de ropa, se pasó la mañana siendo instruido por Irene en cuanto a todo lo relacionado al servicio en el café.

El encargado de la caja registradora era un joven muy lindo llamado Mino, al igual que él, era un omega. Las mesas eran atendidas por un chico humano llamado Yeosang y otro llamado Chen, pero este último había renunciado y ahora Wooyoung tenía su puesto.

Aquella cafetería tenía una particularidad, por lo general, sólo era visitada por sobrenaturales. Un 98% de su clientela se basaba en brujas, hechiceros, elementales, híbridos, lobos etc.

Wooyoung no tenía problema con ello, excepto por un detalle, apenas llevaba medio día trabajando allí y ya por lo menos, ocho alfas le habían coqueteado.

Imbéciles.

-¡Wooyoung! -le llamó Mino desde el mostrador- Lleva esto a la mesa cuatro por favor, es la de la esquina- habló el joven, en cuanto el pelimorado llegó.

Mino era un omega, muy hermoso, a diferencia de Wooyoung, era delgado y de una complexión física un poco más delicada, aunque un tanto atlético. Su cabello era de un rojo intenso y su piel tenía un ligero tono bronceado.

Desde el primer instante en que Irene los presentó, todo había fluido muy bien entre ambos. El pelimorado acató el pedido del chico y llevó la orden a la mesa correspondiente.

Volvía de camino con la bandeja, ahora vacía entre sus manos, el sonido de la campanilla, anunció nuevos clientes.

Wooyoung volteó, y no pudo evitar que la bandeja se le escapara de las manos y fuera a parar al piso.

Habían ingresado tres hombres, un rubio en compañía de dos pelinegros, pero uno de ellos en específico, había llamado la atención del omega.

Era el hombre que había visto en sueños.

Wooyoung tampoco pasó desapercibido para el susodicho, este puso su sorprendida mirada roja sobre él. Ambos se miraron extrañados, sin poder apartar la mirada.

El ambiente se había vuelto tenso y pesado, la tensión perfectamente palpable. Típico cuando los vampiros entraban a alguna habitación.

Wooyoung fue el primero en romper el contacto visual, visiblemente contrariado y con el ceño fruncido, iba a agacharse para recoger la bandeja, pero un par de pálidas manos fueron más rápidas.

Cuando levantó la vista se encontró nuevamente con un par de orves rojos.

-¿Quién eres? -preguntó el pelinegro, su tono de voz demasiado exigente para el gusto de Wooyoung.

¿Quién demonios se creía ese tipo?

-¿A ti que te importa? -respondió el pelimorado con brusquedad y le arrebató la bandeja al contrario.