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Beber café caliente debería de ser lo más normal del mundo, pero para JiMin le sabe diferente, no es el mismo café que toma, porque ese café es de todo menos de lo que debería ser, así que se podría tomar como la primera vez que siente el amargo liquido correr por su garganta. Sus manos frías sostienen la taza humeante, tiembla un poco por los nervios que le ocasionan los dos militares que lo miran con atención mientras beben de sus termos, no es normal encontrarse en esa situación, para nada, porque los militares jamás dan café gratis.

Cuando su mirada se eleva, se encuentra con los ojos curiosos del militar que disparó a la rata, es alto y de piel morena, lleva segundos sorbiendo del termo y fingiendo comodidad, el otro chico le sigue sonriendo tan abiertamente como en un principio.

El viento aúlla, haciendo que el frio se sienta con intensidad, al menos el chico alto y JiMin se encojen para darse calor, y aunque los escombros de lo que solía ser una casa los protege del viento, aún sienten que el frio les cala en los huesos. Llevan algunos minutos de esa forma, sentados con el líquido caliente y en silencio, no han dicho una palabra desde su encuentro y eso es incómodo, al menos para JiMin, que sigue pensando en YoonGi.

Limpia su mejilla por un cosquilleo, y es cuando recuerda que tiene una herida en ese lugar, se queja y nota que la ha abierto un poco y ahora sangre comienza a aparecer.

—Tengo algo para eso— Dice el militar que había aparecido detrás de él minutos antes. Saca de entre sus ropas un par de gazas que utiliza para limpiar la sangre, JiMin se aleja por reflejo, pero acepta el curioso acto de amabilidad. —¿Qué haces por aquí?

JiMin duda si decir la verdad o no, porque ellos no son YoonGi, ellos son militares y eso ya es bastante malo para su situación, así que estando pensando se pierde, sin saber que contestar o hacer busca respuestas que puedan ser medianamente creídas, aunque en su mente ronda la idea de decir la verdad y terminar con su pequeño revoltijo de ideas. Es tanto su silencio y los dos militares comienzan a sospechar de su comportamiento, sabe que si no responde ellos darán la respuesta más lógica y eso sería bastante malo.

—¿No estarás intentando salir del país?— Preguntó el alto, haciendo que su compañero le diera un codazo poco discreto, JiMin se tensó al no saber si eso era peor o no de lo que realmente hacía.

—Yo solo...— Titubea e intenta no mirarlos, porque a pesar de aparentar su joven edad ellos ciertamente se ven más fuertes y saludables, a él se le notan los huesos y sabe que eso es un punto en contra, así que lo que menos quiere es tener problemas con esos dos militares. —Encuentro cosas y las revendo.

—¿Le robas a los muertos?— Pregunta JungKook auténticamente sorprendido, esta vez el otro militar solo abre los ojos de par en par y sueltan un largo "ahh"

No es ilegal, de todos modos las personas dentro de esa área ya no necesitan sus cosas, pero va contra las reglas morales de la mayoría, aquellas que no están escritas pero todos deberían de saber y aunque JiMin no es el único que las rompe, si es uno de los más jóvenes. Porque el respeto a los muertos es algo de la gente común en ese país, de la gente que aún camina por las desgastadas ciudades. El alto militar se sienta con confianza, quizás porque se nota que JiMin no puede siquiera pensar en atacarlo o porque sabe que sería fácil evitarlo, el otro joven hace lo mismo arrebatando el termo para tomar un poco.
—Solo intento que no se hagan más— Murmura refiriéndose a los cadáveres, la gente de la ciudad le agradecía ello en cierta manera. El sonriente suelta un "Umm" al escucharlo.

—Un... ¿Cuál era el nombre? ¿Buitre?

—¿No les decían carroñeros?

JiMin los mira con cierto valor que se ha sacado por la confianza de ambos militares. Piensa que describirlo como alguno de esos adjetivos está errado, pero a pesar de que le hayan regalado café, a un militar no se le corrige.

Sucio »YoonMin« #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora